domingo, 20 de febrero de 2011

Realidades Convergentes: Arte, Tecnología, Conciencia, desde la Perspectiva Planetaria




realidades convergentes: arte, tecnología, conciencia, desde la perspectiva planetaria
- Tecnología de las plantas - 
por: roy ascott
Observar la investigación de la conciencia en el contexto de las tecnologías y las artes es inicialmente considerar el planeta en su totalidad e interpretar las ideas de la mente, la máquina y la cultura de manera que llegen más allá del paradigma occidental. El término “tecnología” significará cosas absolutamente diferentes para las culturas del desierto de Kalahari o la selva del Amazonas o para los de Silicon Valley. Creo que comenzaré provocativamente acercándome al tema desde el lejano  límite de los estudios de la conciencia, eso que trata de la espiritualidad.

El tema de la espiritualidad aquí nuestra cultura profundamente materialista es discutible. Muchos la ven como un concepto extranjero, o peor, un concepto solamente para los extranjeros. Buscando una descripción más planetaria de sus significados, es interesante observar que el motor de búsqueda Google proporciona 2.290.000 entradas para “spirituality”. El servicio médico de la Universidad de Harvard aparece rápidamente con esta definición: Espiritualidad: que trata del alma o el espíritu, de la realidad no externa. Inmaterial. Incorpóreo. Psicológico. Interno. Sagrado. Religioso. Inspirado. Divino. Pero entonces se retira con una negación para concluir: defina como defina la espiritualidad, la investigación ha demostrado que las sensaciones de alegría y felicidad producen elevados niveles de endorfinas que contribuyen a la síntesis de la hormona DHEA por las glándulas suprarrenales. Como consecuencia, la glándula del timo se estimula para realizar mejor la función inmune aumentada. Es decir, su sistema inmune puede sostenerse por sensaciones como la fe, la esperanza o la felicidad.
¡Ah! ¡la comodidad de las ilusiones del materialismo! Con este panorama, incluso la inmaterialidad del espíritu libre vuelve al cuerpo terrenal igual que este tipo desesperado de mentalidad renacida en la que el cuerpo es siempre insistente, donde la corporeidad es una virtud, y la extracorporeidad un vicio. No tengo ahora ningún deseo de discutir sobre ontología espiritual, excepto para afirmar que la espiritualidad es una condición más que un proyecto. La conciencia es un campo más que un epifenómeno del cerebro. Prefiero situarlo dentro de ese continuum donde nuestro campo de ser, o mejor dicho, nuestro campo de acción, en toda su complejidad, invita a la exploración y la contemplación sin fin.
La espiritualidad pide la inmersión total en este campo igual que el arte tecnológico que practicamospide nuestra absorción en un flujo de conectividad e interacción. Y como la tecnología de banda ancha de la conectividad con mayor rendimiento, la espiritualidad siempre está encendida. Parece que navegar la conciencia es una parte importante de la función del arte. El viaje es siempre prolongable. Podemos comparar nuestra inmersión en este proceso psíquico emergente con el canon del arte interactivo, un viaje que, en ambos casos, sigue la trayectoria de cinco etapas de conectividad, inmersión, interacción, transformación y aparición. En el caso del arte esto ha dado lugar a un cambio cultural de significación paradigmática, como si estuviera empezando a ocurrir un cambio en el pensamiento occidental sobre el espíritu. El énfasis del artista cambia del contenido al contexto, del objeto al proceso, de la representación dada del mundo, a la construcción de mundos emergentes, de la certeza a la contingencia, de la composición y de la resolución a la complejidad y al surgimiento. En resumen: nuestro punto de interés ha cambiado del comportamiento de las formas a las formas del comportamiento.
Quisiera pediros que miréis un poco hacia el futuro. Imaginad una tecnología de la mente que permitiera que os metieseis en una base extensa de datos del conocimiento universal, una que  alcance las zonas neuronales profundas que se abra paso a través las capas de inhibición instaladas por siglos de condicionamiento cultural, de prejuicios religiosos, y de represión política. maginaros la ventaja enorme que esta tecnología otorgaría al individuo, funcionando como poco más que un engranaje en una máquina social vasta e indiferente, así como su potencial de humanizar, de unificar y de transformar esa sociedad mecanizada en una red integrada pero altamente diversificada de mentes que actuase basada en la sabiduría y la reflexión.
Imaginad la instrumentación de esta tecnología funcionando tan simple y llanamente como una varilla de memoria insertartada en un lado cuello a la manera del Neuromancer de Gibson, o para ser menos romántico y estar más al día, imaginad que nuestra actual investigación en biología molecular produjese una píldora ingerible, una condensación, en nano- o pico- nivel, de robots inteligentes programados, o autoensamblables, que trabajasen en el cuerpo y su cerebro, abriéndonos caminos de percepción y cognición que hasta ahora solamente consideramos como simple mito o magia. Pienso que podéis ver bien que aquí es hacia donde la tecnología podría llevarnos, con implantes en el cerebro o el cuerpo, o realineaciones de nuestras redes neuronales, que transformen con eficacia la conciencia, nuestro sentido de nosotros mismos, y nuestro lugar en el universo. Imaginad también cómo los políticos, o los intereses adquiridos que ellos afronta lo podrían odiar. Cómo cada fuerza de vigilancia y prohibición, secular y religiosa, sería aplicada para proscribirlo.
Bien, de hecho no necesitas imaginar el advenimiento de esta tecnología avanzada en absoluto -ya está aquí-. Llevamos tiempo sabiendo de ella, aunque se ha tratado hasta ahora de modo secreto y hermético. La mayoría de las universidades se incomodan si el tema se discute abiertamente delante de los estudiantes. Es un prejuicio académico que extiende por todo el mundo, de hecho, la tecnología misma se ha desarrollado a través del mundo, al parecer independientemente, en muchas regiones, en el norte, el sureste y el oeste. La tecnología no es digital, como puede esperarse, sino molecular, implicando, según algunas autoridades, la instrumentación del ADN. Es lo que se puede llamar “tecnología de las plantas” puesto que implica la ingestión o la absorción de plantas bajo condiciones cuidadosamente estructuradas con estrictos protocolos de uso. Se conoce en este continente como yagé o ayahuasca y su tecnología, o algo así, ha formado la base de la adquisición del conocimiento en países tan dispares como Australia central, África, Siberia y el norte de Europa. Es una de nuestras tecnologías más antiguas, y está proscrita actualmente en prácticamente todo el mundo, conforme a todas esas fuerzas de vigilancia y prohibición, secular y religiosa, a las que antes me he referido. Esta prohibición, por supuesto, proviene de una confusión de estas plantas sagradas con las sustancias usadas para la distracción y el recreo que como sabemos, a menudo destruyen la mente, o una extensión trágica de la búsqueda materialista de una felicidad engañosa. Así que me gustaría ser claro desde el principio, quisiera hablar de una tecnología sagrada, una tecnología de la mente referida a la transcendencia y la búsqueda del conocimiento y la sabiduría. La tecnología de las plantas es arcaica, viene del pasado. El futuro que pedí imaginar es uno en el que esta tecnología, con su acceso a lo que llamaría una “realidad vegetal”, converge con las otras dos realidades que dan actualmente forma a nuestra experiencia, la realidad validada cada día, de la percepción del mundo de sentido común, y la realidad virtual, de la que todos los lectores de esta revista estarán al tanto de alguna manera. Las tres RVs: realidad virtual, realidad validada y realidad vegetal. Esta convergencia de tecnologías viene acompañada, en mi opinión, por la convergencia de dos medios, los medios secos de silicio del ordenador, y los medios moleculares húmedos de la ingeniería biológica. A estos los llamo moistmedia (medios húmedos). Me propongo explorar las implicaciones de las tres RVs y los moistmedia en el contexto de nuestro simposio: arte tecnológico y espiritualidad; para especular (espero de manera no simplemente imaginaria o irresponsable) cómo esta ” gran convergencia “puede conducir a nuevas formas de comportamiento, a las posibilidades de la auto-creación y a la aparición de una conciencia planetaria.
Una discusión del sentido planetario ha de hacer caso a las diferencias que existen entre occidente y oriente que a menudo se reducen de manera simplista a una especie de dialéctica de la conciencia: por una parte la mente aislada encerrada en su caja cartesiana, por otra parte mentes liberadas flotando en nubes de conocimiento. La física cuántica y la telemática ubicua juntas (entre otros modelos y métodos de nuestra era no lineal) han roto esta dicotomía. Recientemente, los artistas han empleado con mucho interés las metáforas de la ciencia y las herramientas de la tecnología avanzada para abrir nuevos campos, permitiendo que una nueva cultura de la conciencia crezca. Llamo a esta cultura “tecnoética” y a los cambios que la acompañan en la manera en que pensamos y percibimos el mundo “cibercepción”. Tecnoética deriva de los términos griegos techne y de noetikos (mente) que siempre se han relacionado en las sociedades ilustradas, sin importar su lugar en el tiempo histórico o el espacio geográfico. Por otra parte, el arte ha tenido siempre una dimensión espiritual sin importar las actitudes políticas o las ideologías culturales que han influido sobre ella. La cibercepción describe más que la amplificación prostética del pensamiento o de nuestra capacidad de ver más profundamente en la materia y más lejos en el espacio: constituye una facultad humana enteramente nueva, una que nos otorga un sistema totalmente nuevo de disposiciones y un repertorio de comportamiento radicalmente transformado.
