MENSAJE AMERINDIO AL MUNDO
Yo soy el guardián de las Tablas Sagradas del Clan del Fuego del Pueblo Hopi en la ciudad de Hotevilla. Estas tablas representan nuestro antiguo título sobre estas tierras, que existían mucho antes de la llegada de [Cristóbal] Colón, y a las que nunca hemos renunciado. He sido nombrado su depositario por la más alta autoridad de la tradición Hopi, para ser guardadas hasta que la última etapa de las profecías se haya cumplido.
Los signos de haber entrado en la última etapa son claros ahora. A fin de cumplir con mis instrucciones espirituales he venido a Santa Fe, la más antigua capital europea en nuestra tierra, a ofrecer a la gente de los Estados Unidos de América, y a toda la humanidad, un oportunidad final para colaborar con las fuerzas de la creación para purificar nuestras vidas, y reinstalar la paz en el mundo.
La raíz de los problemas que amenazan la vida en la tierra es el concepto de propiedad sobre la tierra adquirido y mantenido por la fuerza. Dado que la civilización occidental moderna se basa en este concepto, no tiene por ello la clave de la paz. Nuestro título original sobre la tierra está basado en un permiso. Recibimos ese permiso de Massau'u, el guardián de toda tierra y vida, quien es consignatario del Creador. Por ello está fortificado por las fuerzas que crearon el universo. Sin importar las diferencias de cultura y tradición, un verdadero título aborigen a través de la palabra se basa en una relación similar. Usurpar el título original por engaño y fuerza, luego construir un imperio sobre esas bases, es oponerse a las fuerzas de la vida, y asegurar la eventual destrucción de ese imperio.
Los Estados Unidos de América se han convertido en tal imperio. Antes que el “hombre blanco” viniera de Europa, todo estaba en orden. Nuestra vida era hermosa y limpia. La tierra era verde y había abundancia de flores, animales, pájaros y árboles, lluvia y nubes. Vivíamos con gran felicidad porque seguíamos la vida simple que nos enseñó Massau'u. Hay que entender que Massau'u es tanto una persona verdadera como una manifestación del Creador. Lo conocimos en persona cerca del lugar donde construimos nuestra ciudad madre de Oraibi, luego de una larga migración para reclamar la tierra en su nombre. En aquel momento él nos dio permiso para vivir aquí como guardianes, como así también, el conocimiento espiritual a través del cual mantener las fuerzas de la vida en equilibrio.
Este conocimiento fue grabado en nuestras tablas sagradas de piedra. Pero cuando los europeos vinieron, forzaron su religión, cultura y lenguaje en nuestros niños, lo que trajo una gran división entre nuestra gente. Como resultado, nuestros jóvenes hoy se están apartando de esta ley básica. Ya no la entienden más. Sólo entienden la ley del “hombre blanco”. A causa de haber sido forzados a esta situación, ahora son muy pocos los que cumplen con las instrucciones sagradas y efectúan correctamente los rituales esenciales para la forma hopi de vida. Todavía hay líderes de muchos clanes que conocen estas instrucciones, que revelan los verdaderos propósitos de la vida, pero más y más se apartan de ellos. La intromisión de fuerzas extranjeras (occidentales), y el efecto dañino en la función como los guardianes de la vida, es la razón por la que la Tierra ahora esté tan alterada.
Como los Hopi, también otros pueblos de nuestra raza fueron dispuestos a lo largo del continente [Tortuga, Abya Yala], y les fueron dadas instrucciones por un ser superior. Cada uno tenía funciones especiales a través de las cuales mantener la vida en equilibrio, cosa que todavía hacían cuando los europeos llegaron. Sabemos que estos extranjeros, los europeos y sus descendientes, alguna vez tuvieron medios similares para promover la vida, con los que debían haber bendecido a los nativos. Pero aparentemente habían mal utilizado su poder. La mayoría de los pueblos amerindios fueron despojados por la fuerza de su cultura, lenguaje y ritos espirituales, privándolos de sus funciones como guardianes. Aquellos que quedan enfrentan una inminente extinción [física y] cultural. Claramente estos extranjeros no están aquí para ayudar, sino para destruir todo lo que los pueblos de nuestra raza han dejado, y al hacer esto, destruir este mundo.
La única esperanza para la humanidad que queda es la de restaurar el verdadero título sobre la tierra, que es inseparable de nuestra función de guardianes de la vida. Por esta razón, traemos nuestras tablas sagradas a la capital del Estado de New Mexico en Santa Fe. Porque esta es la primera capital de los extranjeros en esta tierra, debe haber documentos que confirmen los derechos de los pueblos originarios, y posiblemente información respecto de tablas como ésas que trajimos con nosotros. Queremos ver si alguien buscará tales documentos, probando si el título original de los nativos, incluyendo los Hopi, todavía genera obligaciones de acuerdo a las leyes modernas existentes. Los españoles deben haber documentado algo con relación al título de los Hopi. Cuando el Gobierno Mexicano se hizo cargo, deben haber dejado documentos similares, y lo mismo debe ser aplicable para los Estados Unidos de América. Debe haber toda una parva de tales documentos. Si la pila de documentos es revuelta para investigar, no tomará mucho tiempo. Los primeros deberían probar que los nativos tienen el verdadero título de esta tierra, y el conocimiento a través del cual debería protegerse.
El papel de los extranjeros que era de proteger esta tierra también debería de ser revelado. Deben existir documentos que muestren si los Estados Unidos de América se volvieron en contra de esta ley original.
¿Qué documentos tienen los Estados Unidos de América que digan que se supone deben proteger esta área? Los gobiernos español, mexicano y de los Estados Unidos de América, han peleado por una tierra que no les pertenecía sin consultar a los pueblos originarios que allí habitaban, luego crear alguna clase de documento. Pero ¿qué hay de los derechos de los pueblos originarios? ¿Quién tiene la habilidad de dilucidar esto, y ver que los derechos básicos de los Hopi y de los otros nativos sean restaurados? Esta es la clave del problema que amenaza la vida en la tierra.
Si alguien puede descubrir esta información y traerla frente al mundo, tal vez sea posible revertir la destrucción de las culturas amerindias donde yace la raíz de la devastación que hoy amenaza al mundo. Las grandes potencias del mundo moderno necesitan darse cuenta que si no hay escape del castigo que espera más adelante, lo que le están haciendo a los pueblos nativos alrededor del mundo debe corregirse. Aquellos que acumulan poder a expensas de los Pueblos originarios de la Isla Tortuga (Abya Yala) piensan que tienen el derecho dado por Dios, pero haciendo eso, aumentan la amenaza a todas las vidas. Y aunque hoy reconocen esa amenaza, son impotentes para revertirla por cualquier medio, a menos que paren de hacer presa de los pueblos nativos.
Vinimos aquí a plantar la semilla de esta realización, que pueda cambiar el curso de la humanidad lejos del desastre. Una investigación de las villas Hopi de hoy beneficiaría a todos los pueblos indígenas. Más aún, aquellos que hoy viven a expensas del título de la tierra nativa, se les daría la oportunidad, por ende, de corregir sus errores, y alejar las terribles consecuencias previstas hace largo tiempo por los Hopi, que están en evidencia todavía hoy. De todas maneras, esto beneficiaría a toda la humanidad. Ya que el título original es esencial a nuestro rol para mantener esta tierra y vida en equilibrio, nunca los comprometimos firmando un tratado con el gobierno de los Estados Unidos. Nunca le hemos dado autoridad para destruir nuestra cultura y tomar nuestra tierra, ni tampoco lo han hecho los nativos originales. Aun así, esto se ha hecho aquí y alrededor del mundo.
Hoy los Hopi son forzados a vivir bajo las leyes que vienen de Washington, DC., tales como las creadas por el Oficina de Asuntos Indígenas (Bureau of Indian Affairs) y el llamado Consejo Tribal Hopi (Hopi Tribal Council), sin el consentimiento del pueblo real tradicional. Violando nuestras enseñanzas espirituales, estas agencias gubernamentales han estado promoviendo rutas pavimentadas, cañerías de agua, cloacas y casas financiadas por el gobierno. Han inclusive forzado estas cosas en Hotevilla, la villa que fundamos en 1906 para proteger la forma tradicional de vida Hopi de tales intromisiones. Ellos están cortando nuestra tierra en pequeñas parcelas, confiscando nuestro ganado, y permitiendo que a la tierra le sea arrancado los recursos minerales. El agua subterránea está siendo agotada y la tierra se está secando. Minas de uranio a cielo abierto están contaminando el área con radioactividad, causando el nacimiento de muchos niños deformados.
