Helena Petrovna, de soltera Hahn von Rottenstern, nació el 31 de julio de 1831 en Yekaterinoslav (Ucrania), en casa de sus abuelos. Debido a que por aquel entonces el cólera hacía estragos en el país, la niña fue bautizada nada más nacer, y todos los presentes se asustaron cuando de pronto se inflamó la sotana del pope: un signo funesto para la vida posterior de Helena Petrovna. Desde pequeña hacía girar objetos en el aire, aparentemente con la fuerza del pensamiento, y fue exorcizada repetidamente por deseo de los padres, que creían que estaba posesa.
HUIDA A ORIENTE
Helena se casó obligada, a los dieciocho años de edad, con Nikofor Blavatsky, a quien aseguró durante la ceremonia nupcial que "jamás le honraría y jamás le obedecería".
Le rechazó la noche de bodas y poco después huyó a Constantinopla, su primera etapa antes de trasladarse a Egipto. Fumadora de hachís, dijo haber tenido en aquel país sus primeras experiencias místicas, en las que se sentía como una reencarnación de Isis. En sus numerosos viajes por todo el mundo conoció países como Canadá y Estados Unidos, Ceilán, la India e incluso el Tíbet, que en aquel entonces estaba prácticamente vedado a los extranjeros.
VIDA AVENTURERA
De vuelta a Rusia, se dejó mantener por su marido, pero tomó un amante y tuvo con él un hijo, de nombre Yuri, un niño deforme que murió a la edad de cinco años.
Tras este golpe del destino se enroló en las filas de Giuseppe Garibaldi (1807-1882), en la lucha de liberación y unificación de Italia, donde resultó herida y se trasladó entonces con su amante a Egipto. Durante la travesía el barco estalló, y de los 400 pasajeros sólo se salvaron 17; entre ellos, Helena.
GRAN SACERDOTISA
En El Cairo, Madame Blavatsky se convirtió en la cabeza visible de un círculo espiritista, y en presencia de ella se oían resonar golpeteos de todas las paredes de la habitación. Para sus adeptos, era una gran sacerdotisa oriental consciente de que las sangrientas guerras religiosas eran "la única razón del oscurecimiento de la verdad". Por ello, cada uno debía buscar su propio destino religioso al margen de los lazos tradicionales.
LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
Después de fundar, junto con su nuevo gran amor, el periodista neoyorquino Henry Steel Olcott, la Sociedad Teosófica, se dedicó a escribir libros. A su primera obra, titulada Isis desvelada, le siguió La doctrina secreta, donde describe la historia de la humanidad desde el punto de vista teosófico, cuyo contenido místico pretende haber tomado por vía espiritual del Libro de Dyzan.
Probablemente, este ominoso libro no lo ha leído nadie aparte de Helena Blavatsky, que cita algunos pasajes del mismo en La doctrina secreta. Se sospecha que su verdadera fuente fue un escrito sohárico (compendio de la filosofía cabalística) del siglo XVII, que puede atribuirse a la cábala judía.
MUERTE EN LONDRES
Aun antes de que apareciera La doctrina secreta, Madame Blavatsky fue acusada de manipulación en las sesiones espiritistas. Ofendida, se retiró a Nápoles, donde escribió numerosas cartas en defensa de su persona y su doctrina. Unos amigos la convencieron de que debía salir del aislamiento y de que se fuera a Londres. En esta ciudad murió Helena Petrovna en 1891, a los sesenta años de edad, a causa de una gripe.
CARTAS DEL TECHO
El periodista Henry Steel Olcott descubrió en Helena Petrovna a una médium interesante; la conoció en 1874 en una comunidad espiritista neoyorquina y contribuyó en gran medida a su popularidad. Así, la adornó con el título de condesa y creó junto con ella el Miracle Club, y poco después la Sociedad Teosófica, que se expandió posteriormente a otros países.
Cuentan que en las reuniones sociales ocurrían hechos sorprendentes: música en directo del éter, materializaciones de objetos y cartas misteriosas que caían del techo. El jurista Richard Hodgson -temible cazador de médiums fraudulentos- acusó a Madame Blavatsky de haber falsificado una parte de sus manifestaciones.
HERMANDAD UNIVERSAL
Tras el nombre de Sociedad Teosófica se esconden diferentes asociaciones esotéricas. En su obra Claves de la teosofía (1889), Madame Blavatsky establece tres tareas fundamentales: la formación de una hermandad universal y aconfesional de los humanos, el estudio de la cosmovisión oriental y el ocultismo. Según Blavatsky, todas las religiones son igualmente verdaderas y la teosofía es una "sinopsis de todas ellas". De este modo, en la teosofía confluyeron tradiciones del pitagorismo, platonismo, gnosticismo, de la mística y en particular de las religiones indias y del sufismo.
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