Es típico del poder usar al arte para convertirlo en propaganda y matar así la sensibilidad artística secuestrándola y sometiéndola al discurso militante. Ha ocurrido innumerables veces en la historia moderna cargada de dictaduras de todos los colores en las que artistas oficiales han pretendido hacer un “arte comprometido”.
Otra búsqueda de poder, la contracara exacta de lo anterior, es la auto-legitimación moral que da el ser revolucionario, oponerse al orden y sentirse profeta y poeta a la vez, crítico del discurso oficial según el cliché de la resistencia. De la misma manera que en las dictaduras oficiales, estos revolucionarios de vitrina someten el arte al discurso, un discurso oficial contra la historia oficial. Igual de exigente, igual de tiránico y polarizador, igual de fecundo en la creación de aliados y enemigos, somete a los artistas a un mensaje obligado, a un lenguaje tácitamente exigido por los correligionarios.
Entre los crímenes de lesa humanidad, este me parece uno de los peores porque deja a los hombres sin aire y sin la esperanza que sólo la belleza les puede dar.
Publicado por José Manuel Rodríguez Canales en 06:43
Fuente: http://roncuaz.blogspot.com/2012/07/arte-secuestrado.html
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