viernes, 23 de julio de 2010

Gran Paititi, Legendaria y Mítica Ciudad Perdida en la Selva Peruana (tres versiones)







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EL REINO PERDIDO DE PAITITI







Por Max Tafur



Para los escépticos el reino perdido del Paititi no es mas que una fantasía, un refugio psicológico de los antiguos cusqueños para depositar la frustración de su derrota. Sin embargo hay otros que no descartan la posibilidad de su existencia real, aportando evidencia tras largos viajes de exploración. 




El reino del Paititi habría sido un conjunto de ciudades conectadas a la red de túneles andinos, que habrían servido como último refugio a los supervivientes del imperio incaico, cuyo origen se remontaría a la noche de los tiempos. En Paititi, según el relato de los ancianos de los Andes, vive el Inca Rey soberano Intipchurrin (hijo del Sol) quien hasta hoy reina en silencio, preparándose para restaurar el interrumpido orden del universo. Aquel lugar era la última avanzada que alcanzaron cien años antes de la llegada europea, los ejércitos imperiales del inca Túpac Yupanqui. La difícil geografía y la resistencia de las tribus del lugar llevaron al inca a un tratado con el gran padre (Yaya) señor del Paititi. En memoria de tal acuerdo se erigió una ciudad en la meseta del Pantiacolla, conectada con Paucartambo por siete depósitos de aprovisionamiento (Tambos). Al Pie de la ciudad se habría construido una laguna negra y cuadrada de la que partía un camino de lajas que la conectaba con ella. 
La ciudad se encontraba en la naciente de un río que caía hacia un abismo, dando lugar a una exótica cascada. La montaña estaba atravesada de un lado a otro por profundas cavernas con múltiples ramificaciones. Este laberinto formaba parte de lo que los lugareños reconocían como un santuario, por cuanto se veía salir del interior de las grutas a unos hombres muy altos vestidos con túnicas blancas, los primeros guardianes llamados Paco-Pacuris, supervivientes de una civilización altamente desarrollada que se habría extendido en el pasado por toda la región amazónica desde la vertiente de la cordillera oriental hasta la confluencia de los ríos Madre de Dios y Beni en Bolivia, y que habría sido arrasada por una inundación provocada por las ultimas deglaciaciones. 


La ciudad construida se llamó Paiquinquin Qosqo, que significa la ciudad gemela al Cuzco, y se encontraba al final de un cañón recóndito, en un valle en forma de cono volcánico y con un microclima propio. Según el misionero Francisco de Cale (1686) al Paititi se llega tras 5 días de marcha desde el Cuzco. La gran serpiente Amaru-mayo, antiguo nombre del rió Madre de Dios, se interna en una región temida por los quechuas. Este ofidio imaginario de proporciones descomunales era un dios, cuyo cauce se alimenta de una decena de ríos. Apucantiti es la ultima gran montaña desde la cual se divisa todo. Aquí empieza el legendario valle prohibido de la luna azul, refugio de los Amaru u hombres serpiente, que emigraron hace mas de 500 años, al derrumbarse el imperio del sol. 




La búsqueda a traves de la historia

Culturalmente esta región es "uno de los países fabulosos de América que incitaron la codicia de los conquistadores. Es así que en su búsqueda salió del Cuzco a mediados del s. XVI la primera expedición española, jefaturada por Francisco de Aquino terminando con muy malos resultados. En 1588 hay otro intento a cargo del hispano Juan Álvarez de Maldonado teniendo un triste final. Poco tiempo después se descubre en la selva cuzqueña, parte de la ciudad incaica de Vilcabamba "La Grande" o la "Gran Vilcabamba", incendiada y abandonada. 

Es interesante comprobar el titulo de "Gran" que se le da a este espacio geográfico, cabiendo la posibilidad que ello responda a una influencia posterior y masónica del s. XVIII. Recordemos que en esta ciudad de piedra se ubicaron doscientos años antes los últimos cuatro Incas, y que nuestra Historia Patria los califica como "rebeldes" ante su decidida actitud contra la invasión española. Ella duro un periodo de casi 70 años, comenzando por Manco Inca II quien ataco y resistió a los hispanos cuarenta años, continuando su hijo Sauri Túpac y quien se vio obligado a firmar un tratado de paz en 1561. Esto quedo desconocido posterior y militarmente por Tito Cusi, siguiendo la lucha Túpac Amaru I hasta que fuera capturado y vilmente decapitado en el Cuzco. Él es pues el ancestro de Túpac Amaru II.

