Alergias, cáncer, Sensibilidad química múltiple, fibromialgia, infertilidad, tiroides, diabetes, etc. La sociedad desarrollada en la que vivimos nos inunda cada día con todo tipo de elementos químicos tóxicos y venenosos a través del aire, agua, juguetes, cosméticos, ropa, calzado, dentífricos, colutorios, champús o la misma alimentación.
Si no cambiamos entre todos con carácter de urgencia esta aberrante sociedad en la que vivimos, nuestros hijos estarán condenados a una penosa vida envenenados y a una dolosa muerte prematura.
Vean el siguiente reportaje y no olviden,
LA IGNORANCIA MATA.
¿Podemos encontrar un conejillo de Indias mejor que uno mismo? A los efectos de su último
documental, “Homo Toxicus”, la directora Carole Poliquin quería participar en un juego simple y aterrador: un análisis detallado de su propia sangre. Todo lo que ha descubierto podría arruinar la vida al menos paranoico de los hipocondríacos: del bisfenol A en botellas de agua, a los parabenos en cosméticos, los falatos en el vinilo, BPDE en la electrónica … Todos los días estamos expuestos a una multitud de productos químicos que entran en nuestro cuerpo. Esta realidad alarmante es por la que se interesa Carole Poliquin. Directora del documental.
Todos los días, toneladas de productos químicos se liberan al medio ambiente, tóxicos a largo plazo para los seres vivos. La mayoría de las 100.000 moléculas desarrolladas desde la II Guerra Mundial y que están presentes en los productos que usamos a diario nunca se han testado. Algunas de ellas se han introducido en nuestros cuerpos e incluso en los fetos. Hasta 247 sustancias tóxicas se han encontrado en los recién nacidos. Junto a nuestro ADN, estamos legando nuestra carga tóxica a nuestros hijos.
Insecticidas, dioxinas, retardadores de llamas, compuestos plásticos: cada día miles de substancias tóxicas son liberadas al medio ambiente sin que conozcamos los efectos secundarios de largo plazo causados en los seres vivos, y cientos de estos componentes se infiltran y acumulan en nuestros cuerpos. Por medio de una investigación llevada a cabo con rigor y basándose en sus propios análisis de sangre, la directora explora la relación entre estas substancias y el aumento de ciertos problemas de salud como el cáncer, la hiperactividad en los niños y la infertilidad. Los resultados son inquietantes y cuestionan nuestro estilo de vida.
Con esta lista impresionante de tóxicos bajo el brazo, Carole Poliquin ha entrevistado a muchos científicos que, como ella, están preocupados por la creciente presencia de todos estos productos – incluso aquellos que están prohibidos desde hace más de 30 años, como el DDT … - Y, sobre todo, sus efectos perniciosos sobre el desarrollo humano. No hay necesidad de viajar a Bhopal, la India, o cerca de Chernobyl, Ucrania, para ver los efectos de todas estas sustancias, hoy día son comunes en el aire, vertidos en ríos o en nuestros platos de comida diaria.
Porque verás, el enemigo está en todas partes y sus conquistas son cada vez más visibles. Basta con mirar a la subida de los tipos de cáncer, alergias, trastornos por déficit de atención en niños y problemas de fertilidad en los hombres para comprender que la situación es grave, aunque no todo el mundo es capaz de ver la problemática. De hecho, Carole Poliquin está haciendo sonar la alarma sobre un fenómeno preocupante, pero también pone de relieve la negligencia de nuestros gobiernos, más o menos sujetos a los dictados de las grandes empresas, a menudo jugando a aprendiz de brujo con productos de un potencial destructivo desconocido. Y todo esto puede estallar en dos o tres generaciones…
Video: Documental HOMO TÓXICUS - (La Noche Temática en La2 de TVE)
Todos los días, toneladas de productos químicos se liberan al medio ambiente, tóxicos a largo plazo para los seres vivos. La mayoría de las 100.000 moléculas desarrolladas desde la II Guerra Mundial y que están presentes en los productos que usamos a diario nunca se han testado. Algunas de ellas se han introducido en nuestros cuerpos e incluso en los fetos. Hasta 247 sustancias tóxicas se han encontrado en los recién nacidos. Junto a nuestro ADN, estamos legando nuestra carga tóxica a nuestros hijos.
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