EL CAMINO DEL GUERRERO
Puntos esenciales de las Enseñanzas de Don Juan
La confianza de un guerrero no es la confianza del hombre común. El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo; el guerrero busca la impecabilidad ante sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a su prójimo, mientras que el guerrero solo depende de sí mismo.
La naturaleza de nuestros actos carece de importancia siempre y cuando actuemos como guerreros. Si en verdad sientes que tu espíritu está deformado, simplemente debes componerlo, porque en toda nuestra vida no existe tarea más digna de emprenderse.
LA ACTITUD CORRECTA Y LOS ENEMIGOS
Un hombre va al saber como a la guerra: bien despierto, con respeto y con absoluta confianza. No hay errores por los que deba rendir cuentas. Si fracasa o sufre una derrota, solo habrá perdido una batalla, y eso no le provocará declaraciones lastimosas.
Un hombre de conocimiento es alguien que ha seguido de verdad las penurias del aprendizaje. Un hombre que, sin apuros ni vacilaciones, ha ido desenredando los secretos del poder.
Cuando uno empieza a aprender, nunca se sabe lo que va a encontrar. Su intención es vaga; su propósito deficiente. Espera recompensas que no llegarán, porque el conocimiento nunca es lo que uno se imaginaba. Cada paso del aprendizaje resulta un atolladero y el miedo que el hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia. Su propósito se convierte en un campo de batalla.
IMPECABILIDAD
La única libertad de que disponen los guerreros consiste en su propia conducta impecable. La impecabilidad no solo representa la libertad, sino que es el único modo de ahuyentar la forma humana.
No importa lo que nadie diga o haga. Tú debes ser impecable. La lucha se desarrolla en nuestro pecho. Hay que dedicar todo el tiempo y toda la energía para poder superar la propia estupidez.
Un guerrero no siente compasión por nadie. Sentir compasión implica desear que la otra persona sea como uno. Lo más difícil para un guerrero es dejar ser a los otros; su impecabilidad consiste en apoyarlos en lo que realmente son.
ENTRE
Cuando un hombre se embarca en los caminos del conocimiento, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre y de que los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén. Si desea sobrevivir, debe adoptar otra forma de vida.
Solo como un guerrero se puede sobrevivir en el camino del conocimiento. Porque el arte del guerrero consiste en equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre. La vida para un guerrero es un ejercicio de estrategia, nunca está disponible, nunca está parado en el camino esperando las pedradas. Debes entender que un guerrero es un cazador inmaculado que anda a la caza de poder. Si consigue suficiente se convertirá en persona de conocimiento. No está borracho, ni loco, y no tiene tiempo para fanfarronear, ni para mentirse a sí mismo, ni para equivocarse en la jugada. La apuesta es demasiado alta. Lo que pone en la mesa es la vida dura y ordenada que tanto tiempo le llevó perfeccionar.
Cuando el conocimiento se convierte en algo que da miedo, el hombre también se da cuenta de que la muerte es la compañera inseparable. Cada trocito de conocimiento se vuelve poder si tiene a la muerte como fuerza central. La muerte da el último toque, y lo que ella toca se vuelve en verdad poder. Sin la conciencia de la muerte, el guerrero no sería más que un hombre común envuelto en actos comunes. La muerte es su única y sabia consejera.
Pero preocuparse por la muerte es debilitante. Por ello la siguiente cualidad que necesita un guerrero es el desapego. La idea de la muerte inminente en vez de convertirse en obsesión, se convierte en indiferencia.
ESPERANDO
Cuando
A veces el dolor y el malestar son tan grandes que el guerrero tiene convulsiones durante meses. Un magnifico poder es siempre anunciado por grandes dolores.
Cuando las convulsiones cesan, el guerrero advierte que puede tocar cualquier cosa con una sensación que sale de su cuerpo, alrededor de su ombligo. Esa sensación es la voluntad, y cuando el guerrero es capaz de agarrar con ella puede decirse con justicia que es un brujo y que ha adquirido voluntad.
VER Y MIRAR
Primero debemos saber que nuestros actos son inútiles y luego insistir como si no lo supiésemos. Eso es el desatino controlado de un brujo. Lo practica en cada uno de sus actos con el mundo. Todo cuanto hace en relación con él y con sus semejantes es desatino controlado, porque nada importa en realidad.
El guerrero sigue viviendo porque ha templado su voluntad a lo largo de toda su vida hasta hacerla impecable y completa. Su voluntad controla el desatino de su vida. Tus acciones, así como las acciones de tus semejantes te parecen importantes porque has aprendido a pensar que lo son. Aprendemos a pensar en todo y luego entrenamos los ojos para mirar. Pero luego, cuando uno aprende a ver, se da cuenta de que todas las cosas son iguales y, al ser iguales, carecen de importancia.
Los ojos del hombre pueden ver y mirar, pero ninguna de esas funciones es mejor que la otra. Sin embargo, educar los ojos nada más para mirar es un desperdicio innecesario. Por ejemplo, para reir necesitamos mirar con los ojos, porque solo cuando miramos las cosas podemos captar lo gracioso del mundo; en cambio, cuando nuestros ojos ven, todo es tan igual que nada tiene gracia.
BORRANDO LA HISTORIA PERSONAL
Te ocupas demasiado de ti mismo, lo que te produce una tremenda fatiga. Te concedes demasiada importancia y eso te da un pretexto para molestarte con todo. Siempre te sientes obligado a explicar tus actos, como si fueras el único hombre que se equivoca en la tierra. Mientras te sientas lo más importante del mundo, no podrás apreciar en verdad el mundo que te rodea. Sentirse importante lo vuelve a uno pesado, rudo y vanidoso; para ser un hombre de conocimiento se necesita ser liviano y fluido.
Solo tenemos una alternativa: o lo tomamos todo por cierto, o no. Si hacemos lo primero terminamos muertos de aburrimiento con nosotros mismos y con el mundo. Si hacemos lo segundo y borramos nuestra historia personal, creamos una niebla a nuestro alrededor, y un estado muy emocionante y misterioso. Cuando nada es cierto nos mantenemos alertas, de puntillas todo el tiempo. Debes borrar la historia personal armoniosamente, poco a poco. La historia personal nace cuando hay alguien más que sabes de donde eres, qué eres, qué haces. Si no tienes historia personal, no necesitas dar explicaciones porque nadie se enoja o se desilusiona con tus actos; sobre todo, nadie te atrapa con sus pensamientos.
Un guerrero usa su mundo lo menos posible y con ternura. Tiene trato íntimo con su mundo, y sin embargo es inaccesible porque no lo exprime ni lo deforma. Lo toca levemente, se queda cuanto necesita y luego se aleja raudo, sin dejar señal alguna.
PARAR EL MUNDO
Para un guerrero, la realidad o el mundo que todos conocemos es solamente una descripción que nos inculcan desde el momento en que nacemos.
A un brujo le urge más actuar que hablar, y para ello obtiene una nueva descripción del mundo: la descripción de los brujos. El mundo es como es solo porque hablamos con nosotros mismos acerca de que así debe ser. El pasaje al mundo de los brujos se franquea después de que el guerrero aprende a suspender el dialogo interno. Cada vez que el dialogo interno cesa, el mundo se desploma y salen a la superficie facetas extraordinarias de nosotros mismos, como las si palabras las hubieran tenido sepultadas. Parar el mundo es derrumbar la descripción del mundo que llamamos realidad. Esta es la clave de la brujería y el primer paso para ver.
El único modo de contrarrestar el devastador efecto del mundo de los brujos es reírse de él.
TONAL Y NAGUAL
El tonal y el nagual están en todo. Mirar consiste en contemplar el tonal presente en todas las cosas, mientras que ver supone percibir el nagual, también presente en todas las cosas. Así, si un guerrero contempla el mundo como un ser humano, está mirando; pero si lo hace como brujo, está viendo y lo que ve debe llamarse con propiedad nagual.
EL MAESTRO Y EL GUERRERO
El poder personal decide quien puede y quien no puede sacar provecho de una revelación.
La experiencia que tengo con mis semejantes me ha mostrado que pocos están dispuestos a escuchar; de los pocos que escuchan, menos están dispuestos a actuar de acuerdo con lo que están escuchando; y de aquellos que están dispuestos a actuar, menos aún tienen suficiente poder personal para sacar provecho de sus actos.
El maestro debe hablar con fervor y advertir a su discípulo que la inocencia y la placidez son un espejismo; que hay un abismo frente a él, y que una vez que la puerta se abre no hay manera de volverla a cerrar. Los años de duro entrenamiento son solo una preparación para el devastador encuentro del guerrero con lo que queda más allá.
Un maestro nunca busca aprendices y nadie puede solicitar las enseñanzas. Lo que señala al aprendiz es siempre un augurio. Cuando el aprendiz aparece, el maestro lo agarra con su voluntad y comienza la instrucción. El primer acto del maestro es introducir la idea de que el mundo que creemos ver es solo una visión, una descripción. Cada esfuerzo del maestro se dirige a demostrar a su aprendiz este punto, pero aceptarlo parece ser una de las cosas más difíciles de conseguir.
MOLDE Y FORMA HUMANA
El molde humano es una entidad a cuya visión accedemos en algunas oportunidades en que nos hallamos imbuidos de poder, y todos, sin duda, en el momento de nuestra muerte. El molde es el origen, la fuente que aglutina nuestra sustancia y concentra nuestra fuerza vital. Cuando obtenemos una visión del molde del hombre decimos que hemos visto a Dios y es justo decirlo.
La forma humana es una fuerza viscosa que nos hace ser lo que somos. Carece de forma, pero a pesar de ello nos posee durante toda nuestra vida. Se puede sentir en el cuerpo mediante sensaciones desagradables en determinados chakras(?). Es necesario eliminar la forma humana para avanzar en el camino del guerrero y, esto nunca se consigue sin una cruenta lucha interior.
La forma humana es lo único que te hace pensar que tu eres tu. Cuando te abandona, no eres nada. El guerrero que pierde la forma, ve un ojo frente a él, donde quiera que esté y a todas horas y, se vale de ese ojo para ensoñar.
PERDER
Perder
A veces, la desintegración de la forma humana comienza con un dolor severo que se va desplazando lentamente.
El estado anímico que sigue es un desapego total hacia todo, sin prejuicios, sin salvaguardas. No es indiferencia voluntaria o negligencia; tampoco se trata de enajenación o de deseo de soledad. Más bien es un extraño sentimiento de lejanía, una capacidad de sumergirse en el momento actual sin tener pensamiento alguno. Las acciones de la gente ya no afectan, porque ya no se tiene ninguna expectativa.
SOMOS SERES LUMINOSOS
Somos trozos de sol. Es por ello que somos seres luminosos. Pero nuestros ojos no llegan a captar esa luminosidad porque es muy débil. Solo los brujos alcanzan a verla y eso al cabo de toda una vida de esfuerzos.
Solo aquellos brujos que ven y están completos tienen el poder suficiente de entrar en el otro mundo.
Los seres humanos son criaturas frágiles compuestas por muchas capas de luminosidad. Cuando los ves, parecen poseer fibras, pero estas son en realidad capas semejantes a las de una cebolla. Las sacudidas, de cualquier clase, separan estas capas y pueden producir la muerte. La muerte llega cuando las capas se distancian entre sí hasta el punto de no poder volver a juntarse.
El centro de nuestra luminosidad, la atención del nagual, produce una presión permanente hacia fuera. Esa es la razón de que las capas se separen. Los brujos tienen que hacer todo lo posible por mantener unidas sus propias capas. Por eso aprenden a soñar. Cuando los brujos aprenden a ensoñar, reúnen sus dos atenciones y ya no es necesario que el centro empuje hacia afuera. Llegados ese punto se convierten en inmortales.
EL SER TOTAL
Nuestro ser total consiste en dos segmentos perceptibles. El primero es el cuerpo físico, que todos nosotros podemos percibir; el segundo es el cuerpo luminoso, un capullo -solo accesible a los videntes- que nos da la apariencia de gigantescos huevos luminosos. Una de las metas más importantes de la brujería es alcanzar el capullo luminoso, meta que se logra a través del sofisticado uso del ensueño y mediante un esfuerzo riguroso y sistemático llamado no-hacer. El no-hacer es un acto insólito que emplea a nuestro ser total, forzándolo a ser consciente del segmento luminoso.
La conciencia se divide en tres partes. La porción más pequeña es la primera atención, la conciencia que toda persona normal desarrolla para enfrentarse al mundo cotidiano y que abarca la conciencia del cuerpo físico. otra porción más grande es la segunda atención, la conciencia que requerimos para percibir el cuerpo luminoso y para actuar como seres luminosos. Esta segunda atención queda escondida durante toda nuestra vida a menos que emerja a través de un entrenamiento deliberado o a causa de un trauma accidental. La ultima porción, la mayor se llama la tercera atención y abarca la experiencia total de los cuerpos físico y luminoso. Una vez que se entra en la tercera atención, se produce un verdadero estallido de energía. La segunda atención es el campo de batalla y de entrenamiento de los guerreros con la finalidad de alcanzar la tercera atención.
NAGUAL
Un nagual debe ser despiadado. Por ejemplo, se puede amar sin esperar respuesta y al mismo tiempo tener la frialdad que precisamente viene de no pedir nada. Creemos que amamos demasiado porque pedimos, lloramos... Nos da la impresión de que amamos, pero no es verdad; es una postura egoísta. El brujo se impone la pauta de la impecabilidad. Si el Espíritu demanda una acción del brujo, este la realiza.
MÁS
Si, hay que dejar el mundo del pensamiento habitual, que solo son reafirmaciones acerca de ti.
Cuando se vence al miedo es cuando se vislumbra la libertad, en lugar de concentrarse en la autocompasión y en uno mismo.
Las fuerzas cósmicas, el conocimiento silencioso, nos presentan un mundo de demonios, mientras que el racional nos da la tranquilidad. Pero la tranquilidad del mundo de todos los días ya no se puede seguir sosteniendo. Don Juan aseguraba que había que volver al conocimiento silencioso, pero ahora con menos miedo, ya que disponemos de un trofeo que hemos conseguido durante nuestra estancia en el infierno del que ahora regresamos: el conocimiento.
Las personas tienen un profundo sentido de lo mágico, pero el hecho de ser racional constituye un handicap. El mundo cotidiano es tan extraordinariamente prodigioso que no nos permite salidas.
feliz dia, solo un comentario acerca de la compasion del guerrero hacia si mismo, para mi la palabra compasion significa no juzgar sino reconocer nuestra luz y oscuridad, lo bueno y malo en nosotros, reconocer tambien que no somos ninguna polaridad sino solo amor. la compasion es vibrar en esa verdad y amar sin importar lo que veamos.
ResponderEliminaren ese sentido si debemos ser compasivos con nosotros mismos, disolviendo nuestra identificacion con la dualidad.
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