viernes, 18 de diciembre de 2009

Chamanismo: El Solsticio de Invierno para los pueblos indígenas...

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En invierno es época de siembra. Allí procuraremos, como el sembrador, elegir los mejores granos. Análogamente es época de pensar en nuestros objetivos para el nuevo ciclo, conforme a la experiencia adquirida.
El sol se ha alejado del hemisferio y la tierra se prepara para trabajar interiormente. Los frutos de la cosecha anterior ya han sido recogidos. Es el momento para seleccionar los mejores frutos, obtener sus semillas y volver a sembrar. Hay frutos que se pasmaron, se pudrieron o no se desarrollaron bien. Estos se eliminan y se guardan los mejores.
Análogamente, hay un momento para evaluar los objetivos logrados. De todo lo que te has propuesto, seguramente habrá metas que no se han conseguido todavía. Esto no es un fracaso si aprendes de la experiencia. Es decir, si investigas cuales son las causas que han impedido hasta ahora su logro. Una vez determinados los obstáculos que lo han impedido, elabora un plan para superarlos y acercarte, de esta manera, a un éxito final.
Los obstáculos pueden ser de diversa índole. La mayoría seguramente están en ti mismo. No culpes a nadie de lo que te sucede. No culpes a los demás si no has logrado todavía determinadas metas. Tal vez no sea tiempo todavía, quizás tengas que desarrollar otros objetivos antes, tal vez tengas que vencer tus temores, o emplear más energía y voluntad para conseguirlos. A veces las metas son poco realistas y en ese caso deberás replantearlas para avanzar por etapas: una escalera se sube peldaño a peldaño.



Un período de amor y solidaridad

Nosotros, seres humanos, hemos vivido cientos de miles de años en estrecho contacto con la naturaleza, siendo parte de ella misma. Solamente estos últimos siglos hemos construido ciudades y nos hemos alejado de ella. Pero todo nuestro ser sigue respondiendo a esos ciclos, llevamos ese programa en nuestros genes.
Imagina una tribu viviendo en cuevas o chozas en pleno invierno. Para sobrevivir han debido guardar los granos de los alimentos que cosecharon para alimentarse con ellos en invierno, cuando escasean los vegetales para comer. También protegen sus animales para tener disponible, especialmente, leche.
De acuerdo a la dedicación y esfuerzo, es seguro que algunas familias logran mejores cosechas que otras. Pero si quienes tienen para comer en el invierno se guardan lo que tienen e incluso lo que no alcanzarán a comer y no comparten con quienes no tienen lo suficiente, el resultado sería la muerte de algunos miembros de la tribu. Y esto, lógicamente, perjudica a la totalidad, pues los debilita. De modo que, por razones de superviviencia, toda la tribu comparte lo que tienen para pasar la época más difícil.
El sol, como hemos dicho, se ha alejado. Hay más frío y más escasez de todo. El sol es la fuente de vida y de calor. Sin embargo, el ser humano observa fácilmente que el sol retornará y la naturaleza volverá a mostrar su abundancia y esplendor.
Los miembros de la tribu se reúnen en torno de una fogata. El fuego obviamente les da calor, luz y además, probablemente les permite cocinar algunos alimentos. Juntos, se apoyan y comparten lo que tienen.
Esto se va transformando en una celebración y una ceremonia. El fuego es la representación del sol, momentáneamente alejado. Es también el elemento transformador de todo: lo que era sólido lo transforma en líquido, lo líquido en vapor, lo denso se transforma en algo sutil.
Los pueblos de todos los lugares del planeta comienzan a celebrar el Solsticio de Invierno.
De allí que las fiestas solsticiales se acompañan de fuego. Incluso se colocaron antorchas en los árboles para iluminar el camino y el lugar de la celebración. En la noche solsticial se intercambian obsequios. Es noche de solidaridad, de amor y de esperanza.
Cuando el cristianismo comienza a propagarse en Europa, asimila estas fiestas solsticiales a sus propios ritos y símbolos. De allí que se fija la fecha del nacimiento de Jesús en el Solsticio de Invierno (Hemisferio Norte). El niño Jesús pasa a simbolizar para los cristianos la idea de solidaridad, amor y esperanza. Por eso se colocan luces en los árboles, a semejanza de las antorchas que antiguamente se colocaban en el norte de Europa. Por eso se intercambian regalos, aunque en la mayoría de los cristianos de hoy, pasa a ser simplemente una expresión de materialismo y consumismo. Muchos han olvidado que no es importante el valor material, sino que cada uno debe dar algo de sí que pueda compartir con los demás, para que juntos, unidos en amor y solidaridad, puedan mejorar su calidad de vida.
Es el momento de tener fe y esperanza que todo irá mejor si tenemos la actitud interior correcta, si amamos y si somos solidarios

Serval

Sugerencias de actividades
Hay una práctica muy valiosa que nos ayuda a desarrollar más voluntad y convicción para conseguir nuestras metas en el nuevo ciclo de nuestra vida. La he llamado: "Quema de obstáculos"
1. Determina de la manera más precisa posible cuáles son los obstáculos que se te han presentado hasta ahora.2. Identifica con claridad cuáles son los obstáculos que están en ti mismo (deberían ser la mayoría o todos).
3. Anota los obstáculos en una o varias hojas de papel. Realiza este trabajo varios días para que tu mente interior vaya identificando todos los obstáculos que te impiden obtener mejores frutos.
4. Planifica, define y redefine tus objetivos para el nuevo ciclo de tu vida. Imagina en qué etapa irán para la próxima primavera. En esa época deberían empezar a "florecer", a exteriorizarse su avance.
5. En un cuaderno, anota también tus metas y objetivos lo más específicos posibles, señalando cómo quieres lograrlos, cuándo esperas que se realizan, de qué manera y en qué lugar.
6. En el momento del Solsticio de Invierno o lo más cercano posible, en un recipiente de metal o de greda coloca un poco de alcohol, algo de algodón y tus hojas donde anotaste tus obstáculos. Enciende el alcohol y quema las hojas. Eso representará la quema de tus obstáculos. Mientras se consumen, mentaliza el firme propósito de vencer tus dificultades, de emplear toda la energía necesaria para conseguir tus nuevas metas.
7. Observa a continuación tu cuaderno donde anotaste tus metas y te visualizas como si ya las hubieras logrado.
8. Todos los días, de preferencia en la mañana, mira tu cuaderno de metas y haz una rápida película mental donde te veas logrando cada una de ellas.

Prepara tus regalos y entrégalos

Haz una lista de las personas a quienes amas. Es deseable que tu lista sea muy larga. Piensa en tus riquezas: tienes cualidades, virtudes, experiencias, buenos sentimientos, buenos pensamientos. Eres capaz de sonreír, de abrazar, de escuchar atentamente, de estimular, de motivar... Anota junto al nombre de tus amigos, familiares y conocidos que anotaste qué de toda tu riqueza puedes compartir con ellos. Piensa qué les gustaría a cada uno recibir: una sonrisa, una tarjeta de saludo hecha por ti mismo, un agradecimiento, un abrazo, un libro, una parte de tu tiempo...
Y lo más importante, ¡comienza ya a dar algo de ti mismo! Todos esos regalos son verdaderas expresiones de amor. Y mientras más amor entregues, más amor recibirás. ¡Nunca se te acabará! 




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