Esto muestra lo que le está pasando a los Pueblos originarios del mundo. Aquellos que perpetran tales abusos, y los incontables pueblos modernos que prosperan con ello, no tienen realmente un título sobre la tierra. Construyen su poder a través de recursos tomados por la fuerza, que luego usan para ganar más poder y tomar aun más. Dado que consideran el verdadero título aborigen de los indígenas sin valor, nos tratan como animales para ser pateados por allí. Pero mientras la Purificación anunciada se materializa, ellos también serán pateados por allí. Les faltará el respeto, tal como ellos le faltaron el respeto a los demás, y su poder se desmoronará. Pronto ellos verán qué poco poder y autoridad tienen en realidad. Esperemos que presten atención a nuestras advertencias por su propio beneficio, y por el de los pueblos nativos que desean nada más que gobernarse a sí mismo pacíficamente sin ser dirigidos por alguien más.
Parte de la misión que recibimos del Creador a través de Massau'u es de hacer resonar esta advertencia por el mundo. Nosotros los Hopi creemos que el verdadero hermano está por venir y ayudarnos. Él tiene la tabla de piedra que representa su propio título y poder dentro del plan del Creador. Poniéndola junto a nuestra tabla del Clan del Fuego, el puede llamar a las fuerzas naturales para purificar el mundo. Si la tarea de purificación se deja a estas fuerzas naturales, podríamos ser todos destruidos. Por ello, depende de toda la gente de purificarse a sí mismos voluntariamente. También sabemos que si el "hermano blanco" equivocado viniera, uno que ha perdido su camino espiritual y por ende no tiene título, traerá miseria y destrucción. Pero cuando el problema del mundo sea suficientemente grande, este falso “hermano blanco” encontrará su supervivencia amenazada. ¿A dónde se desplazará?
Propone convertir a todos a lo que él llama “democracia”, pero ¿puede usarla para salvarse a sí mismo? Escuchamos que “democracia” significa “el gobierno por el pueblo”. Aún así, si esto fuera cierto, ha llegado al punto donde sólo 3 personas: el Presidente, el Secretario de Estado, y el Secretario de Defensa de los Estados Unidos de América, pueden comenzar una guerra contra cualquier nación del planeta que no se atenga a sus deseos, sin importar la voluntad del pueblo, el Congreso o las leyes existentes. Nosotros los Hopi no sabemos lo que la palabra “democracia” significa.
El Consejo Tribal Hopi (Hopi Tribal Council) establecido por los Estados Unidos de América se supone es democracia, pero de hecho es solamente un instrumento a través del cual nuestra gente está forzada a someterse a programas concebidos en Washington. Ofertas de dinero, trabajo, mejor vida, y cosas por el estilo, realmente significan resignar el control sobre esta tierra y su vida.
Esta falsa democracia se está extendiendo por todo el mundo. En el nombre de la democracia el gobierno de los Estados Unidos de América toma control de las tierras nativas, explotan recursos minerales para producir mucha riqueza, luego usan esa riqueza para sobornar los nativos en otro lugar, para que acepten contratos de deforestación de su tierra. El despliegue de ejércitos para proteger la libertad de pueblos nativos en el extranjero causa la pérdida de esa misma libertad.
Es tarea de los Hopi advertir a quienes concierne que aun en nombre de la libertad, esto incuestionablemente conducirá a otra gran guerra mundial, peor que las primeras dos, que puede dejar apenas algo de vida sobre la tierra. Es por esto que nuestra espiritualidad hopi nos prohíbe enrolarnos en las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América, aun si fuéramos reclutados. Hoy a los estadounidenses les han enseñado cómo se siente ser mantenido como rehén. Es así como nos sentimos, siendo rehenes hasta hoy. En realidad, todos en esas fuerzas armadas es rehén del Gobierno de los Estados Unidos de América. Jóvenes que quieren vivir una larga vida son forzados a sufrir en el desierto de Arabia. Sabemos que están a punto de ser quemados en guerra si no se detienen. Depende del Presidente de los Estados Unidos de América retirar las tropas que ha enviado al Medio Oriente. A todos debe permitírseles que rechacen su destino y vuelvan a casa. Especialmente urge que todos los nativos que estén involucrados vuelvan a casa de inmediato.
La presente educación de los Hopi a las costumbres modernas es una continuación de la política de forzar una culturización que empezó cuando nuestros niños fueron raptados por primera vez y forzados a asistir a escuelas del “hombre blanco”. El intento de convertir las escuelas para promover la cultura Hopi la daña aun más. En vez de bailar en el momento correcto del año en la plaza, a los niños les enseñan a hacer sus danzas en la escuela, fuera del ciclo natural de la Vida, ignorando su significación, y sin la preparación de su familia completa. Esto perturba la misma armonía cósmica que estas danzas deben mantener. Anteriores a estas interferencias, nuestra vida en comunidad estaba unida por la relación entre las sociedades religiosas, cada una compuesta por un cuidadoso balance de cualidades espirituales de cada clan, bailando juntos con los ciclos de la naturaleza.
La interrupción de este modelo tradicional es responsable de la epidemia de delincuencia, alcoholismo y crimen del que atestiguamos hoy. Sabemos que el gobierno de los Estados Unidos de América le gustaría lavarse las manos con el tema de las escuelas, pero en vez de cerrarlas, trata de ponerlas en manos de los Hopi “progresistas”, quienes son en realidad simples occidentalizados, ya han perdido sus tradiciones. Deberían simplemente cerrar las escuelas y dejar que nosotros retornemos a nuestros métodos naturales para educar a los jóvenes, que era ya bastante avanzado —la educación real de la que fuimos despojados. No tenemos necesidad de aprender de libros. Tenemos mejores métodos a través de los cuales los niños pueden aprender cómo vivir en paz, identificar plantas y huellas de animales, y finalmente aprender a mantener el mundo en equilibrio. Si las escuelas se cierran, entonces aquellas familias que desearan que sus hijos aprendan inglés, se mudarían, ganarían dinero y pagarían por esos estudios por sí mismos. Esto es los que Yukiuma solicitaba cuando trajo consigo las sagradas tablas del Clan del Fuego en 1906 y encabezó la fundación de nuestra villa de Hotevilla.
Hay un documento del misionero menonita, H.R. Voth, que testifica de la calidad superior de educación hopi que presenció entre los niños de Hotevilla luego que la nueva villa fuera establecida. Ellos aprendieron no sólo cómo leer las huellas de los animales, sino también muchas canciones, danzas, ritos, mitos y pinturas, todas las que contribuyen a una muy buena memoria, como así también a un sólido entendimiento del Camino de la Paz. Prueba de que esta educación realmente funciona radica en el hecho que nunca necesitamos cárceles, cortes, policía, hospitales, o sistemas complicados de administración para mantener las cosas en orden. No ha habido casi ninguna enfermedad ya que vivimos solamente de la comida que cultivamos orgánicamente sin químicos. Toda enfermedad que sí ocurrió pudo ser mejorada con ceremonias y hierbas. Aun hoy hay gente vieja tan fuerte que cuando tratas de seguirlo colina arriba no puedes.
Ahora, mientras nuestra tierra es despedazada por el gobierno de los Estados Unidos de América, esta vida hermosa está desapareciendo. La división reciente de nuestra tierra con los Navajo, que el gobierno de los Estados Unidos hace cumplir a través de sus cortes de justicia y policía, es claramente el medio de tener el control total, aun cuando esa tierra fue supuestamente cedida a los Hopi. Esos Hopi que se relocalizaron en estas nuevas áreas son los únicos permitidos a celebrar contratos de “leasing” (arrendamiento con opción de compra) desde el Consejo Tribal Hopi (Hopi Tribal Council).
Solamente unos pocos siglos atrás no había Navajos allí. Nos protegía el pueblo Paiute al Norte, quienes aprendieron muchas palabras de nuestro lenguaje. Más tarde los Navajo llegaron. Dado que a menudo sobrevivían con sus correrías, se convirtieron en un problema para los españoles y luego para los colonos. Los americanos respondieron rodeándolos a todos en Kit Carson y encerrándolos en una cárcel. Más tarde les dieron una parte de la Tierra madre de los Hopi a través del Tratado de 1868. Luego que se supo que la tierra dada a los Navajo contenía recursos de valor, en vez de asegurar el cumplimiento del tratado para que se quedaran allí, los Estados Unidos los dejaron deambular fuera del territorio y les crearon otra reserva en la tierra que pertenecía a los Paiutes, y sacaron a los Paiutes de su territorio.
Cuando los Navajos se expandieron al área de los Hopi, en vez de forzarlos a volver a la tierra que era de los Paiute, el gobierno les creó todavía otra reserva en la tierra de los Hopi. Con el descubrimiento de recursos minerales en esa zona se aprobó la Ley Pública 93-531, que no fue solicitada por los líderes Hopi, sino fomentada por abogados a través del Consejo Tribal Hopi, creando la ilusión ante el mundo que los Hopi habían intercambiado ciertas áreas de su tierra al gobierno, o habían aprobado alquileres del tipo “leasing” para la explotación de minerales.
Esta ley divide nuestra tierra aún más, requiriendo que ambas familias de Navajos y Hopi sean relocalizadas por la fuerza, y la frontera artificial Navajo-Hopi cercada con alambre de púas.
Nuestros Abuelos hace mucho que nos advirtieron del momento en que la línea sería trazada alrededor de nuestros pies, concediéndonos no más tierra que ésa, lo que en realidad significa no tener ni un pie de tierra. Ese momento no está muy lejano. Queremos que sepan que no son los Navajos quienes nos sacan las tierras, sino el gobierno de los Estados Unidos de América. Los Hopi y los Navajo hicimos la paz hace mucho tiempo, y sellamos aquel acuerdo espiritualmente con un envoltorio de medicina (“medicine bundle”). Es a través de los monigotes occidentalizados que gobiernan, los Consejos Tribales forzados en ambas naciones amerindias por el gobierno de los Estados Unidos de América, los que han creado esta ilusión de un conflicto creado sobre las bases de este falso concepto moderno de los títulos sobre la tierra. Esta corta historia muestra cómo nos han quitado nuestras tierras.
¿Por qué esto está pasando? Se hace a través de los Hopi más jóvenes, robados de sus tradiciones a través de educación obligatoria foránea, y un uso arbitrario de apoderados del Consejo Tribal Hopi para hablar por toda la nación, sin siquiera consultar con sus sabios ancianos. ¿Permitiría que sus hijos firmaran el enajenamiento de las posesiones de la familia sin siquiera informarles? Eso es lo que el Consejo está haciendo. Los títulos de la tierra basados en engaño y coerción es un robo por las mismísimas fuerzas que nos dieron vida. Dado que mucha de la civilización moderna está basada en tal habilitación, sólo puede destruirse a sí misma.
Los severos problemas que enfrenta no sólo la humanidad, sino también toda forma de vida en la tierra, sirve como advertencia que el tiempo de destrucción está cerca. No podemos escapar más. Debemos rastrear esta situación hasta sus raíces. Es por ello que ahora actúo para reclamar la atención del mundo sobre la verdadera naturaleza del título de la tierra aborigen, que solamente por sí misma tiene la clave para la paz mundial. El título Hopi de la tierra se basa en nuestro acuerdo con el Creador, el verdadero dueño de la tierra a través de nuestro encuentro con Massau'u, para que nosotros sirvamos de guardianes. Esto requiere de conocimiento genuino del modelo a través del cual la gente pueda vivir junta en paz sin tener que apelar al uso de la fuerza. Esta forma de vida puede continuar para siempre.
Entonces, por consideración a las naciones amerindias de nuestro continente que quedan entre nosotros hoy, y toda la gente que ha sentido que debe corregir sus costumbres y restaurar la armonía que pueda permitir que la vida en este mundo continúe, he venido a Santa Fe, la primera ciudad europea establecida en nuestra tierra, a urgirles que esos documentos que podrían revelar la verdadera naturaleza de nuestro título sobre esta tierra sean investigados y revelados, y a poner nuestro conocimiento del Camino de la Paz a su servicio. Esperamos que lo que pedimos sea puesto de manifiesto pronto, y aquellos que sinceramente deseen resolver esta gran crisis hagan uso de su propio conocimiento.
Martin Gashweseoma
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