Gente
· Historia
Para referirse a la historia de la población de Palomino o la actual zona norte de la sierra, hay que remontarse a la época de los Kogis pues ellos fueron unos de los primeros habitantes. En su libro "Indios de Colombia", el antropólogo Gerardo Reichel Dolmatoff relata parte de la historia de estos indígenas. En varios de sus viajes registró información valiosa, pero sólo a partir del segundo comenzó una fase investigativa con respecto al territorio tribal que allí se asentaba. La aldea Kogi (ubicada sobre el río Frío en las faldas occidentales de la Sierra) dejaba mostrar una cultura material bastante pobre en la comunidad: “… sus viviendas, su vestimenta y sus utensilios eran de una miseria impresionante.” (REICHEL D., 1991. 80) sobre todo si se comparaban con el extraordinario desarrollo logrado por los Tairona, quienes, aunque en un territorio pequeño, alcanzaron un nivel superior al de los Muiscas del altiplano andino. Fueron estos últimos los que construyeron un sin número de ciudades, algunas de grandes proporciones, con cimientos de casas inclusive.
Lo que se destacaba de los Kogis en aquella época era la gracia de sus movimientos y la manera en que ello llamaba la atención de quienes los observaban. Los Kogis parecían demostrar una total indiferencia hacia las condiciones materiales de la vida y aunque parecía que la situación económica podía mejorarse pues sus cultivos podían dar mejores cosechas y existía la posibilidad de producir artículos para la venta a los criollos vecino, los Kogis nunca acudieron a eso. Simplemente los aspectos materiales de la existencia no les interesaban y por lo tanto vivir en la pobreza no les causaba un gran impacto. Sus tradiciones eran completamente señoriales pero de orientación completamente anti-materialista lo que resultaba un fenómeno interesante digno de estudiarse.
Era tradición que los Kogis de mayor edad se sentaran en las noches para hablarle a un grupo de hombres. Uno o dos más ejecutaban unos pasos de baile o cantaban palabras solemnes acompañadas por gestos. Era en estos momentos en los que para ellos desaparecía la condición de frío, de hambre, de cansancio de desaseo o desamparo y salía a relucir esa gran riqueza cultural que había sobrevivido desde tiempos muy antiguos.
Los kogui tienen una relación especial con la madre tierra (HABA), creen que se nace en el vientre de carne, para pasar al vientre de la tierra y volver a un ciclo.
Para cada una de las etnias que habita la sierra Nevada de Santa Marta, los picos nevados son considerados el centro del mundo. Los primeros hombres provienen de dichos grupos y, por lo tanto, son los "Hermanos Mayores", mientras todos los que llegaron después son considerados como los "Hermanos Menores". La diferencia entre los dos es el conocimiento que sobre la naturaleza tienen los "Hermanos Mayores". Desde esa perspectiva, los "Hermanos Mayores" son los encargados de cuidar y preservar el mundo, tratando de velar porque el ciclo cósmico tenga un buen desarrollo; para que las enfermedades no destruyan la vida de los hombres; para que las cosechas sean buenas.
El mundo se concibe como dos pirámides sostenidos sobre una misma base. Internamente, lo conforman nueve mundos, cada uno con su propia tierra y sus propios habitantes. La tierra esta ubicada en el quinto piso. Hacia arriba los mundos están emparentados con la luz y hacia abajo están emparentados con la oscuridad.
La Sierra es considerada como un cuerpo humano, donde los picos nevados representan la cabeza; las lagunas de los páramos el corazón; los ríos y las quebradas las venas; las capas de tierra los músculos; y los pajonales el cabello. Con esa base, toda la geografía de la Sierra es un espacio sagrado.
El Mamo es el personaje central dentro del sistema de representación de los Kogi. Él es el intermediario entre las fuerzas celestiales y los hombres. Su sabiduría y conocimiento permite el equilibrio entre las fuerzas. Para ellos el fin del mundo se acerca, pues los "Hermanos Menores" no están interesados en proteger la naturaleza.
Demografía
Los cronistas de Indias de los siglos XVI y XVII no lograron precisar el número de asentamientos, y mucho menos el número aproximado de personas. Castellanos se refiere a la Sierra Nevada como “una región pobladísima”, y que en el valle de la Caldera, vertiente Norte, se encontraron más de mil casas grandes, y en la vertiente Occidental, los asentamientos indígenas sobrepasaban el número de mil. Ya a principios del siglo XVII la población aborigen había disminuido bruscamente a causa de enfermedades y por enfrentamientos bélicos con los conquistadores. En el siglo XVIII, la evangelización de arhuacos y la “pacificación” de chimilas llevó aparejada el establecimiento de poblaciones como San Sebastián de Rábago (Nabusímake), San Luis Beltrán de Córdoba, San Pedro, San Antonio, San Miguel, San Carlos de la Fundación y San Isidro de Atánquez, entre otros.
Etnia Habitantes Porcentaje %
Arhuaco 13.200 44
Kogi 9.000 30
Kankuamo 6.300 21
Wiwa 1.500 5
Total población indígena 30.000 100
FUENTE: cálculos del autor con base en Vicepresidencia de la República de Colombia, 2001, Panorama actual de la Sierra Nevada de Santa Marta, Bogotá, p. 17.
La tradición indígena habla de cuatro pueblos originarios de la Sierra Nevada: kággaba (kogi), ika (arhuacos), wiwas (arsarios o malayos) y kankuamos (atanqueros). Además de estas cuatro comunidades indígenas, también habitan en la cuenca media-baja del río Ranchería, vertiente oriental de la Sierra Nevada, un grupo de 4.700 indígenas wayúu, originarios de la península de La Guajira. Estos indígenas están asentados en los resguardos de El Zahino, Lomamoto, San Francisco, Trupiogacho, La Meseta y Provincial, todos en jurisdicción del municipio de Barrancas. De los cuatro grupos étnicos, son los kogi los que conservan en más alto grado la tradición cultural. Por el contrario, kankuamos y wiwas son los que presentan mayor grado de aculturación y mestizaje, mientras los arhuacos son los que tienen mayor organización en la defensa de su territorio, y los que han permanecido más en contacto con la población no indígena.
Sociología, instituciones y organización
Según la mitología kogui, el centro de la humanidad se encuentra en la Sierra Nevada de Santa Marta en donde habitan los hermanos mayores, es decir, los koguis, junto con otros tres grupos indígenas (arhuacos, arsarios y kankuamos). Quienes viven fuera de alguna de estas tres culturas son los hermanos menores, mayormente constituidos por toda la cultura occidental. Los hermanos menores, es decir, los hombres blancos, fueron desterrados del centro de la tierra hace miles de años, debido a su irrespeto con la Madre Tierra. La Madre Tierra es aquella fuerza creadora de la humanidad manifestada a través del mundo natural, a la cual se puede recurrir para solicitar consejos y cualquier tipo de ayuda.
La Tierra es algo vivo para los koguis y cualquier acción en contra de ella, como la contaminación y destrucción, están acabando con la fuerza principal de vida. Los Hermanos Mayores (koguis) tienen la misión de enseñar y guiar a los hermanos menores (occidentales), a respetar y recuperar la Madre Tierra para volver a estar en una sana conexión con ella. Son los hombres blancos quienes deben aprender de ellos.
El Mamo: La máxima autoridad de los koguis la constituyen los mamos. Ellos son escogidos desde Su nacimiento y entrenados por otros mamos para cumplir con importantes tareas de comunicación con su mundo místico denominado Aluna. Por medio de meditaciones muy profundas, ayunos de varios días y ofrendas, los mamos ayudan a crear el balance y la armonía necesaria para el mundo. Dicen comunicarse con las plantas, animales y otros seres vivientes del mundo, para recibir consejos que les permitan cuidar del planeta. Así mismo, los mamos reciben noticias de grandes cambios en el mundo, tal como se ve en algunas profecías. Fielmente el mamo enseña que todo lo que obtenemos de la tierra debe ser devuelto a ella. Las semillas por ejemplo, son bendecidas antes de ser plantadas, y cada vez que se caza un animal debe existir algún tipo de recompensa para la tierra.
Los niños comienzan a aprender las labores de adulto desde muy temprana edad, y a los 14 años deben estar preparados para mantener un hogar. Se casan a muy temprana edad, típicamente después de los 14 años, luego de haber recibido una larga instrucción por parte del mamo y de la mujer de mayor edad en cada pueblo. El mamo puede tener varias esposas (de dos a tres), que viven en una maloca separada junto con los hijos, pero los demás koguis son monógamos, (conviven con una sola persona a su lado. El matrimonio entre ellos es para toda la vida y no resulta normal que las parejas se separen.
Todas las decisiones de la comunidad son consultadas con el mamo, quien toma las decisiones finales. En los pueblos koguis no hay cárceles ni lugares de castigo, y predomina siempre un ambiente de paz, tranquilidad y espiritualidad.
Cultura valores y costumbres
En los poblados de las malocas donde viven solamente algunas familias con determinada jerarquía, hay un templo femenino y un templo masculino. Las familias también se reúnen en los poblados para realizar trabajos colectivos, celebrar fiestas o discutir en asambleas los temas de interés común. En la noche, los hombres celebran reuniones, hacen confesiones y reciben consejos y correcciones de los Mama, dentro de los templos, mientras las mujeres permanecen en los bohíos.
Desde los primeros años de convivencia entre la familia, son comunes las manifestaciones colectivas de trabajo espiritual que consisten en reuniones donde la gente canta, medita y hace oración alrededor del fogón en jornadas que incluyen niños y adultos y que suelen durar hasta altas horas de la madrugada.
Hoy en día se generan estas dinámicas aunque han tomado más un matiz lúdico que religioso. En la cotidianidad, algunas personas leen la biblia bastante, otros un poco y algunos prácticamente nada, sin embargo, es un libro que se va a encontrar siempre entre las pertenencias de los Jipi-kogi. Es muy típico de la cultura ver como en los pueblos indígenas de la Sierra Nevada los hombres poporean y las mujeres son las que se dedican a la tejeduría de mochilas.
Encuentro extraordinario el conocer a estos pueblos ancestrales de América. Sus conocimientos son abismantes, llenos de sabiduría, en especial el cuidado de nuestro planeta. Por televisión, tuve la oportunidad de conocer la historia de los KOGIS, ARHUACO, KANKUAMO Y WIWA, un programa de Fundación Albatros Media. Esto es en diciembre del 2010, soy profesor de Chile y me interesa muchos estos temas de cuidado de nuestro planeta, y estos pueblos ancestrales tienen mucho que enseñarnos a los hermanos menores.
ResponderEliminarSERGIO GONZÁLEZ DE LA BARRA
CHILE