Casa y Jardín del "Hombre del Agujero" donde cultiva mandioca y otros vegetales © J.Pessoa |
Caminar a través del pequeño pedazo de bosque en el que vive es sobrecogedor. Su presencia se percibe en todas partes y siento que vigila cada uno de nuestros movimientos. Mario y Pedro, nuestros guías indígenas, señalan uno de sus refugios de caza, hecho de hojas, y una palmera que ha talado para extraer el corazón de la planta.
© Survival
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Pero nosotros no somos intrusos voyeurs: hay un motivo serio para nuestra visita. FUNAI quiere averiguar si sigue con vida, y si es posible establecer contacto amistoso, porque temen por su seguridad. Algunos de los ganaderos tienen la vista puesta en esta tierra y hay muchos pistoleros de gatillo fácil que no tendrían ningún problema en deshacerse de él a cambio del precio de una noche de fiesta en la ciudad. Por algo los brasileños llaman al Rondonia el estado “bang-bang”.
Estoy aquí porque quiero contar esta historia como parte de la campaña “Indígenas aislados” (link to: http://www.survival.es/aislados) de Survival, para defender los derechos de todos los pueblos indígenas no contactados del mundo.
Algunos meses después de mi visita recibo una buena noticia, ¡algo raro!:FUNAI ha decidido no contactar al “Hombre del agujero”, sino ampliar su minúsculo territorio en 3.000 hectáreas para darle más espacio y que tenga más animales que cazar. Espero que ahora tenga la oportunidad de vivir el resto de sus días en paz.
http://www.survival.es/articulos/3113-el-ultimo-de-su-tribu
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