"¿QUÉ ES EL CHAMANISMO CONTEMPORÁNEO?"
Por Karina Malpica
Un número creciente de personas experimentamos hoy en día una nueva espiritualidad caracterizada por nuestro interés en el rescate de la sabiduría de las culturas ancestrales de todo el planeta.
Para muchos de nosotros este interés no es purista ni tradicionalista. Por el contrario, tiene un cariz ecléctico ya que respetamos y reconocemos los avances de la ciencia, los valores esenciales y comunes a todas las religiones de Oriente y de Occidente, así como las ideas centrales de la metafísica y de la corriente espiritual llamada “nueva era”.
Practicamos lo que podríamos llamar un “chamanismo contemporáneo” que conserva los aspectos esenciales del chamanismo tradicional fusionándolos con un nuevo conjunto de prácticas y creencias.
Chamanismo tradicional
Los practicantes del chamanismo tradicional consideran que todo cuanto existe está interconectado, creen que existen diversos espíritus en la naturaleza y que todo tiene vida, desde una piedra hasta las direcciones cardinales y los elementos de la materia. También creen en la necesidad de mantener una relación armónica con la naturaleza para mantener el bienestar del ser humano y de todos los otros seres animales, vegetales y minerales que habitan el planeta.
Sin embargo, lo que distingue a una persona que practica el chamanismo es su capacidad de entrar en estados ampliados de conciencia a fin de acceder a los mundos no visibles para el ojo humano. La capacidad de entrar en contacto con una “realidad alternativa”, distinta a la del mundo de la materia física en el que funcionamos cotidianamente, es lo que caracteriza tradicionalmente a cualquier practicante del chamanismo.
El chamán es capaz de penetrar en dicha realidad a voluntad y con pleno control de su experiencia. Y lo que ocurre durante su viaje, como consecuencia de su incursión o intervención, puede afectar a la “realidad ordinaria”.
Además, cuando el chamán actúa en su faceta de curandero, puede funcionar simultáneamente en ambas realidades, encontrando y eliminando la fuente o el objeto responsable de la enfermedad en la realidad alternativa para ayudar al paciente en la realidad ordinaria.
Al trasladarse a los mundos invisibles, el chamán, puede ponerse en contacto con espíritus de personas que ya fallecieron, con espíritus que nunca han habitado en la tierra, con los espíritus de animales y plantas, así como con otras "entidades" no físicas. Entre todos ellos tiene "aliados" o "ayudantes espirituales" que colaboran con él y lo protegen en ambas realidades. Le prestan ayuda en las curaciones, adivinaciones, búsqueda de almas perdidas, en la asistencia a los difuntos para facilitarles el camino al reino de los muertos y en varias otras actividades propias de un chamán.
En el chamanismo clásico, se distinguen al menos tres tipos de enfermedades: las naturales, causadas por accidentes en el mundo material; las internas causadas por la fragmentación del alma de una persona cuando sufre algún hecho traumático o a la pérdida de "fuerza" a causa -por ejemplo- del abandono de sus ayudantes espirituales de poder; y las sobrenaturales, ocasionadas por la influencia negativa de entidades propias de los mundos invisibles, algunas de las cuales son "enviadas" por otros seres humanos que desean inflingir algún tipo de daño a otra persona.
Chamanismo contemporáneo
Las personas que nos sentimos atraídas hacia la práctica del chamanismo contemporáneo solemos estar decepcionados con las religiones tradicionales, sin embargo cultivamos una búsqueda intensa de significado y trascendencia vital sin dejar de creer en la existencia de una conciencia o espíritu superior del cual todos formamos parte.
A través de las técnicas chamánicas tradicionales para alterar la conciencia (meditación, sonido de tambores, ingestión de plantas psicoactivas, sueños, etc.) buscamos encontrar en contacto directo con este estado unificado y trascendente, llamado el Gran Espíritu, y también con otros seres que habitan en los mundos invisibles, como los animales de poder y los "espíritus aliados", que en el chamanismo contemporáneo identificamos con las almas de nuestros antepasados, nuestros guías personales y otros maestros espirituales. Nuestra intención al establecer este contacto consiste en beneficiarnos de forma personal siguiendo sus consejos, además de solicitar su ayuda y colaboración en la sanación de los miembros de nuestra comunidad y del mundo en general.
En este sentido, el chamanismo contemporáneo difiere considerablemente del clásico, ya que el chamán tradicional funcionaba en el interior del territorio de una tribu o pequeña comunidad que compartía la misma cosmovisión y cuya mentalidad era homogénea, mientras que los practicantes del chamanismo contemporáneo funcionamos simultáneamente en varios grupos grandes, heterogéneos multiculturales y a menudo urbanos, teniendo una especial preocupación por la supervivencia de la tierra y del medio ambiente.
No solemos formar parte de organizaciones duraderas o claramente definidas. Más bien participamos de forma temporal y simultánea en las diversas actividades que se dan con motivo de talleres y reuniones informales, tanto de movimientos ecologistas y de protección a los animales como de grupos de meditación, sanación, desarrollo psíquico, canalización, cantos armónicos, etcétera.
Gracias a ello las ideas de un practicante del chamanismo contemporáneo son mucho más eclécticas que las de un chamán clásico y muchas de ellas son compartidas con otras corrientes espirituales. Por ejemplo, en la práctica contemporánea hemos adoptado las denominaciones propias del sistema hindú para referirnos a la energía y a los campos energéticos (chakras, nadis, kundalini, etc.), en detrimento de las denominaciones propias de las culturas chamánicas tradicionales. También hemos adoptado la creencia en la inmortalidad y reencarnación periódica del alma, creencia compartida por los místicos orientales, las doctrinas metafísicas y los grupos nueva era. Y hemos incorporado muchos conceptos y términos propios de la ciencia (frecuencias vibratorias, resonancia, campos energéticos…), de la medicina (virus, bacterias, enfermedad mental…) y de la psicología contemporáneas (traumas, complejos, etc.).
Aunque en ocasiones los practicantes del chamanismo contemporáneo utilizamos antiguas técnicas chamánicas para curar, tales como la recuperación del alma o la limpieza energética, nuestra interpretación de la enfermedad es más amplia. Creemos que la persona es directamente responsable de su enfermedad, no importa si se trata de un accidente, de una enfermedad psicológica o de una “posesión”.
Consideramos que las personas atraemos cualquiera de esas circunstancias a nuestro campo de experiencia por un motivo o propósito y por lo tanto tenemos el poder de sanarnos o al menos de recuperar nuestra armonía cuando aprendemos la lección derivada de la experiencia. En este sentido, la sanación no se orienta tanto al aspecto físico. Incluso cuando indirectamente se revierten los síntomas corporales, la sanación está enfocada al alma. Nuestro objetivo es que la persona pueda estar en armonía consigo misma y con el universo, especialmente cuando le corresponda enfrentar la muerte a causa de su enfermedad.
En muchos casos, el trabajo que podemos hacer los practicante del chamanismo contemporáneo para tratar los problemas del alma se considera un apoyo a las técnicas de la medicina occidental para tratar el cuerpo, lo cual no sucede con el chamanismo clásico, que sustituye la medicina o es el único recurso de la comunidad tribal.
Otra diferencia fundamental en relación al chamanismo clásico, son los tiempos de entrenamiento y práctica. Se considera que en el pausado estilo de vida de la antigüedad era posible invertir años de lento aprendizaje basado en la observación, en la imitación y en la empatía energética más que en la transmisión verbal. No obstante, en el contexto de la vida urbana, donde los tiempos son mucho más limitados, las formas de aprendizaje del practicante del chamanismo contemporáneo son distintas y mucho más aceleradas.
Además, teniendo en cuenta la creencia en la reencarnación y en la posibilidad de acceder al caudal de conocimientos de vidas pasadas en las que ya se practicó el chamanismo clásico, consideramos perfectamente válido ahorrar tiempo y recapitular lo que ya forma parte de nuestra esencia. Por eso accedemos a ese conocimiento a través de viajes chamánicos, de sueños, o simplemente siguiendo nuestra intuición y las instrucciones de nuestros guías en los planos sutiles.
Por esta misma razón, mientras el practicante del chamanismo es repetidor de rituales cuyo origen se pierde en la memoria, los practicantes del chamanismo contemporáneo somos más una especie de re-creadores de nuevas formas rituales basadas en las antiguas y fusionadas con elementos propios de otras culturas, para honrar a los ancestros y honrar al mismo tiempo las creencias y la creatividad de los propios participantes.
La evolución lógica del chamanismo
Desde mi punto de vista, el chamanismo contemporáneo rescata la sabiduría esencial de las culturas indígenas dispersas por todo el planeta, incorporando concepciones de diversas corrientes espirituales, a fin de actualizar esa sabiduría para poder aplicarla en los contextos urbanos multiculturales e interconectados del mundo actual.
En este sentido considero que es una evolución natural del contacto entre los mundos visibles e invisibles en los que nos movemos todos los practicantes del chamanismo clásico y contemporáneo. La única constante es el cambio, como nos recuerda la rueda lakota de las armonías y muchas otras ceremonias y prácticas rituales que se llevan a cabo en círculos de poder.
El chamanismo contemporáneo es una concepción actualizada de la vinculación energética entre el ser humano y su entorno natural, entre lo personal y lo social, entre el espíritu individual y el Gran Espíritu.
Características del chamanismo contemporáneo
- El desarrollo de sistemas de creencias muy individualizados, basados en experiencias muy eclécticas.
Un movimiento de "retorno a la tierra" considerándola como un ser vivo que merece amor, respeto y protección ecológica.
La búsqueda de estilos de vida “alternativos” enfocados al desarrollo sostenible y el consumo responsable.
Se considera que la sanación del espíritu y la armonía de la persona consigo misma y con "el universo" propician la salud integral.
La búsqueda del contacto directo con lo trascendente sin intermediarios religiosos.
La práctica de técnicas de entrada y salida de la realidad ordinaria conservando el control de la situación.
El recurrir a la ayuda de seres no físicos que habitan en la realidad ordinaria, que son llamados guías, maestros espirituales o seres de luz.
La creencia en la inmortalidad del alma y en la reencarnación, acortando los periodos de entrenamiento tradicional mediante las instrucciones de nuestros guías, el recuerdo de “vidas pasadas” o la atenta escucha de la intuición y los sueños que manifiestan nuestra propia sabiduría.
La incorporación de concepciones y técnicas de sanación que no son propias del chamanismo tradicional.
La idea de que cualquier otro camino que conduzca a la sabiduría (llámese trascendencia, ascensión o “iluminación”) es válido y respetable.
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