De estos momentos es el reconocido cronista Juan de Betanzos, designado parlamentario por los capitanes españoles antes los Incas de Vilcabamba. Este, según el Dr. Raúl Porras Barrenechea traslado casi literalmente los cantares épicos del Tahuantisuyo en su texto "La Suma y Narración de los Incas" (Biblioteca del madrileño Monasterio de San Lorenzo de El Escorial). Al respecto en 1987 la perseverante historiadora española Maria del Carmen Martín Rubio, en unos muy antiguos archivos de la isla de Mallorca encontró un manuscrito de Betanzos del año 1572, en que precisamente describió la Vílcabamba que conoció. Conviene anotar que en Mallorca hay una vieja provincia y villa llamada "Inca". 

Sobre el particular recientemente el arqueólogo peruano Mario Polia con más de treinta años estudiando las civilizaciones pre-hispánicas del Perú, halló en el Vaticano antiguos documentos de sacerdotes misioneros jesuitas que aseguraban haberse relacionado en el s. XVI con gente aborigen de la región del Paititi. Durante el s. XVII el Gran Paititi pasara desapercibido. A mediados de los años 1700 resurgirán nuevamente comentarios de su existencia, sobre todo en el Cuzco. Así cuando la rebelión del mes de mayo del año 1742, en la ceja de selva central y que lidera el mestizo Juan Santos Atahualpa (de quien se cree tuvo influencia masónica), se sabía "que un primo hermano suyo estaba reinando en el Gran Paitití", conforme lo trascribe el Dr. Franklin Pease García Irígoyen en su excelente trabajo "Antecedentes Mesiánicos al Alzamiento de Túpac Amaru".

En los tiempos siguientes sobre todo en el s. XIX el Gran Paititi es relacionado con "El Dorado" bajo la visión de encerrar tesoros, lo que atrajo nuevas expediciones. El norteamericano Hiran Bingham luego de recibir 10,000 dólares el 04.04.1912 de la National Geographic Society, encontró Machu Pichu cuando estaba buscando el Paititi. En esa misma dirección en 1921 el sacerdote Vicente Cenita Goya, en la selva de Pusharo-Cuzco y en zona "machiguenga" descubrió petroglifos inscritos sobre una inmensa roca de 11 metros de largo y por dos de ancho, sustentando ser "vestigios de una civilización de la que no se tenía noticia". En esta zona y al año siguiente el coronel ingles Percy Fawcett y su hijo Jack, fueron asesinados por los selváticos al pretender ingresar a ella.


Donde la historia se mezcla con la leyenda

Detrás del Santuario Mayor del gran templo inca del Coricancha (templo del Sol), existe una entrada llamada de la gran Chingana, que es un túnel que comunica el santuario con la fortaleza de Sacsayhuamán, situada en lo alto de un cerro muy pronunciado y construida con piedras de varias toneladas. Este túnel fue usado en el siglo XVI, durante la invasión española que se sumo a la guerra fratricida entre Huascar y Atahualpa por el imperio incaico, por el príncipe Inca Choque Auqui (Príncipe Dorado) hermano de estos, quien según la leyenda abandono en medio de aquella crisis el palacio de Amarucancha llevándose la momia de su padre Huayna Capac y una estatua del mismo en oro, que envolvía su corazón momificado, llamado Wauke. El príncipe huyo en compañía de sus Maestros (Amautas), archiveros (Quipucamayocs), sacerdotes (Willajs), vírgenes del sol (Ajillas), nobles (Orejones) y algunos guerreros, escapando de la inminente invasión de los hombres de Atahualpa. 

Así, vista en peligro su ciudad, la elite social e intelectual Cusqueña habría fundado "otro Cuzco" siguiendo el camino de los antiguos, hacia un oasis de paz para salvaguardar los tesoros de su imperio. Se mantendrían allí, aislados hasta que el orden cósmico fuese restituido, y tanto la sabiduría como el conocimiento transmitido por los dioses volvieran a imponerse. El tesoro guardado en aquella región apartada no estaba formado por joyas u oro. Paititi guardaría una estirpe de hijos de dioses, de sacerdotes así como el conocimiento secreto del culto solar. Se oculta allí la historia secular de un pueblo que unió la tierra con el cielo, sintetizando todo el saber de las culturas que lo precedieron. 


