Eso empezó a cambiar cuando la Fundación Ecológica Cosmos, de Calarcá, se puso en la tarea de "hacer existir al Volcán Machín". La iniciativa surgió de una charla en la que algunos de sus integrantes cayeron en la cuenta de que conocían la existencia del volcán hacía muchos años pero que nunca oían hablar de él. Por eso el 2 de Enero de 2000 iniciaron una campaña de visitas al volcán invitando a periodistas de diversos medios, profesores universitarios y de colegios, estudiantes, miembros de cuerpos de socorro, y cuanta persona se interesara en ir a conocer "el volcán que no existe".
Las visitas aún se realizan regularmente porque no es fácil para una sociedad asimilar lo que significa un volcán y menos cuando hay personas que se empeñan en ocultar su existencia. Como sucedió años atrás cuando un Secretario de Gobierno del Departamento del Quindío señaló de terroristas a quienes estábamos divulgando información sobre el Machín. Por fortuna pudimos contar con el apoyo de Marta Lucía Calvache, vulcanóloga de INGEOMINAS, quien durante tres días se reunió con autoridades y ofreció conferencias y rueda de prensa para dejar bien claro, en el Quindío por lo menos, que el volcán sí existe y que lo irresponsable es no hablar de él.
Los "enemigos de la existencia del volcán" argumentan que divulgar la información causaría temor en la gente, bajaría el precio de las tierras, ahuyentaría inversiones estratégicas en la región y que nadie querría venir a establecer sus negocios o a vivir aquí. Esta es la manera de pensar de quienes han reducido todas las dimensiones de lo humano a lo meramente económico; para ellos las personas no interesan, lo único importante es su capital, su propiedad, sus negocios. El sufrimiento, la infelicidad o la ruina de miles de personas no significan nada. La existencia del volcán obliga a que desde ahora se tomen medidas para que la ocurrencia de una erupción cause los menores daños posibles a nuestra sociedad.
Es suficiente tomar un mapa para ver que se encuentra en pleno corazón de Colombia, en el centro del llamado "triángulo de oro" (hipotético triangulo, con vértices en Bogotá, Medellín y Cali) donde se concentra la mayor parte de la población y de la infraestructura económica del país. Y es fácil prever que la ocurrencia de una erupción sería la más grande catástrofe que hayamos conocido, se estima que afectaría, directamente, a más de un millón de personas.
Es bueno aclarar que se considera como un volcán activo aquel que ha tenido, al menos, una erupción en los últimos 10.000 años. Existe registro geológico de seis erupciones, en El Machín, en los últimos 5.000 años, que "se han caracterizado por producir columnas eruptivas de varias decenas de kilómetros de altura que depositaron capas de ceniza de varias decenas de centímetros en zonas como Armenia, flujos piroclásticos de centenares de metros de espesor que rellenaron los valles de los ríos que drenan el volcán y flujos de lodo volcánico (también llamados 'lahares') que alcanzaron a llegar hasta el río Magdalena formando enormes abanicos aluviales en las zonas de Chicoral, Espinal, Guamo y Saldaña". La última erupción ocurrió hace, aproximadamente, 850 años y de ello quedó memoria en una leyenda indígena de la región. Un cálculo fácil indica que, en términos geológicos, estamos cerca de una nueva erupción, podría suceder en cualquier momento. Otras manifestaciones de la actividad volcánica son: la presencia de fumarolas, microsismisidad permanente, aguas termales dentro y en las cercanías del cráter, geoformas del edificio volcánico bien conservadas y mayor presencia de gas Radón en el sector.
Las primeras referencias a la existencia del volcán Machín se deben al geólogo alemán Friedlaender (1927) quien fue informado de su existencia por el Hermano Amable quien lo descubrió. Desde un principio el volcán fue catalogado como un volcán-somma o pliniano que es el nombre técnico que se da a los volcanes explosivos, precisamente los de mayor peligrosidad por la dimensión y características de sus erupciones. De este mismo tipo han sido el Krakatoa, el Bezymianny, el Vesubio, o el Mont Saint Helen. El registro de anteriores erupciones indica que siempre han sido explosivas, muy fuertes, y han cubierto de material un territorio amplio en los departamentos de Tolima, Quindío, Risaralda, Valle del Cauca y Cundinamarca.
En el año 2005 se iniciaron las obras del túnel de "La Línea" y en el Estudio de Impacto Ambiental, elaborado por la firma Gómez Cajiao y Asociados, ni siquiera se nombra al volcán Machín como posible amenaza para el mismo, ni siquiera como algo de importancia en el contexto de la obra. Y el gobierno ha insistido en hacer allí el túnel, a pesar de las oportunas recomendaciones de INGEOMINAS. Esto es inadmisible por varias razones.
En primer lugar porque con la modernización de la carretera y la construcción del túnel se incrementarán las actividades económicas en la región y, en consecuencia, aumentará la población en Ibagué, Cajamarca, Calarcá, Armenia y a todo lo largo del eje de la vía. En otras palabras, estamos invitando a decenas de miles de personas más a vivir en una zona de grave amenaza volcánica y eso contradice el buen criterio de prevenir los desastres.
En segundo lugar porque al insistirse en el paso de la cordillera por ese lugar se cometen varios errores. Una de los problemas más conocidos del desarrollo territorial de Colombia es la excesiva concentración de la población y de la infraestructura económica en una reducida parte del territorio nacional (el antes mencionado "triangulo de oro") mientras que el resto permanece casi despoblado y en completo atraso. Se pudo pensar (aún es necesario hacerlo) en un paso por otro lugar que abra nuevas regiones a la población y a la actividad económica. El paso por "La Línea" sigue siendo el único paso útil de la Cordillera Central para las exportaciones e importaciones del país. En caso de una erupción esa carretera se perdería por lustros, posiblemente por décadas, y el famoso túnel de "La Línea" no quedaría sirviendo más que para criar murciélagos; el país quedaría partido en dos, sin comunicación entre el centro del país y Buenaventura con consecuencias desastrosas para la economía nacional. El desastre sería doble. De un lado el millón de personas afectadas directamente y por el otro el país entero con su economía quebrada.
Estamos pues en mora de que se tomen medidas efectivas para prepararnos y prevenir un desastre. Es cierto que no hay manera de saber cuándo ocurrirá pero sí sabemos que ocurrirá y dónde. El pasado 21 de enero se creó una comisión especial, al más alto nivel del Estado, para tratar el tema y ya se han visto algunas acciones como la instrucción impartida por el Ministerio de Educación sobre la necesidad dar a conocer la existencia del volcán dentro del currículo educativo, las reuniones que se han convocado para la elaboración de un "Plan de contingencia" (debería ser de "Prevención y contingencia") para el caso de una erupción, en el Quindío, y se ha incrementado el monitoreo del volcán (aún es insuficiente) para conocer más sobre lo que allí está sucediendo y poder avisar con tiempo la ocurrencia de una erupción.
Ya se habla del volcán y eso en un avance, pero no olvidemos que los procesos sociales de asimilación de un aspecto tan problemático de nuestra realidad es algo que toma mucho tiempo, demora muchos años. Y aún falta mucho por hacer.
http://www.calarca.net/cosmos/volcan_machin.html
Es necesario insistir, que existe registro geológico de seis erupciones, en los últimos 5.000 años, que se han caracterizado por producir columnas eruptivas de varias decenas de kilómetros de altura que depositaron capas de ceniza de treinta centímetros y más en su zona de influencia. La última erupción ocurrió hace, aproximadamente, 850 años pues de ello quedó memoria geológica y se sabe con certeza que la erupción se produce en un lapso entre los 800 y los 1200 años, es decir que estamos dentro del rango de una nueva erupción, pues su actividad se ha incrementado dramáticamente en los últimos meses.
Infortunadamente como a las generaciones actuales no les ha tocado conocer sino las erupciones del Ruiz a quien curiosamente denominaban el León Dormido, hasta que pasó la tragedia de Armero, no le han parado bolas al tema del Machín y no me importa volverme cansón con el tema, pero debemos tomar medidas preventivas, pues después de ojo sacado no hay Santa Lucía que valga.
Es necesario conocer la historia para ejecutar actos de prevención de desastres: Para recordar sólo algunos eventos, tenemos que, el 13 de noviembre de 1985, una avalancha de lodo y piedras, provocada por la descongelación por una erupción, de la nieve que coronaba el volcán Nevado del Ruiz fue sepultado Armero con sus 23.000 habitantes. El 14 de enero de 1993, una erupción del volcán Galeras causa la muerte de nueve expertos extranjeros en vulcanología que asistían a un congreso internacional. El 6 de junio de 1994 un terremoto de 6,0 grados, ocasionó una avalancha fluvial en los departamentos del Huila y Cauca, causando la muerte de al menos 500 personas. El 25 de enero de 1999 se presentó un nuevo terremoto con una magnitud de 6.4 grados, que afectó enormemente las ciudades de Armenia y Pereira, además de 18 ciudades y 28 Municipios afectados de los departamentos del eje cafetero y pasando Colombia al listado de los 20 terremotos más terribles de la historia, con 1.100 personas como víctimas fatales y miles más de damnificados. No se puede pasar por alto que de 54 millones de personas que viven en condiciones de alto riesgo sísmico en los países de la Comunidad Andina, 22 millones vivimos en Colombia y que según el Comité Andino de Prevención y Atención de Desastres, en esta zona han ocurrido cerca de 7 mil sismos de consideración en los últimos 30 años y que en la últimas tres décadas los terremotos acabaron en dicha comunidad, con 180 mil viviendas, 40 mil de ellas en el terremoto de Armenia de 1999.
Lo más importante, es que a los ciudadanos se les debe enseñar, que deben hacer antes, durante y después de un sismo; otro de los problemas que se debe prever, es el de la gobernabilidad post desastres, en Armenia por ejemplo generó más pánico la serie de saqueos por falta de gobernabilidad, que las mismas réplicas del sismo. Prevenir, prevenir y prevenir. Un feliz día y mucha prosperidad.
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