martes, 15 de febrero de 2011

Etnocidios en Colombia: Los 'Nukak Makú' (la última tribu nómada en nuestro país)


Amigos: En esta ocasión las noticias no son muy halagüeñas... Infortunadamente y para vergüenza del género humano, seguimos sumidos en medio del caos, la oscuridad, la intolerancia, el control, el poder y el desconocimiento por el derecho a la vida, como es el caso de la única tribu nómada que aún existe en nuestro país: "Los Nukak Makú".... 
El Amor y La Luz sean la bandera de todos los dirigentes del mundo... 
In Lakech... 
Gloria H. 
Colombia: El etnocidio, una práctica sistemática
Por Prensa Indígena - Monday, Aug. 10, 2009 at 11:11 PM
ewituri@laneta.apc.org Por Alberto Corona | Prensa Latina
Kaos en la Red, 8 de agosto.- Contra los indígenas colombianos. Atrapados en un círculo interminable de violencia y sometidos a una constante desterritorialización. 


»»Por la dignidad de los Pueblos Indígenas.- Varios pueblos indígenas colombianos ven hoy amenazadas sus propias existencias producto de la recolonización territorial y la violación de los más elementales derechos humanos. Víctimas de un conflicto armado interno, asesinatos de sus líderes, persecuciones y políticas neoliberales aplicadas por sucesivos gobiernos, varias comunidades indígenas se han visto obligadas a abandonar sus tierras y lugares de origen. 

En ese contexto, más de 13 mil indígenas fueron forzados el pasado año a huir de sus territorios, lo que equivale a un 3,5 por ciento del total de la población desplazada en el país. Ello, según expertos y organizaciones de derechos humanos, acrecienta el exterminio y la fragmentación, lo cual provoca una emergencia humanitaria en 34 pueblos indígenas inmersos en las regiones más azotadas por la violencia.

A su vez, el desplazamiento se agravó en territorios donde se implementó una política de fumigaciones aéreas y erradicación manual de cultivos de uso ilícito. Acorde con los datos disponibles, miles de indígenas huyeron en forma masiva, aduciendo falta de garantías para sus vidas como consecuencia de operaciones militares, con la consiguiente afectación a la soberanía alimentaria.

Muchas de estas tierras abandonadas han pasado a otras manos, lo cual para muchos constituye una expropiación, método recurrente en varias regiones del país. De ahí que también el desplazamiento esté asociado a intereses de grupos económicos nacionales e internacionales, promotores de macroproyectos, explotación de recursos naturales e imposición de monocultivos para la producción de agrocombustibles.

Al prevalecer las condiciones de violencia en gran parte del territorio nacional, esto se convierte en una oportunidad para imponer modelos económicos en zonas donde la presencia de indígenas resulta incómoda. En un informe presentado por la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), el panorama crítico que viven los pueblos originarios se expresa en la descripción efectuada sobre la situación que hoy viven 28 de ellos, los cuales están al borde de la extinción.

Estos 28 pueblos, que representan el 30,4 por ciento del total existente en Colombia, actualmente tienen poblaciones que no superan las 500 personas, la mayoría de ellos se ubican en la región amazónica y cuatro poseen asentamientos por debajo de los 60 integrantes, refiere el estudio.

La ONIC también sostiene que esta dinámica demográfica -un proceso de larga duración- se tiende a agravar en la medida que se integran sus territorios por la colonización, la presencia de grandes empresas, la guerra y las políticas estatales contrarias a toda acción de protección. La historia reciente de la población Nukak permite conocer cómo un pueblo de manera acelerada experimenta la reducción de sus miembros y la degradación de la cultura.

Veinte años después de su contacto con la sociedad colombiana y de articulación al mercado nacional y la institucionalidad estatal, los Nukak han perdido la mitad de su población, denuncia la ONIC. Según los datos censales, en el 2007 esta etnia presentaba una población cercana a las 500 personas, en tanto el pasado año se reportaba que el 40 por ciento de esa comunidad vivía en condición de desplazamiento, con implicaciones severas para su supervivencia y que aceleran su degradación cultural.

Los Nukak, considerados uno de los seis grupos que constituyen los pueblos Makú, habitan entre los ríos Guaviare e Inírida, al borde de la cuenca amazónica, y son cazadores-recolectores nómadas. El primer contacto con foráneos se reportó en 1988. Viven en pequeños grupos familiares y están en constante movimiento, por lo cual poseen escasas pertenencias. En unos pocos segundos son capaces de enrollar sus hamacas hechas de hilo de fibra, guardar las ollas y otros pocos artículos en las mochilas hechas a mano, y emprender la marcha.

Esta comunidad -que ha sufrido la devastación de su población por la malaria y la gripe desde su primer contacto con foráneos, ahora se enfrenta a la ocupación de su espacio vital por los actores del conflicto interno, el narcotráfico y las trasnacionales.

Este es solo un ejemplo ilustrativo del etnocidio que sufren varios pueblos indígenas de la amazonía colombiana y otras regiones de la geografía nacional, donde se da la paradoja de que el Estado -al menos en lo teórico- propicia el reconocimiento de los derechos de estas poblaciones, como lo recoge la Constitución de 1991.

Y, al mismo tiempo, agudiza una política de desarrollo excluyente y en determinados contextos de exterminio. Nada ha cambiado desde que Duoduo Diÿne, relator especial de Naciones Unidas, advirtiera por primera vez a la comunidad internacional en 2003 la dimensión étnica y racial del conflicto armado en Colombia, salvo que las denuncias y el drama vivido por estos pueblos tienden a ser cada vez más alarmantes.

Lo cierto es que la situación de los indígenas de Colombia es crítica y extremadamente preocupante. Más allá de los datos estadísticos y las cifras disponibles, y de los insuficientes esfuerzos sistemáticos de monitoreo de la crisis humanitaria de estos pueblos, resulta prácticamente imposible captar la real dimensión del desarraigo, la desterritorialización y el etnocidio de tales comunidades en el país.

http://argentina.indymedia.org/news/2009/08/686259.php
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El etnocidio de los 'Nukak-Maku' en Colombia
Los NUKAK son indígenas nómadas de la rama MAKU, grupo heterogéneo compuesto por varias comunidades cazadoras-recolectoras, que se desplazan desde tiempo inmemorial por el Amazonas y la selvas del sureste, donde confluyen Colombia, Perú y Brasil, entre los ríos GUAVIARE e INIRIDA en constante movimiento.

Se sabía de su existencia desde 1947 por los procesos de colonización de las zonas selváticas, las emigraciones causadas por la violencia, el desarrollo del narcotráfico y expansión de la industria de guerra auspiciada por el conflicto armado interno, desde los años 60 el territorio NUKAK ha venido sufriendo la presión de colonos y grupos armados.

Pero el choque con la civilización y el mundo exterior fue en 1988, cuando un grupo de NUKAK se aventuró en un poblado en medio de la selva. El primer encuentro fue pacífico, pero las consecuencias posteriores los está aniquilando.
MOW BE, de 27 años, miembro de la etnia NUKAK, desesperado por no poder ayudar a su tribu a regresar a sus territorios ancestrales, tomó un brebaje llamado BARBASCO, el pasado 16 de octubre, y esperó recostado en su hamaca a la muerte. Cuando lo encontraron fue trasladado al hospital de VILLAVICENCIO para hacerle un lavado de estómago, según relata Higinio Obispo, de la Organización Indígena de Colombia (ONIC), pero ya era tarde. Murió 12 horas después.
MOW BE conoció su primer desplazamiento con 7 años, cuando tuvo que abandonar su tribu con otros 234 NUKAK forzados por la violencia y la ocupación de sus tierras. En 1990 murió su padre de una epidemia, él y sus hermanos quedaron con los colonos, con ellos aprendió, aparte de algunas costumbres, español, cuando creció volvió con su etnia y durante años fue el interlocutor de sus derechos.
No soportan su situación y se suicidan
Sus últimos tres meses fueron un esfuerzo constante para que los 160 NUKAK que quedan en San JOSE del GUAVIARE, malviviendo y enfermando, volvieran a sus tierras de origen. Habló con ONGS y ante el estado de BOGOTÁ.
Pedía que el gobierno colombiano les cediera alguna lancha o botes para trasladar a su gente. Intentó por todos los medios buscar recursos. Se suicidó tras la muerte de un niño de 9 años por gripe.
Un médico que visita a los NUKAK desde que hace un par de años comenzaran a asentarse en la periferia de San JOSÉ del GUAVAIRE, a unos 280 kilómetros al sureste de la capital, dijo que MAW BE no soportó la crisis de su pueblo.
"No podía conseguir nada para ellos, ni comida ni ropa. Muchos NUKAK se lo echaron en cara”.
En el campamento de PUERTO OSPINO, ¿penúltima ubicación?, un bosque de terreno baldío, los NUKAK están obligados a vivir juntos , hacinados y marginados de la población, sin apenas caza o modo de subsistir. Cada 15 días trabajadores humanitarios les lleva alimentos, escasos y nada parecidos a su dieta, con lo que es frecuente que padezcan diarreas y malnutrición, los niños piden limosna, y todas las “ofertas “ de ayuda y proyectos para los NUKAK, que en su día hiciera el gobierno de Colombia, junto con otros organismos locales e internacionales (ACNUR) y ONG como SURVIVAL, no han dado frutos.
Los Nukak se están extiguiendo...
Al menos 1.200 NUKAK vagaban por las selvas en grupos de 30 cuando se produjo ese primer contacto en Calamar.
En aquellos días, la amenaza para su integridad física y cultural estuvo determinada por la cercanía con la población marginada de colonos, que luchaba por la riqueza emergente que representaba el cultivo de la coca, obligando en muchos casos a los NUKAK a trabajar para ellos y despejando los bosques para plantarla. 18 años después de este “primer” encuentro, los NUKAK se han reducido a unos 380. "Si sigue así, en poco tiempo desaparecerán”, opinión compartida por los antropólogos y médicos que los visitaron.
...Sus tierras han sido ocupadas

Esta etnia ha sufrido la devastación de su población por la malaria y la gripe desde su primer contacto, en 1988, con no indígenas. Sus tierras han sido ocupadas por colonos y narcotraficantes, guerrillas de izquierdas, FARC, paramilitares de derechas (ambos se disputan el cultivo y comercio de la coca) y por el Ejército colombiano .
El portavoz de ACNUR, WILLIAM SPINDLER, advirtió la primavera pasada sobre una emergencia humanitaria en las comunidades indígenas de Colombia (aproximadamente un millón de personas) de un total de 45 millones de habitantes. En ese país existen unas 40 comunidades indígenas.
SPINDLER condenó igualmente el asesinato de dos líderes de la tribu WOUNAAN lo que provocó que 1.700 indí¬genas dejaran sus hogares en la región noroccidental del CHOCA, y se trasladaran a la ciudad presos de pánico. Posteriormente fueron asesinados dos maestros indígenas de la zona y otros muchos líderes indígenas están amenazados.
[fotos i + info a: Survival; Onic.org.  i Servindi.org]
ETNOCIDIOS EN PLURAL

Dieciocho pueblos indígenas están en peligro de extinción, 70 integrantes de estos pueblos han sido asesinados, 5.600 desplazados. Además de los peligros de la guerra civil, los indígenas afrontan nuevas leyes del gobierno del presidente ÁLVARO URIBE que limitan sus derechos territoriales.
Los grupos indígenas denuncian la represión y violación de sus derechos, así como el robo de sus territorios por parte del gobierno, paramilitares, guerrillas y empresas multinacionales. Demandan un papel más activo de las Naciones Unidas y la sociedad civil para parar el ETNOCIDIO de que son víctimas.
Autora: M. T. Pomeyrol. Desembre 2006 © Món Comunicació

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