Las evidencias

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Las crónicas españolas relatan que Paititi fue construido y habitado después de la caída del Imperio Incaico. El cronista Maúrtua (Crónica, 1677) relata que una vez dominado el Cuzco, uno de sus habitantes fue interrogado:

¿Dónde está el Inca? -le habría preguntado un español -. 

El Inca, la corona y muchas otras cosas más -habría contestado- están en la unión del rió Paititi y el rió Pamara (desaparecidos en el tiempo) a tres días del rió Manu. 

Existe un viejo mapa realizado en el siglo XVII en el museo eclesiástico del Cuzco, que fue traducido del quechua por unos misioneros jesuitas. Sobre el fondo del mapa están dibujados ríos y montañas.

Alrededor del mapa se lee: Corazón del corazón, tierra india del Paititi, a cuyas gentes se llama indios: todos los reinos limitan con él, pero él no limita con ninguno. 

En el centro y arriba: Estos son los reinos del Paititi, donde se tiene el poder de hacer y desear, donde el burgués solo encontrara comida y el poeta tal vez pueda abrir la puerta cerrada desde antiguo, del mas purísimo amor. 

En la parte inferior derecha: Aquí puede verse el color del canto de los pájaros invisibles. 

Estas frases crípticas forman parte de la leyenda, hasta la fecha mas de diez expediciones han fracasado en su intento de alcanzar este mítico reino. Los aviones y helicópteros que se acercan a la zona sufren con extrañas averías o repentinos cambios de tiempo. Las fotografías satelitales encuentran el lugar con espesas nubes. La zona posee una especial anomalía. 


El camino hacia el Paititi 

Muchas expediciones han recorrido diferentes caminos para intentar llegar al mítico reino. Uno de ellos es el que saliendo del Cuzco, por una carretera pavimentada llega a Oropesa luego de pasar por San Jerónimo, mas adelante y hacia la izquierda se toma un desvió de carretera afirmada de tierra y piedra que suben en zig zag empinadas cuestas, para luego de muchas horas de viaje llegar a Paucartambo, de allí se desciende desde la localidad de tres cruces por el valle de Cosñipata hasta Pilcopata donde se encuentra parte del camino inca y finalmente a Shintuya, ultimo centro civilizado, en Madre de Dios, formado por una pequeña misión de padres domínicos a orillas del rió Madre de Dios. 

Desde Shintuya se continua en barcas a motor, al cabo de cinco horas, se llega a la desembocadura del rió Palotoa. A 15 km. de la desembocadura del Palotoa el trayecto a pie empieza. En algún recodo del rió, se llega a una aldea Machiguenga. Es recomendable establecer un campamento en la orilla opuesta a la aldea principal. Para llegar a ella se debe recorrer cerca de dos días. Una vez en ella se debe esperar una autorización para cruzar el rió Siskibenia y llegar a la piedra de Pusharo. 

 

Pusharo, es un lugar sagrado donde se encuentra una gigantesca pared rocosa llena de petroglifos que para algunos representa un mapa de la ruta al Paititi, esta gran pared litica contiene grabados diversos signos y figuras totalmente desconocidas, esta se encuentra en la margen derecha del rió Palotoa afluente del rió alto Madre de Dios. Estos petroglifos fueron avizorados inicialmente en 1921, por el domínico Vicente de Cenitagoya; los visito posteriormente el médico y explorador Peruano Carlos Neuenschwander Landa, quien cree haber identificado entre esos enigmáticos ideogramas un mándala, quizá de origen sánscrito, el cual se encuentra encerrada en un circulo; el padre Torrealba (1970); y el Arqueólogo Peruano Federico Kauffmann Doig (1980) entre otros.

Desde el punto de vista arqueológico, no hay al presente explicación satisfactoria acerca de los diseños de Pantiacolla, ni correlaciones con otras culturas, se ignora así mismo la edad de estos petroglifos. Sin embargo algunos investigadores creen que representa un medio para llegar al mítico reino de Paititi. 

En dirección a las nacientes del rió Siskibenia, se abre un cañón (Maisnique), que es considerada zona prohibida, pues en ella viven los hombres vestidos de blanco. El cañón tiene una longitud de cuatro kilómetros, de allí hasta la meseta de Panticolla hay casi 45 km. de selva virgen. Tres días después se llega al pie de la meseta de Panticolla, pudiendo observarse la entrada de la caverna en forma de corazón hasta el interior de la montaña. De allí en mas es tierra prohibida. 

Según las leyendas, mas allá debe hallarse él mítico cerro en forma de puño con cinco puntas, delante otro cerro mas, luego las caídas de agua, mas allá la laguna rectangular, y muy cerca la ciudad de Pantiacollo centro neurálgico del mítico reino del Paititi.

Bibliografía:

Manual de Arqueología Peruana. Editorial Peisa, Lima 1983. Federico Kauffmann Doig

Paititi. Arequipa 1990. Carlos Neuenschwander Landa.

El ultimo explorador, Caretas 1991.

Nuevo Compendio de Historia del Perú. Editorial Osiris, Lima 1986. José Tamayo Herrera ***********************************

Max Tafurmax.tafur@fitway.net

http://www.fitway.net/ 







PAITITI: EL CENTRO SUPREMO


Paititi es considerado en la actualidad por diversos investigadores como el enigma arqueológico de Sudamérica; sin embargo, no ha sido hallado y para algunos historiadores la misteriosa ciudad perdida sigue siendo tan sólo una leyenda.





La imagen de la polémica.

Gracias a la tecnología moderna se ha podido fotografiar la cordillera del Pantiacolla, que generalmente se halla cubierta por sospechosas “nubes”. La fotografía fue tomada en diciembre de 1975 por el satélite norteamericano Landsat 2, que formaba parte de un ambicioso proyecto de la NASA. El enigma se inició cuando el Landsat 2 logró unas espectaculares fotografías en el sureste peruano donde se apreciaban con nitidez unos diez “puntos” agrupados en pares; es decir, dos filas de cinco. Por si esto fuera poco, posteriores análisis identificaron a cada punto como “una pirámide trunca de proporciones enormes”.
Arriba: Fotografía tomada por el Landsat 2.

Como era de esperarse, el descubrimiento generó las más encontradas opiniones, y el más profundo cuestionamiento: ¿Qué es esto? De seguro ello fue lo que se dijo a sí mismo el explorador japonés Yoshiharu Sekino, quien partió en busca de las “pirámides del Pantiacolla” (como se les bautizó posteriormente) sin llegar a dar con ellas debido a la tupida jungla.
Sólo un puro de corazón podrá penetrar sus santuarios intraterrenos y desvelar el misterio.

Fuente: http://www.legadocosmico.com/elpaititi.htm
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A continuación el mismo nativo, maestro Alejandro Jahuanchi nos ofrece su magnífica manifestación sobre la existencia del Paititi.
“Ahora vamos a conversar sobre la existencia del Paititi. Verdaderamente existe. Cuando llegaron los españoles había en todos los sitios esas riquezas llamadas el oro. La gente bus caba a los nativos por buscar estos metales preciosos, y conquistaban con machetes, cuchillos, con todo, para poder intercambiar con esos objetos. Y por mucho tiempo que vivieron con estas ideas de entregar y dar para poder hacer canje con las herramientas que ellos correspondían. Pero después hubo abusos de las personas que han llegado a nuestras comunida des nativas en diferentes sitios, con los Huachipaires, con los Amasaires, con los Cohieris, Machiguengas. Todos ellos tenían contacto con ellos amigablemente. Pero al ver que ellos hacían todo tipo de abuso por esos metales lo han exterminado llevan do a los sitios mas peligrosos, y hasta el sitio que no estaba permitido podían llegar por salvar sus vidas. 


Pero al darse cuenta que la gente exterminaban mucho a los nativos, entonces al darse cuenta hicieron una reunión a nivel de todos los nativos de aquellos tiempos, y todos los pensadores y todos los conoci mientos de aquellos tiempos dijeron que ellos han venido a exterminar a todos los seres vivientes y quedarse con las rique zas, que ellos se han enviciado, que es el oro. Entonces hicie ron una reunión a nivel de todos, hicieron juramento, compromiso, una propuesta que no mas entregar riquezas que ellos ambicionaban. Desde ese momento las riquezas se des aparecieron totalmente. Y el Paititi se encuentra entre las ca beceras del río Piñipiñi y Pantiacolla. Y ahí están todas las cosas puestas, esas riquezas ocultadas.
Y había contacto con los sobrevivientes de los Incas, que ellos tenían un lenguaje aparte, y nosotros aparte, pero a través de todas esas reuniones se han comprometido que nunca más entregar. Ese Paititi se encuentra en dos sitios. Entre dos ríos se encuentran dos viviendas, dos ciudades, que es una ciudad poco menos con contenido de energías, y otra ciudad está bajo tierra, y que está con contenido de bastante riqueza. Esas riquezas que hay están protegidas por los nativos, y también al mismo tiempo están protegidas por la naturaleza como es los bosques, los animales. Por aire está protegido por la atmósfera. Cuando uno va está protegido por los tigres, el oso y también protege el bosque. El camino que fue hecho está encerrado por la vegetación. Y cuando uno llega al sitio, también por el espacio protege el trueno, y la atmósfera, la neblina. Es algo místico que está protegido por los poderes del espacio. Todas esas cosas que hay no son de nosotros, sino son del Creador. Entonces esto está guardado para otra generación. Esa generación tiene que pensar nuevamente para poder hacer sus místicas con esos me tales, por que los antiguos que han vivido utilizaban esos obje tos para elevar hacia arriba, y ofrecer con esto, y conectar con los espíritus del espacio. Es algo maravilloso, es una ciudad muy antigua que da a pensar que aquellos tiempos que vivían tenían conexión y manejaban sus energías de poder.


Cuando se habían exterminado todos los maestros, todos los sacerdotes de aquel tiempo ya no han utilizado, y nosotros los nativos que vivimos todavía, no manejamos esas energías; sino ya manejamos energías ya creadas por el hombre. Por eso que no se puede encontrar fácilmente esa ciudad maravillosa buscada por todo el mundo. Ahora la ciencia está buscando como encontrar. Y es posible que puedan encontrar por que estamos llegando a la meta para poder nuevamente revalorizar todos nuestros recursos que fueron dejados por los antiguos. Por eso que nosotros actual mente que vivimos sabemos a través de los sueños, a través de las plantas elementales que llevan la mente hacia ellos, siempre se encuentra, se ve. 


Pero en nuestra habla se han quitado entregar decir lo que es la verdad. Entonces hemos acostumbrado decir la mentira, ya no podemos decir sí, allí está. Cualquier persona que vaya a encontrar con los nativos que están por ese sector, no les pueden dar la razón de decir que allí está. Pueden decir sí está, pero no sé donde. Por eso que la gente que se han pasado por encima de ellos, no han encontrado, por que la gente busca con otras ambiciones, con otras ideas de extraer. Yo estoy practicando la medicina tradicional, y esto tiene que encontrar y utilizar ade cuadamente ese material. Exclusivamente para poder ofrecer a los poderes creados con cosas que están dedicadas para ellos. Ahora todo el mundo ha terminado las riquezas, y ahora vienen a este continente para poder encontrar. Pero pienso que pueden encontrar gente que vienen con buenas ideas de revalorizar todas nuestras cosas que existen y poder compartir nuevamente con las personas que van a iniciar una nueva era. Así sí podemos decir, pero con esa mentalidad de extraer y llevar a otro país para con vertir en cosas fabricadas y volver a negociar a nosotros, por eso que nosotros no podemos decir la verdad de entregar esas riquezas. Y así mismo también otros nativos que viven por esas cabeceras alrededor de esa ciudad, también no pueden decir donde está. Por eso todo el mundo sufre, muere, pero no lo pue de hallar. Y eso es una energía encantada que no deja pasar a nadie".


Así habló este amigo Huachipaire. El Paititi era la residencia del Inca o Emperador. Allí vivía él con su familia, allegados, guardias y gente de confianza. Desde allí gobernaba su impe rio. Estaba prohibido el ingreso. Hasta el día de hoy los nativos guardan este mandato, y son muy escasos los que se hayan atrevido a franquear sus murallas, previos despachos y pedidos de permiso a la tierra y a los apus. Solo se permitió el ingreso a todos aquellos que portaban las riquezas para asegurarlas de la codicia del conquistador.


Estos la llamaron a esta ciudad con el sugestivo apodo de El Dorado. La buscaron por toda América del Sur; pero no la hallaron. Allí agonizó lentamente el grandioso Imperio Inca del Sol.
        La capital del Gran Paititi en la Sierra de Parecis en Brasil se halla entre los paralelos 10° y 11°, y los meridianos 65° y 64°.
        La capital del
 Paititi Peruano la podemos encontrar en la intersección del paralelo 12° 37' Y el meridiano 71° 44'.
        En la carta nacional de código 26 S se halla en la zona de intersección de las Coordenadas 8'603.907 N Y 206.795 E.
Libro El Padre Otorongo - P. Juan Carlos Polentini, El Paititi

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