Discurso en el día de acción internacional del tercer año de la guerra contra Iraq
23 de marzo de 2006
"El Pueblo Que Olvida Su Historia, Está Condenado a Repetirla" (Jorge Agustín Nicolás Ruíz)
El tema de la seguridad global y de la seguridad democrática ha cobrado mucha importancia en la agenda mundial. Por su parte, Estados Unidos se ha abrogado el derecho de intervenir militar y económicamente a cualquier país bajo el supuesto de mantener su democracia y su orden mundial injusto e inhumano.
El capitalismo imperialista norteamericano y sus aliados en su esencia y práctica política, económica, social y cultural, produce estados administrados por gobiernos fascistas, terroristas, mafiosos, mercenarios y autoritarios avasallando pueblos enteros para saciar sus apetitos económicos voraces.
La demagogia de la Casa Blanca maneja un discurso diferente según le convenga: los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo, la defensa de la biodiversidad, el respaldo a la democracia, la búsqueda de la paz, la lucha contra el narcotráfico, en últimas el sostenimiento de su anacrónico y decadente nuevo-viejo orden mundial capitalista.
Ayer Vietnam, Panamá, Granada, Nicaragua, Salvador, hoy Iraq, Afganistán, Colombia, mañana Irán, Venezuela. Ayer el comunismo, hoy el terrorismo, el sheriff del tío Sam no descansa en su afán odioso de atormentar la humanidad.
Colombia, al igual que muchos países de la América Latina y el mundo, ha sido y es víctima de la inaceptable intromisión norteamericana. Los arrodillados y serviles mandatarios de turno desde siempre han obedecido los designios del patrón yanqui, entregando nuestra soberanía y pisoteando nuestra dignidad. Es así como en 1928 se produce la terrible masacre de las Bananeras, ordenada por la United Fruit Company y realizada por el ejército títere de Colombia, asesinando a más de 1.500 huelguistas trabajadores del banano.
En 1964, con la intervención directa de militares y aviones norteamericanos se desarrolla la Operación Marquetalia, aplicación práctica del Plan LASO (Latín American Security Operation) contra las regiones de autodefensa campesina donde se refugiaban humildes campesinos que huían de la violencia estatal en el país. Dicho plan constituía la ejecución concreta de los programas de ayuda militar para América Latina enmarcados en la nueva estrategia militar de los Estados Unidos conocidos como la "Doctrina de la Seguridad Nacional", "el conflicto de baja intensidad" y "El enemigo interno".
La indigna oligarquía colombiana, encarnada en la figura del dictador Uribe Vélez, para garantizar la implementación del modelo económico impuesto desde Norteamérica y sofocar la enorme presión del creciente polvorín social y conjurar el fantasma del levantamiento popular, ha visto en la guerra el único camino para conjurar la amenaza insurreccional.
Bajo los postulados de la mal llamada "seguridad democrática", el estado colombiano tramitó con el gobierno de los Estados Unidos apoyo para el denominado Plan Colombia, el cual se diseñó para fortalecer el aparato militar so pretexto de combatir al narcotráfico, pero ahora se ha establecido como un plan meramente contrainsurgente.
El denominado Plan Colombia, supuestamente concebido como un punto vital en la estrategia del gobierno de Estados Unidos contra la droga, contiene una ayuda que ronda los US$1.600 millones. La muestra más evidente de los fines belicistas de dicha política se ven claramente con la implementación del denominado Plan Patriota, donde se han desplegado más de 16 mil soldados, bloqueando y arrasando vastas zonas del sur del país y que hoy se está implementando en otras regiones de Colombia.
Dicho plan reconoce la necesidad de un desplazamiento de amplios sectores sociales, de campesinos y colonos que tendrán que trasladarse a las zonas urbanas ampliando las franjas de miseria de las ciudades (actualmente hay más de tres millones de desplazados internos). También es éste un objetivo militar, pues se trata de aplicar una política complementaria de la que lleva a cabo el paramilitarismo, que ejecuta masacres y desplazamientos y que hoy desarrolla una abierta política de repoblamiento en las tierras robadas a los campesinos.
Mientras la decadente sociedad norteamericana se sopla abierta y descaradamente toda la droga del mundo, sus aviones esparcen en nuestra patria su veneno, el glifosato, envenenando tierras, ríos, páramos, parques naturales, cultivos de pancoger y, lo más grave, envenenando la vida y la salud de los campesinos pobres del país que han tenido que recurrir a la siembra de cultivos de uso ilícito como la única salida a la que han sido condenados por la indolencia de la burguesía y el aparato estatal colombiano para no morir de hambre
con sus familias.
La orientación belicista de EU en lo que consideran despectivamente su patio trasero (América Latina), se encamina vertiginosamente en la regionalización del Plan Colombia. Dicha estrategia militar de EU en América del Sur se está desarrollando bajo una supuesta cooperación para enfrentar amenazas comunes: la supuesta lucha contra el narcoterrorismo y la protección de las fronteras de los países afectados.
El Pentágono busca que Ecuador cierre su frontera con Colombia, para bloquear la que ellos consideran es una fuente de abastecimientos de las FARC, en su propósito de asfixiar a la guerrilla. Ello implicaría participación militar de Ecuador en el conflicto interno colombiano. Por su parte, desde el desarrollo de la estrategia paramilitar estatal, dichas bandas de asesinos se han desplazado a países vecinos como Venezuela, donde han desplegado su accionar criminal. Incluso han participado en la preparación de un atentado al presidente Hugo Chávez, financiados por reaccionarios venezolanos que buscan desestabilizar el actual proceso de cambio en ese país hermano. Todas estas maniobras del estado gringo están encaminadas a generar un ambiente hostil contra la República Bolivariana de Venezuela, lo cual debe considerarse seriamente ante una invasión yanqui a ese país con el apoyo de los ejércitos lacayos vecinos.
Hoy, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, la ayuda de Estados Unidos ha mostrado su verdadero carácter intervencionista en Colombia. La instalación de bases y radares norteamericanos, así como la presencia de instructores y tropas norteamericanas a lo largo y ancho de nuestra patria, demuestran los verdaderos intereses del gobierno estadounidense: despejar el terreno para el incremento del saqueo de los recursos nacionales, someter nuestra resquebrajada economía a las imposiciones de la banca agiotista internacional y los designios de los voraces aparatos comerciales capitalistas. En últimas, a atizar la guerra contra el heroico y patriótico pueblo de Colombia.
Ahora que el águila imperial capitalista se cierne sobre los pueblos menos poderosos del mundo hundiendo su asquerosa garra depredadora y saqueadora, es el momento de hermanar a todos los pueblos del mundo en la lucha antiimperialista internacional.
Ante la globalización salvaje del imperialismo capitalista, ¡globalizar la resistencia!
¡Fuera gringos de Colombia y del mundo, fuera!
http://www.prensarural.org/aca/perly20060323.htm
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