Cuidado con el limón en bebidas.
Cómo evitar que te roben gasolina cuando la echas.
La película “Corpus Christi” está por exhibirse entre junio y agosto. Esta película tan aberrante, está programada para estrenarse en América este año, y muestra a Jesús y sus discípulos ¡como homosexuales! (Este hoax es la versión electrónica de otro que circuló en la era previa a Internet mediante fotocopias y la consiguiente recogida de firmas. A mí me pidieron que firmara en un oscuro documento mecanografiado con una historia similar a ésta hace unos veinte años).
Cuando nos llegue un mensaje de este tipo, lo más sensato es borrarlo e ignorarlo. O, mejor todavía, enviar al remitente una advertencia sobre los peligros de los hoaxes (este mismo artículo puede servir a tal efecto, pero si se envía hágase con las precauciones correspondientes para evitar el spam).
Ahora bien, si nos queda la duda de si puede ser cierto o no, no hay más que escribir en un buscador de Internet la palabra “hoax” seguida del título, el asunto o algunas palabras clave del mensaje. En las páginas encontradas podremos hallar argumentos que, en muy poco tiempo, nos darán pistas para contrastar la veracidad o falsedad del asunto.
Aun así, un poco de sentido común y una pizca de “ojo clínico” nos pueden ayudar a identificar los hoaxes a simple vista, pues casi todos tienen estas características:
1. Son textos breves, a veces acompañados de alguna imagen, y en ocasiones en forma de presentación de dispositivas (ocasionalmente vídeos).
2. Carecen de fecha de publicación y están redactados de la manera más atemporal posible para que pervivan el máximo tiempo circulando en la red. Algunos tienen indicaciones temporales muy imprecisas, como “El pasado 24 de abril me ocurrió que…”, o “El próximo mes de octubre va a entrar en vigor una ley que…”, sin indicar el año. Quien lo reenvía no es consciente de que el hoax puede llevar años circulando con esa falsa indicación temporal.
3. Muchos están redactados en primera persona, a modo de testimonio personal, a veces de alguien que supuestamente sufre una desgracia y trata de advertir a los demás.
4. La mayoría no están firmados para evitar repercusiones legales. Si van firmados, es imposible determinar que el nombre corresponda a una persona real. Algunos atribuyen la información a una prestigiosa entidad, como un famoso hoax con consejos contra el cáncer supuestamente publicado por el Hospital John Hopkins (en estos casos una consulta a la web oficial demuestra la falsedad).
5. No citan fuentes, o citan fuentes imprecisas cuya autenticidad no se puede comprobar.
6. Algunos hacen referencia a productos o servicios de compañías conocidas.
7. Incluyen datos científicos falsos. Por ejemplo, el hoax sobre el peligro del limón en las bebidas habla del microorganismo “Sacarovictus Coccus Cevabacillus ativus”, que simplemente no existe (toda búsqueda del término en la red conduce a sitios donde se reproduce el hoax, y no a páginas científicas).
8. Contienen un gancho para captar la atención del internauta: advertencia sobre peligros (en gasolineras, alimentos, aparatos, etc.), escándalos, injusticias… Este factor alarmante hace que muchos internautas lo reenvíen a sus contactos “por si acaso es cierto” (ya he señalado que si se sospecha que es cierto, lo mejor es comprobarlo, lo cual no suele llevar más tiempo que hacer el reenvío).
9. Contienen una invitación a reenviarlo para alertar a otras personas (o, contando con que hay gente supersticiosa, para evitar mala suerte). El objetivo de esta petición reside en captar las direcciones electrónicas, crear bases de datos con las que realizar posteriores campañas de spam o, simplemente, difundir la información falsa todo lo posible.
10. En algunos se van modificando ciertos datos (fecha, lugar…) a fin de resultar más creíbles, de modo que circulan en versiones variadas durante años por Internet.
11. La mayoría están muy mal redactados, con incorrecciones sintácticas y ortográficas y errores en los signos de puntuación.
Los hoaxes no son más que la vertiente popular del grave problema de la falsedad de la información en Internet, y en los medios de comunicación en general. El que una información aparezca en un medio de comunicación prestigioso no la convierte en verdadera automáticamente (ver el artículo “Hoaxes” políticos). Algunas cadenas circulan por Internet y remiten a una web donde está la información falsa, pero lo más habitual es que se limiten al formato de mensaje. Eso sí, como luego son reproducidos en blogs o webs (introducidos por sus crédulos editores), se consolida la sensación de que es una “noticia”. Cualquier información seria debe ir acompañada de un soporte en una web seria en Internet (por ejemplo, las campañas de recogida de firmas del estilo de las de Amnistía Internacional, que tienen fiabilidad).
En síntesis:
• Si no hay una web seria que respalde la información, seguro que es falso.
• Si hay una web de referencia pero la información contiene las características típicas de los hoaxes, es falso.
• Si hay una web de referencia y la información no ofrece el perfil de los hoaxes, es probable que sea cierto, pero estemos atentos a posibles manipulaciones.
Más información en:
Si consideras que esta información es útil, puedes reenviarla a tus contactos, ¡pero por supuesto respetando las precauciones antispam!Está disponible en esta dirección:
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