PPP: PLAN/PLANTA/PLANETA
del libro “The Archaic Revival”, por Terence McKenna
La presente crisis mundial es mucho más profunda que cualquier otra crisis previa; de ahí que nuestras soluciones deban ser igualmente drásticas.
Esto significa volver la vista hacia modelos que funcionaban correctamente entre cincuenta y veinte mil años atrás. Cuando llevamos a cabo dicha operación, es posible ver las plantas como comida, refugio, ropas y fuentes de educación y religiosidad.
El proceso empieza por declarar legítimamente aquello que se nos ha negado durante tanto tiempo. Dejemos que la naturaleza se legitime a sí misma. Todas las plantas debieran ser declaradas legales, y por ende, todos los animales. La noción de plantas y animales ilegales es detestable y ridícula.
Reestablecer los canales de comunicación directa con el Otro planetario, la mente tras la naturaleza, a través del uso de plantas alucinógenas, es la mayor esperanza para disolver los abruptos muros que parecen conducirnos al desastre absoluto. Necesitamos un nuevo juego de lentes a la hora de encontrar nuestro camino en este mundo . Cuando el mundo medieval cambió su punto de vista, la secularizada sociedad Europea buscó su salvación en la revitalización de las aproximaciones de la Grecia Clásica y Romana a las leyes, la filosofía, la estética, la planificación ciudadana y la agricultura. Nuestro dilema nos transportará bastante atrás en el tiempo en búsqueda de nuevos modelos y respuestas.
La solución de al malestar moderno, incluyendo las dependencias químicas y las psicosis y neurosis reprimidas, es la exposición directa a las auténticas dimensiones de riesgo que representa la experiencia directa con plantas psiquedélicas. La posición pro-psiquedélica es claramente anti-droga. Las drogodependencias son el resultado de un comportamiento obsesivo habitualmente no examinado; estas son, precisamente, las tendencias que mitigan las plantas psiquedélicas. Las plantas alucinógenas disuelven hábitos y apuntan hacia un punto de vista más amplio, menos egocéntrico y más cimentado que el individual. Sería descabellado sugerir que la ingerir plantas alucinógenas no conlleva ningún riesgo, aunque sería igualmente infundado el mantener que más vale no hacerlo. Lo que necesitamos es una validación experimental de una nueva imagen orientadora, una suerte de metáfora abarcadora de las bases de un nuevo modelo para la sociedad y el indivíduo.
Las relaciones planta-humano siempre han sido la base angular de nuestra existencia individual y grupal en el mundo. Lo que yo llamo el Revival Arcáico es el proceso de volver a despertar la conciencia y la actitud tradicional hacia la naturaleza, incluyendo las plantas y nuestras relaciones hacia ellas. El Revival Arcáico habla de la eventual ruptura del patrón de dominación masculina jerárquicamente basada en la organización animal, algo que desde luego no podrá ser cambiado de la noche a la mañana aunque se dé un súbito cambio de conciencia a nivel global. Más bien, el asunto irá poco a poco acercándose a la concepción de la idea de una Diosa de la vegetación, la Tierra en sí misma, la tan traída y llevada Gaia (un hecho, por otra parte, bien documentado por antropólogos del siglo XIX, sobre todo Frazer, aunque recientemente dotados de cierta respetabilidad por Riane Eisler, Marija Gimbutas, James Mellaart y otros …).
Cuanto más cercano se halle el grupo humano a la gnosis del mundo vegetal —la colectividad Gaiana de la vida orgánica—, más cerca se verán del arquetipo de la Diosa y de ahí a un estilo de organización social basada en el compañerismo. El último momento en el que la corriente de pensamiento predominante occidental estuvo más cercana a esta gnosis fue en la época Helenística, antes de que los Misterios Religiosos fueran suprimidos finalmente por entusiastas bárbaros cristianos.
Mi conclusión es que, tomando el siguiente paso evolucionario hacia el Revival Arcaico, o sea, el renacimiento de la Diosa, y el fin de la historia profana, se requerirá una agenda que incluya nuestra reinserción en el momento de la emergencia de la mente vegetal. La misma mente que nos convenció de nuestro lenguaje autorreferente, nos ofrece ahora los ilimitados paisajes de la imaginación. Sin tal relacion con las exoferomonas psiquedélicas, regulando nustra relación simbiótica con el reino vegetal, nos hallaremos en una posición ignorante de los designios planetarios. Y el conocimiento de los designios planetarios podría ser la mayor contribución que podamos hacer al proceso evolucionario. Volver al seno del compañerismo planetario, significa intercambiar el punto de vista de un ego creado por la historia por un estilo más maternal e intuitivo.
La ampliamente intuída presencia de lo Otro como un compañero femenino en la navegación de la historia humana, puede, según creo, ser trazada hacia la inmersión de la mente vegetal, lo que provee de contexto a un ritual en el cual la consciencia humana emerge a la luz del autodescubrimiento, autoreflejo y autoarticulación: la luz de la Gran Diosa.
¿Qué conlleva el aceptar las soluciones de las forma de vida vegetales como metáforas para las conductas de los asuntos del mundo humano? Varios cambios importantes se seguirán tras adoptar estas asunciones:
La feminización de la cultura:
la cultura podría ser feminizada a un nivel que todavía no ha sido completamente explorado. La consciencia verde significa el reconocimiento de que la división real entre lo masculino y lo femenino radica no en una división entre hombre y mujer, sino una división entre nosotros, como animales conscientes —omnívoros, provocadores de guerras, agresivos con el medioambiente— y el manto de vegetacion circunglobal —el elemento yin metastable— que constituye la máxima porción de biomasa de la tierra.
Una búsqueda interior de valores:
La introspección es la característica de la aproximación vegetal a la naturaleza, casi más que la animal. Los animales se mueven en bandadas, migran, mientras que las plantas se mantienen. Si hay un movimiento en la consciencia de las plantas entonces debe haber un movimiento en el espíritu y la atención en el dominio de la imaginación vegetal. Quizá esto es hacia lo que la reconexión a la diosa vegetal a través de las plantas psiquedélicas, el Revival Arcaico, apunta actualmente: hacia que, la vida del espíritu es la vida que se gana acceso mediante los reinos visionarios residentes en los maestros en las plantas. Esta es la verdad que los chamanes han conocido y practicado siempre. El conocimiento del lado “verde” de la mente fue llamado “Veriditas” por la visionaria del siglo XII Hildegard von Bingen.
Un nuevo paradigma capaz de ofrecer esperanzas, evitando las arenas movedizas inhrentes a nuestra cultura, debe proveer una agenda dirigida a escalar los problemas a los cuales el planeta se enfrenta. Existen muchas facetas de estos problemas en los cuales un aumento de la conciencia de los Veriditas podría ayudar a evitar el armagedón.
La detoxificación del entorno natural:
El proceso de detoxificación suele ser llevado a cabo normalmente por la acción combinada de la atmósfera, la matriz biológica y los océanos. Éste proceso, de dimensiones planetarias, fue capaz de hacerse cargo de la contaminación industrial, hasta que ésta se convirtió en un proceso global. Las plantas de la especie datura formaron parte en su día de los ritos religiosos de los Indios del Sur de California, así como otras plantas que filtran metales pesados contenidos por la tierra , y que son secuestrados en sus tejidos conectivos, son ejemplos de los procesos naturales que podrían ayudarnos a sanear nuestro entorno. Reconocer las diversas formas por las cuales la matriz biológica de la tierra aparta las sustancias tóxicas, o reconocer que la naturaleza trabaja para sostener la vida, podría llevarnos a la construcción de un consenso político que participe activamente de la salvación de dicha vida.
Conectividad y simbiosis:
Como las plantas, necesitamos maximizar la calidad de la conectividad y la simbiosis. Las aproximaciones al modelado del mundo de las plantas, incluye la conciencia de una naturaleza fractal y ramificadora de la acción comunitaria. Un red de relaciones simbióticas semejantes a las de un árbol, podría replazar el modelo de evolución que heredamos del siglo XIX. El anterior modelo, el de lucha a garras y dientes por la supervivencia, del fuerte sobre el débil, es fruto de una observación ingenua de la conducta animal. Dicho modelo fue incluso extendido alegremente al reino de las plantas, para explicar las interacciones evolucionarias que supuestamente causaron la aparición de especializaciones en el mundo botánico. Más tarde, observadores más sofisticados (C.H.Waddington y Erich Jantsch), encontraron no la “Guerra de la naturaleza” de la que los Darwinistas habían hablado, sino más bien una situación en la que no fue la habilidad cooperativa, sino la habilidad para maximizar la cooperación con otras especies la que contribuyó directamente a la capacidad de un organismo para formar parte de un bioma, y tolerarlo. Las plantas interactúan las unas con las otras a través de una enredada mata de raíces que los conecta a la fuente de su nutrición, y además, los unos a los otros.
El enredado suelo de un bosque tropical es un entorno de gran diversidad química; dicha topología se asemeja, en su complejidad, a la de los tejidos cerebrales. Sin esta red de raíces interconectadas, las señales químicas son constantemente transmitidas y recibidas. La evolución coadaptativa y las relaciones simbióticas regulan por completo este sistema con una ubicuidad que apunta hacia la primacía evolucionaria de estas estrategias cooperativas. Por ejemplo, los hongos miceliales, viven en simbiosis en el exterior de las raíces de plantas, y gentilmente equilibran y amortiguan la carga de agua mineral que se mueve a través de ellos hacia las raíces de su huésped.
Sintonía con todo el sistema:
Si el fenómeno asociado a la armonía y resonancia biológica pudiera ser entendida, entonces sistemas de almacenamiento global o de producción de alimentos, podrían ser administrados con mayor efectividad. Los biólogos gaianos, Lovelock, Margulis y otros, han argumentado persuasivamente que el planeta entero se ha auto-organizado por acción de microbios y vida plactónica en una suerte de régimen metastático favorable a la biología y mantenido allí por unos dos billones de años. Gaia ha mantenido este balance a través del espacio y del tiempo, sobreviviendo incluso a los reiterados bombardeos de material proveniente de los asteroides, en sí suficientes para provocar rupturas en el equilibrio planetario. Ante esto, solo podemos sentir admiración. Deberíamos buscar el imitar en algún sentido cercano al Tao el balance homeostático multidimensional del planeta. ¿Pero, como hacerlo? Sugiero que dirijamos nuestras miradas hacia las plantas de una forma si cabe más profunda, más certera, con una mente más abierta a lo que han hecho anteriormente.
Reciclaje:
Así como las plantas, necesitamos reciclar. A una escala cósmica, no somos más móviles que las plantas. Hasta este punto de la historia, hemos modelado nuestros sistemas económicos en la predación animal. Los animales pueden desplazarse de un entorno del que han agotado los recursos a otro. Así como pueden moverse hacia nuevas fuentes de recursos, tienen, potencialmente, recursos infinitos. Las plantas viven fijadas a su entorno. No pueden moverse fácilmente hacia nutrientes más ricos o abandonar lugares que hayan agotado, o estropeado. Así que deben reciclar. La acogida de una ética basada en las enseñanzas de las plantas, que emulara la forma en que el mundo botánico utiliza y reutiliza sus recursos es una sine qua non para la supervivencia planetaria. Todos los modelos capitalistas presuponen recursos de explotación ilimitados, aunque de hecho debieran asumir todo lo contrario. No conozco los métodos, pero sugiero que deberíamos volvernos hacia el mundo de las plantas para descubrir la respuesta adecuada.
Poder fotovoltáico:
La apreciación del poder fotovoltáico es parte del giro hacia una apreciación de la elegancia del estatus que poseen las plantas. Éstas usan soluciones fotosintéticas para solucionar los problemas de adquisición de energía. Comparado con los ciclos del agua o los animales, el milagro cuántico-molecular que implica la encapsulación de un fotón de luz solar en un dispositivo molecular y que expulsará un electrón capaz de participar energéticamente en la vida de la célula, parece ciencia-ficción extravagante, pero, de hecho, es el mecanismo por el cual opera la fotosíntesis. Mientras que estos dispositivos llegaron a la frontera de la cultura humana durante la década de los 40, han sido, de hecho, el diseño preferido por las plantas durante dos mil millones de años. El uso de fotovoltáicos de gran eficiencia podría cubrir las necesidades diarias de electricidad de mucha gente. Por otra parte, se han encontrado dificultades en el uso de la energía solar en la industria. Quizá sea la forma de la naturaleza de decirnos que aspiramos a una manufacturación demasiado sofisticada.
Una economía global basada en la atmósfera:
La aproximación de la vida vegetal a la producción de energía se llama fotosíntesis. Este proceso podría ser modelado por la creación de una economía global basada en el uso de energía solar para obtener hidrógeno del agua marina. La electricidad solar podría suplir la mayoría de las necesidades eléctricas, aunque, para determinados procesos industriales como por ejemplo, la fusión de aluminio o acero, sea insuficiente. De todas formas, aquí existe una solución: las plantas disocian el dióxido de carbono atmosférico para liberar energía y oxígeno. Un proceso similar aunque diferente podría usar la energía solar para disociar el agua para obtener hidrógeno. El hidrógeno podría ser recolectdo y concentrado para su posterior distribución. Las plantas han tenido mucho éxito encontrando soluciones basadas en materiales que tenían a mano; una economía del hidrógeno podría emular esta interdependencia entre materiales no-agotables y las reciclabes.
La idea es simple: el hidrógeno es la fuente de energía ideal para alimetar la economía global. El hidrógeno es limpio: cuando se quema, se recombina con el aqua de la que deriva químicamente. El hidrógeno es abundante: un tercio del agua es hidrógeno. Todas las tecnologías existentes —los motores de combustión interna, los generadores de energía por medio del carbón, aceite o fusión nuclear, podrían ser reajustados para funcionar con hidrógeno. Aunque no estamos hablando de sustituir los actuales sistemas de producción y distribución energética. El hidrógeno podría ser “disociado” del agua marina en una isla remota, y ser transportada entonces por la tecnología existente que actualmente se usa para el transporte de gas líquido a través del océano. La objeción es que el hidrógeno es altamente explosivo(…). Los accidentes con hidrógeno podrían ser extremadamente destructivos, pero, por otra parte, se trataría de explosiones ordinarias: locales, no tóxicas y sin generación de radioactividad. Como la vida vegetal, la economía del hidrógeno podría ser no contaminante y auto-sustentable; el hidrógeno quemado se recombina con el oxígeno otra vez y se vuelve agua.
Un esfuerzo interno de extraordinario calibre sería necesario para empezar a moverse hacia una demostración de la viabilidad de una economía basada en el hidrógeno. De acuerdo, derivan muchos problemas de este esquema. Pero ningún plan de producción de energía que intente cubrir las demandas energéticas del siglo XXI carecerá de problemas.
Nanotecnología:
La era de un mecanismo molecular sugiere la más radical de las visiones “verdes”, ya que propone células y orgánulos cuasibiológicas diseñados por humanos, tomen papel activo en la manufacturación de productos y culturas. La nanotecnología toma muy en serio la idea de que la manipulación de la materia a escala microscópica puede afectar a los procesos de diseños del mundo a escala humana. En el mundo nanotecnológico, las máquinas, las viviendas, podrán “cultivarse”, y todo lo que se manufacture será más cercano a la carne que a la piedra. Las fronteras entre lo que está vivo y lo que no, entre lo orgánico y lo artificial, se irá difuminando en una red de coral electrónico de simbiois máquina/hombre, contemplada por los defensores de la nanotecnología.
Preservación de la diversidad biológica:
La vida del planeta y la diversidad química que esta representa será probablemente la única fuente de compuestos biológicos hasta el día en que descubramos otro planeta repleto de vida, como el nuestro. Aún así, destruímos la diversidad de la vida en nuestro planeta a ritmo desenfrenado. Y no solo hablo de la preservación de los ecosistemas en sí, sino también sobre la información sobre dichos ecosistemas acumulada a lo largo de miles de años por gente que han vivido adyacentes a ellos. Es imposible infravalorar la importancia para la salud humana de la preservación del conocimiento tradicional concerniente a las plantas curativas. Todas las drogas curativas que han cambiado la historia provienen de las plantas y los hongos. la quinina hizo posible la conquista de los trópicos; la penicilina y las píldoras de control de nacimiento rehicieron la fábrica social del siglo veinte. Estas tres sustancias derivaron de la farmaceutica vegetal. Mi compañera Kate y yo trabajamos en este área gestionando Botanical Dimensions, un jardín botánico en Hawaii que busca la preservación de las plantas utilizadas em el chamanismo amazónico, uno de los muchos sistemas de conocimiento que están desapareciendo rápidamente.
Las medidas esbozadas arriba podrían tender a promover lo que podríamos llamar un sentido de Holismo Gaiano, que es, de hecho, una unidad y balance entre la naturaleza y nuestra posición humana, dentro de la dinámica y el balance evolutivo. Es un punto de vista vegetal, que podría devolvernos a una prespectiva del yo y del ego situados en un contexto evoloutivo más amplio. Esta es la esencia del revival arcaico. Marshall McLuhan acertó al ver la cultura planetaria humana, la aldea global, sería tribal en su carácter. El próximo gran paso hacia un holismo planetario sería la fusión parcial del mundo tecnológicamente modificado por los humanos con la matriz arcáica de inteligencia vegetal que es la Mente Omnisciente del Planeta.
Vacilaría en definir todo esto como una nueva religión, aunque seguramente lo sea. La exploración cuidadosa de las plantas alucinógenas probablemente pruebe el drama que supone la emergencia de la consciencia; fueron las relaciones simbióticas entre plantas y humanos que caracterizaron las sociedades arcaicas en donde la religión y el misterio numinoso se experimentaron por primera vez. Y, esta experiencia, no es menos misteriosa para nosotros hoy, en contra de la creencia general de que hemos sustituído las simples supersticiones de nuestros ancestros con herramientas filosóficas y epistémicas de mayor sofisticación y poder analítico.
Nuestra elección en cuanto a cultura planetaria es simplementa una: hazte verde o muere.
Fuente: http://zonadecaos.com/Blog/?p=1172
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