Junio 09, 2014
Un dictado popular dice que a veces las palabras no son necesarias para explicar lo que está claramente establecido, pero la decisión de Vodafone de publicar detalles sobre cómo los gobiernos sí tienen puertas traseras para espiar en internet y los teléfonos mobiles de los usuarios no pueden tomarse como prueba de que la compañía opera en buena fe. Sí ayuda, sin embargo, para reforzar el hecho de que tanto los gobiernos como las empresas de tecnología han colaborado y seguirán colaborando en el programa de vigilancia más invasivo de la historia para ‘recogerlo todo, olerlo todo; saberlo todo y explotarlo todo”. Este es coincidentemente el slogan da la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, la NSA
En su comunicado de prensa, Vodafone dice que el informe trata de explicar “la naturaleza y el alcance de los poderes de los gobiernos para pedir nuestra ayuda”, que “se juntan a la información sobre la agencia y las demandas de las autoridades de los países donde los datos estadísticos pueden ser revelados legalmente.” Es decir, Vodafone publicó unmea culpa que no sólo admite que los gobiernos obligan a las empresas de tecnología a obtener y transmitir información privada, sino también que, efectivamente, colaboraron en el espionaje ilegal de millones de usuarios de telefonía e Internet, incluyendo jefes de estado, políticos y ciudadanos inocentes.
Aunque muchos medios de comunicación han advertido de que debe haber un debate sobre las prácticas de vigilancia ilegales llevadas a cabo por la NSA y GHCQ, entre otras agencias de espionaje, la verdad es que no hay nada que debatir. Los Derechos Constitucionales y Humanos no son discutibles, sobre todo cuando el deseo de tener ese debate se basa en premisas falsas, es decir, la amenaza del terrorismo. Porque incluso si el terrorismo – como pintado por gobiernos terroristas que lo utilizan como una justificación para hacer lo que quieran – fuera realmente una amenaza, no justificaría la renuncia a la privada, la soberanía y la libertad.
El ejemplo de Vodafone es uno que requiere pocas palabras para explicar. Esta empresa, junto con Yahoo, Skype, Microsoft, Google, Apple, Facebook y otros conglomerados de alta tecnología han violado constantemente la privacidad de sus clientes y, al hacerlo, violaron sus propios acuerdos de privacidad. Mientras que los gigantes corporativos exigieron que los usuarios respetasen y cumpliesen con todos los términos y condiciones, ellos dejaron las puertas traseras abiertas o ayudaron a abrir nuevas puertas a las agencias de espionaje del gobierno. Mientras que los usuarios eran amenazados con acciones legales, los gobiernos y las empresas de tecnología se eximieron a sí mismos de cualquier responsabilidad en nombre de la seguridad.
“Nuestros clientes tienen derecho a la privacidad consagrada en el derecho y las normas internacionales de derechos humanos y promulgada a través de leyes nacionales”, dice el comunicado emitido por Vodafone. Sin embargo, esos derechos, los estándares de privacidad y los derechos humanos no fueron suficientes para que la empresa se negara a dar acceso a los gobiernos y entragara los datos de sus clientes a NSA y la GHCQ. “El respeto de ese derecho es una de nuestras más altas prioridades: es integral al Código de Conducta de Vodafone que todos los que trabajan para nosotros tienen que seguir en todo momento.” Sin embargo, el personal de Vodafone no mantuvo su código de conducta lo suficientemente fuerte, y se rehusó a desafiar las acciones ilegales de funcionarios del gobierno. Leyes, Derechos y Normas son inútiles si no se respetan firmemente en momentos cuando desafíos a esas Leyes y Normas de Derechos aparecen y se quieren poner por encima de la privacidad.
La premisa establecida por Vodafone es que la empresa debe cumplir con “las leyes de esos países”, que requieren “divulgar la información sobre nuestros clientes a las agencias policiales u otras autoridades del gobierno” es un intento fallido para justificar su debilidad para defender los derechos de los clientes porque se supone que una ley que obliga a la divulgación de estos datos es de hecho legal. Ningún gobierno puede hacer leyes que violen o que se opongan directamente a los derechos de ciudadanos libres, por lo que cualquier directiva que exija la divulgación ilegal de metadatos o datos de indentificación es automáticamente ilegal y ninguna empresa o individuo debe cumplir con ella o citarla como razón para romper los acuerdos de privacidad.
“Esas leyes están diseñadas para proteger la seguridad nacional y la seguridad pública o para prevenir o investigar la delincuencia y el terrorismo, y los organismos y autoridades que invocan las leyes insisten en que la información exigida a los operadores de comunicaciones, tales como Vodafone es esencial para su trabajo”, deplora Vodafone en su declaración, la cual es un intento de culpar a las leyes ilegales y los gobiernos que las escribieron por su incumplimiento a los contratos de privacidad. Pero la verdad es que Vodafone fijó su sed de ganancias sobre los derechos de sus clientes, cuyo derecho a la privacidad fue reemplazado por los intereses de la compañía. Esto es claro en el comunicado publicado en su página web cuando Vodafone explica que “Si no cumplimos con una demanda legal para la asistencia, los gobiernos pueden eliminar nuestra licencia para operar, lo que nos impide la prestación de servicios a nuestros clientes.”
Si Vodafone hubiese mantenido su compromiso con la privacidad por encima de su sed de ganancias, la empresa podría haber desafiado a los gobiernos a poner fin a su licencia como proveedor de servicios y, al hacerlo, habría desenmascarado las verdaderas intenciones de los gobiernos para violar la privacidad y la presunción de inocencia de sus clientes. No importa lo que diga Vodafone, Google o Yahoo, la privacidad no es un asunto complejo, controversial o en constante cambio. De hecho, es bastante simple y está consagrado en las constituciones de casi todos los países occidentales.
Ni los proveedores de servicios ni los gobiernos deben ser capaces de barrer la red de información privada para cualquier propósito. Los proveedores de servicios como Vodafone deben mantener la recolección de información de sus clientes al mínimo y dicha información debe ser guardada como el tesoro más valioso. Si existe una amenaza a la privacidad hoy en día es porque las personas encargadas de su protección no han querido protegerla, ya sea a propósito o accidentalmente, y porque los encargados de la defensa de los derechos de privacidad han estado ocupados trabajando para encontrar maneras de acabar con la vida privada, no de protegerla. Desde los Parlamentos hasta los Tribunales, los ciudadanos que asumieron la responsabilidad – por voto o por opción – para protegernos de espionaje han estado ayudando a aquellos que utilizan las más avanzadas capacidades tecnológicas para aprender todo lo que pueden de todos.
Una Orden dada para poder espiar los teléfonos de las personas o para olfatear sus hábitos en el Internet son irrelevantes cuando las tecnologías están diseñadas para permitir la vigilancia injustificada. Ese es el caso de los servidores de IBM, los chips de teléfonos móviles y los microchips de Intel que se utilizan en todo el mundo, junto con otros sistemas de espionaje, tales como los sistemas operativos de Microsoft y Apple. Con esas herramientas, como espías han admitido abiertamente, es posible activar los micrófonos y las cámaras fácilmente y sin previo aviso. Otros, como las consolas de videojuegos – Xbox 360 – están habilitados con dispositivos térmicos para adquirir las huellas térmicas de los usuários.
Estamos construyendo un cerebro global, y el Internet es su sistema nervioso
¿Cómo puede un gobierno o una empresa decir que la privacidad de las personas es de suma importancia cuando todo lo que hacen está diseñado para acabar con la privacidad? Más importante aún es preguntarse, ¿por qué los gobiernos – en nombre de conglomerados secretos – barren todo, olfatean todo; lo saben todo y explotan todo? Después de la última ronda de denuncias hechas por ex-espías, es más fácil ver que los gobiernos y las empresas de tecnología están cada vez más interesados en aprender todo lo que pueden de los individuos, sin importar quiénes son, dónde viven o lo que hacen. Google anunció recientemente su plan para usar satélites para llevar el poder de la Internet a aquellos que todavía no tienen acceso a ella. Pero muy pocas personas ven la inciativa de Google como un acto bien intencionado.
En mayo pasado, la Dra. Katherine Albrecht, dio una explicación oportuna sobre el objetivo final de la actual recolección masiva de información. Curiosamente, ella hizo su punto desde dos perspectivas diferentes: la tecnológica, que es el que la mayoría de la gente va a entender, y la religiosa, que servirá para que otros que no son afines a la tecnología y que prefieren guiarse por la fe religiosa lo entiendan. El punto culminante de su explicación es que no importa si se ve desde una perspectiva técnica o un punto de vista religioso, el final es el mismo: todos perdemos.
La base para la recolección ilimitada de datos que se lleva a cabo en todo el mundo es el MIEDO. Como sucedió antes, los gobiernos y las personas que los controlan — no me refiero a los políticos — tienen un interés inherente en mantener a la gente con miedo, porque las personas que tienen miedo son más propensos a obedecer. Lo que ha cambiado en las últimas décadas es la manera en que los gobiernos infligen miedo en la gente y las herramientas que utilizan. La última de estas herramientas es el temor a ser espiados. Antes de eso, los gobiernos utilizaron el miedo al terrorismo para avanzar las políticas que les permitió poner en marcha la red de control que ahora utilizan para provocar más miedo.
Según la Dr. Albrecht, Google sabe más sobre las personas que el Servicio de Impuestos Internos, la Oficina Federal de Investigaciones y otros organismos gubernamentales combinados. ¿Cómo puede ser esto posible? En realidad Albrecht dice, Google no es un motor de búsqueda, sino una compañía de investigación de mercado. La más exitosa de la historia, tal vez. Albrecht explica que su éxito se basa en el hecho de que Google, la empresa de investigación de mercado, no envía a la gente pedidos para revelar información privada porque los consumidores no las responderían. En su lugar, Google permite que los consumidores confien sus informaciones a su base de datos por sí mismos.
Cada vez que alguien escribe cualquier cosa en la página de búsqueda de Google con la esperanza de obtener una respuesta, especialmente si está en forma de pregunta, le dice físicamente a Google aquello en lo que está interesado. Al hacer esto, los creadores y controladores de Google superaron el problema de tener que pedir a la gente su información privada, la cual no se la darían habitualmente a un extraño.
“Google sabe que si quieres que la gente responda a las preguntas tienes que hacerles creer que nadie está observando … y lo mejor que se puede hacer es responder a sus preguntas, y entonces se puede aprender todo sobre ellos basándose en las preguntas que hacen” dice Albrecht. Ella añade que Google no está disponible para dar respuestas a las preguntas de los usuários. Las respuestas son el cebo para que millones de personas pregunten acerca de lo que les interesa, lo que automaticamente revela todo acerca de ellos, sus familias y sus vidas. “El usuário escribe las preguntas y Google las usa para popular su base de datos”, advierte Albrecht.
Como están las cosas hoy en día, Google no es una empresa de tecnología que permite a las personas obtener respuestas a sus preguntas, sino que es una corporación de recolección de datos que reúne cada pensamiento en la mente de cualquier persona que utilice su denominado motor de búsqueda para preguntar sobre cualquier cosa que quiere saber. Así que los gobiernos no necesitan tener una operación oficial de recopilación de información, porque las empresas de tecnología como Google o Facebook, que por cierto son el producto de proyectos gubernamentales, hacen ese trabajo para ellos. La NSA y GHCQ, por ejemplo, son los receptores de toda la información recopilada a través de Google, Facebook, Microsoft, microchips de Intel, teléfonos de Apple, el correo electrónico de Yahoo y muchas otras operaciones de minería de datos.
Como la Dra. Albrecht dice, Google es parte de un cerebro global invisible al que cada persona alimenta de forma voluntaria los pensamientos, sentimientos, ideas, fotos de las vacaciones, historial médico, visitas al dentista y casi cualquier otra cosa que puedas imaginar. Pero el cerebro no está funcionando solo. De hecho, que sería de un cerebro sin un sistema nervioso central que dirija la información hasta él? ¿Cómo puede un cerebro global ser omnipresente de modo que sea capaz de recogerlo todo, olfatearlo todo; saberlo todo y explotarlo todo? Vamos a hablar de algunos de los componentes de este sistema nervioso central.
“Estamos creando básicamente un cerebro global y un sistema nervioso planetario que comunicará todo lo que sucede en el planeta para este cerebro global”, dice Albrecht. Este sistema nervioso planetario es lo que va a dar al cerebro la capacidad de ser omnipresente. Si usted es una persona religiosa estará familiarizado con la idea de que sólo Dios es entendido como omnipresente y omnisciente, y que ninguna otra fuerza, espiritual o física tiene la capacidad de saber todo. Por lo menos no todavía. Pero hay muchas personas que trabajan día y noche para crear un sistema en el planeta tierra que pueda acercarse a la omnipresencia.
La pregunta es, ¿para qué se necesitaría un cerebro global? O talvez, ¿para qué sería utilizado? Para protegernos del terrorismo? Eso no es probable. Es más probable que vaya a ser utilizado como una herramienta ilimitada para el control mundial de la raza humana. Las personas religiosas, como la Dra. Albrecht inmediatamente lo relacionan con la aparición de un “maestro terrestre”, que de acuerdo a su fe está ligado a la llegada de Satanás. Que esto sea cierto o no, el verdadero problema es que la infraestructura de control global se está construyendo para ese fín. Realmente no importa si es para el control físico o espiritual. En ambos casos se trata de una mala noticia.
Para empeorar las cosas, hay componentes importantes que están ampliamente disponibles y que son extensamente usados por las personas que están acelerando la creación del cerebro global y su sistema nervioso central. Entre ellos podemos reconocer: los teléfonos celulares, televisores inteligentes, consolas de videojuegos, los puntos de acceso a Internet inalámbrico y contadores inteligentes, entre muchos otros. “Estamos en el proceso, sin saberlo y sin quererlo, de construir una potente infraestructura de omnipotencia y omnisciencia total en este planeta. Y una vez que se construya – la Biblia lo hace muy claro – esta será habitada por el mismo Satanás, ” avisa Albrecht.
Si usted no es una persona religiosa o espiritual, es posible que la explicación tecnológica que Albrecht presenta tenga más sentido. Para que un cerebro global de la magnitud descrita funcione, el mismo debe ser alimentado con toda la información que necesita para llegar a la omnipotencia y la omnisciencia. Para esto, es necesario contar con una infraestructura de transmisión global, y esa infraestructura es en parte lo que hoy conocemos como el sistema de medidores inteligentes. “Cada objeto físico en la Tierra hará parte de lo que se llama el Internet de las Cosas. Los productos electrónicos, los seres humanos, los animales y las plantas estarán conectados entre sí a través de una red de radio frecuencia global que será capaz de detectarlo todo, recogerlo todo, olerlo todo, saberlo todo y explotarlo todo.
Hoy ya tenemos aparatos electrónicos equipados con chips de radiofrecuencia. Estos chips tienen la capacidad de comunicarse con los medidores inteligentes que transmiten la información incrustada en las etiquetas de rastreo contenidas en los productos que la gente compra. Los países donde se han adoptado los medidores inteligentes son los lugares más probables donde la gente ya está utilizando aparatos inteligentes que están comunicando todo tipo de información para los medidores inteligentes, los que a su vez envían la información al cerebro global. No sería de extrañar que ya estuvieran usando señales de radiofrecuencia para escanear los cerebros de los usuários de telefonía móvil para obtener información sobre lo que están pensando en tiempo real. ¿Qué papel juegan las trillas químicas y elPrograma de Investigación de la Aurora Activa de Alta Frecuencia en todo esto?
Creo que ahora usted será capaz de entender lo que personas como la Dra. Katherine Albrecht y otros especialistas de tecnología han estado tratando de decir desde hace muchos años. Hay qye olvidarse de la pérdida de música y vídeo en la nube. Hay mucho más que está en juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario