Hace mucho tiempo un joven científico descubrió el arte de reproducirse a sí mismo de una manera tan perfecta, que resultaba imposible distinguir el original de las copias.
Una mañana la muerte se acercó a su laboratorio para llevarlo consigo, el joven científico se dio cuenta de que la muerte se lo quería llevar así que realizó 11 copias de si mismo.
La muerte confundida no supo cual de los 12 era el verdadero científico, así que se alejó y dejó a los 12 científicos tranquilos.
Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió un gran plan.
Regresó de nuevo y le dijo a uno de los 12 científicos: “Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo, sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto”.
El científico original pegó un salto y gritó: “¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?”.
“Justamente aquí”, respondió el Ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo.
“Todo lo que hace falta para descubrir al “ego” es una palabra de adulación o de crítica”.
Tomado de: http://www.mensajespositivos.net/reflexiones/humildad.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario