martes, 17 de agosto de 2010

Andrés Schuschny: La Noosfera:



La Noosfera, cuya etimología literalmente vendría a significar la “esfera de la mente” (más específicamente, la capa mental de la Tierra), es una palabra y un concepto acuñado contemporáneamente por Jules Le Roy, filósofo francés y estudiante de Henri Bergson, de quien poco se sabe, el paleontólogo jesuita Pierre Teilhard de Chardin y el geoquímico ruso Vladimir Vernadsky, en la tercera década del siglo XX. La vida en la Tierra es una unidad que constituye un sistema complejo conocido como la biósfera, la cual está conformada por la “materia viva”, es decir, la totalidad de los organismos vivos del planeta, y se emplaza en la envoltura de la tierra donde las condiciones físico-químicas permiten la actividad biótica. Devenido el hombre como fuerza dominante en la biósfera, la noosfera define la próxima etapa de la evolución terrestre, que abarcará y, a su vez, transformará la biosfera.
Aunque poco se sabe con respecto a Jules Le Roy déjenme a continuación resumir los puntos de vista que tenían Pierre Teilhard de Chardin  y Vladimir Vernadsky, así como, de algunos otros especuladores sobre este interesante tema.





Vladimir Vernadsky fue un teórico clave del desarrollo, durante la primera mitad del siglo pasado, del concepto de biosfera (Biosfera, 1926), el cual tomó como su punto de partida para llegar a la noción de la noosfera. Aunque él nunca usó la palabra “tecnósfera”, el prerequisito de Vernadsky para el surgimiento de la noosfera presupone su existencia, porque en su percepción el creciente de la impacto de la industrialización estaba cambiando el paisaje y, por ello, se estaba afectando la propia geología terrestre, dando lugar a una fase evolutiva que definió como la transición biosfera-noosfera. Vernadsky fue agudamente conciente de las implicaciones políticas y ambientales del aumento acelerado de la reproducción de la máquina en la sociedad de su época, que ocurría a través de la proliferación de las fábricas y los conglomerados industriales y consideró que este era un proceso de crecimiento que se daba en forma de progresión geométrica y que hacía que el Hombre se transforme en una fuerza geológica a gran escala. Sin embargo para él, el Hombre representaba una masa insignificante de la materia disponible e incluso de la misma biomasa, por lo que su operación se realizaba a través de la acción del pensamiento, haciendo que la física y química de la envoltura terrestre y, hoy en día, hasta las condiciones climáticas se modifiquen por su presencia y acción. Hoy podemos afirmar que una prueba de ello es el calentamiento global del que estamos siendo testigos. Poco conocido en occidente, Vernadsky goza de una enorme estatura en Rusia donde su pensamiento ha influenciado a toda la ciencia rusa.
Por otro lado estaba, Pierre Teilhard de Chardin quien previó el surgimiento de la noosfera como un momento místico cumbre conocido como el Punto Omega. Este momento sería el resultado de las interacciones de la actividad creciente de las redes humanas creando una “capa de pensamiento” altamente cargada y desarrollada. Teilhard habló de la posibilidad de que en el planeta de desarrolle una noosfera, es decir, una capa pensante. Así, Teilhard de Chardin escribió acerca de una “…red de vínculos…literalmente más y más presente, en la inmensidad de su organismo, como la imagen de un sistema nervioso…” Este sistema nervioso sería la función de una “…geotecnología extendiendo una red estrechamente interdependiente de sus empresas sobre la tierra entera…” La semejanza de esta descripción con lo que hoy resulta ser Internet y la computación ubícua es notable. Desde la muerte de Teilhard de Chardin en 1951 cuando sus libros más  más notables: el Fenómeno del Hombre (1959) y el Futuro del Hombre (1964) fueron publicados, el avance de la biosfera hacia una etapa transicional, la tecnosfera, ha visto la realización del prerequisito de Chardin para la manifestación de la noosfera en una red global de información, una geotecnología que hoy podemos identificar con la Red de Redes: Internet.
Relacionado con esto, se pueden considerar los trabajos de Carl Gustav Jung sobre lasincronicidad y la teoría arquetípica como un anexo natural a una teoría de la noosfera la cual asumiría un “inconciente colectivo” común, es decir que, la noosfera sería el campo común de conciencia colectiva de la tierra.
Así mismo, en A New Science of Life: The Hypothesis of Formative Causation (1982) deRupert Sheldrake, la noción de campos morfogenéticos propone una explicación de un medio de comunicación intraespecie. La noción de Peter Rusell del Cerebro Global (1982) construída en la metáfora del sistema nervioso y la comunicación electrónica de la noosfera para establecer la idea de la noosfera como un cerebro global. Los conceptos de Buckminster Fuller para el desarrollo de una percepción de diseño de sistema entero de la Tierra, Synergetics: Explorations in the Geometry of Thinking (1975), también son escritos que contribuyen a una teoría de la noosfera intrínseca para definir una mirada del planeta como un organismo que evoluciona, una idea también articulada en la Hipótesis Gaia de James Lovelock (1981).
Antes de terminar, me gustaría mencionar un proyecto, hoy vigente, que está siendo articulado desde la Universidad de Princeton ( noosphere.princeton.edu) y cuyo objetivo es encontrar pruebas y evidencia científica sobre la conciencia global. El proyecto, cuya traducción sería: “Proyecto de Conciencia Global: Registrando la Coherencia y la Resonancia en el Mundo” sería una aproximación científica (seria) a la temática. Según los participantes del mismo, la Noosfera es definida  “como la suma total de todo el conocimiento y la experiencia humana. Esto incluiría todo desde nuestros sueños más privados a nuestro conocimiento del Universo mismo. Con tecnología acelerada como su catalizador, nuestra noosfera se está expandiendo en su mayor velocidad en la historia.”
Entiendo que el tema es altamente especulativo y no menos fascinante. Mi reflexión es que en un momento de la historia como este, en que tanta fantasía e imaginación se desencadena en torno a la sociedad de la información y en que tantas aplicaciones novedosas que promueven la inteligencia colectiva, la intercreatividad, como son las arquitecturas de participación y cooperación conectada propias de los blog, los wikis, los sistemas que generan redes sociales, los flash mobs, etc., comienzan a ser utilizadas por una creciente masa crítica de gente, la noosfera deja de ser una atractiva intuición, para convertirse en un asunto de naturaleza plenamente científica, que dará que hablar en los años venideros. 

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