Aquí está la brecha sobre la que hay que tender un puente, muchas brechas, muchos puentes, no solamente entre oriente y occidente, sino también entre el norte y el sur, lo grande y lo pequeño, lo negro y lo blanco. Claramente ésta no es simplemente una cuestión de pasar de un  lado al otro. Realmente es el colapso de los dos lados en un ambiente totalmente nuevo, en un campo fluctuante de potencialidad, en el que nuevas formas de identidad humana, de sistemas vivos, de estados espirituales, de arquitecturas, de culturas y de conectividades, puedan ser plantadas, cuidadas y nutridas. La convergencia imponente de los moistmedia y las tres RVs pueden ayudar a construir este nuevo ambiente.
Las cuestiones de la conciencia tienen un lugar importante en la agenda del arte y la tecnología y en la formación de la cultura post-biológica a la que estamos contribuyendo. La conciencia es el gran misterio que tienta igualmente a artistas y a científicos para incorporarla a su terreno. Es la última frontera de la investigación en muchos campos, y probablemente sólo un acercamiento verdaderamente interdisciplinario permitirá que cerremos la brecha explicativa. Es dentro de la conciencia donde nuestra imaginación está trabajando, y es en la imaginación donde primero mezclamos los ambientes de lo real y lo virtual.
Donde el sentido se desarrolla a escala planetaria, se presenta una nueva sensibilidad, una nueva manera de valorarnos a nosotros mismos y nuestro ambiente. Las tecnologías informatizadas han permitido que miremos más profundamente en la materia y más lejos en el espacio, que reconozcamos patrones, ritmos, ciclos, correspondencias, correlaciones y dependencias significativas a todos los niveles. Los sistemas de cómputo nos han llevado a una comprensión mejor de cómo, siendo organismos vivos, nuestro diseño y construcción de nuestro mundo podría ser un proceso emergente, reemplazando la vieja concepción desde arriba hacia abajo por una metodología desde abajo hacia arriba. Los sistemas telemáticos nos han permitido distribuirnos en localizaciones múltiples, multiplicar nuestra identidad, alcanzar distancias formidables a grandes velocidades.
Hemos aprendido que todo está conectado y estamos enfrascados en el proceso tecnológico de conectarlo todo. Pero nos olvidamos con demasiada frecuencia, de que la conectividad debe ser verdaderamente ubicua e inclusiva para ser consistente y humana, y para mantener su ubicuidad debe ser cuidada y protegida, una regla que se aplica por supuesto no solamente a las redes y a los sistemas de comunicación telemáticos sino que se debe extender a todos los seres humanos. Nuestra decisión colectiva de olvidar, marginar o no hacer caso a tantas gentes y culturas del mundo, en muchos casos impidiendo activamente su comunicación, silenciando sus voces, a menudo con clara indiferencia, avaricia o maldad, tiene un papel muy importante en la situación en que nos encontramos hoy en día.
La conciencia planetaria necesita más que la impulsión expansiva occidental de las redes telematicas. Es esencial tener una sensibilidad hacia las culturas que se hallan fuera del paradigma occidental, y aquí, a pesar de la obvia referencia a las culturas islámicas (y uso el plural con énfasis solemne), a las que necesitamos claramente acercarnos y entender más íntimamente, me refiero a las culturas indígenas “exóticas”, muchas veces no tenidas en cuenta, de América del Sur, África y Australia. Aquí hay un tipo de conocimiento que ignoramos o menospreciamos demasiado a menudo con una especie de desprecio tecno-aristocrático (que contiene quizás tanto miedo como petulancia). Y aquí, también una realidad combinada obtiene -donde las percepciones “ordinarias”-una realidad ordinaria. Como en occidente, la tecnología aquí es instrumental para producir la condición de la Realidad Combinada: pero es Tecnología de las Plantas más que tecnología digital funcionando. Y no caigáis en un error, las habilidades tecnológicas, las metodologías y la instrumentalidad del chamán- constituyendo lo que nosotros clasificaríamos como la farmacología, botánica, biología y psicología- constituyen una base de conocimiento ciertamente tan extensa y compleja como la utilizada en la ciencia occidental. Igual que con las herramientas avanzadas de occidente, las dos realidades de los chamanes se mezclan en elplano de la imaginación, su convergencia ofrece el potencial de nuevas maneras de ser, de percibir y de comportarse. Mi sensación es que podemos aprender de estas culturas la manera en que incorporan tecnología de Realidad Combinada a nuestras vidas como ambiente, mucho más que simplemente una herramienta, por muy eficaz o provechosa que sea, como puede ser la cirugía, la ingeniería, la arquitectura o el entretenimiento. Tenemos, de hecho, mucho que aprender de estas culturas en el sentido más amplio y más profundo, y no menos cómo manejar la condición de la conciencia doble, la identidad múltiple, y la realidad combinada. Las herramientas son diferentes -en un caso tomadas del bosque, en el otro traídas a nuestro mundo post-biológico- una condición en la que la tecnología ha asimilado y, en algunos casos, ha sustituido al proceso natural.
En la gran convergencia de tecnologías y medios a la que me referí en mi introducción, Moistmedia se dispone para crear un universo post-biológico enteramente nuevo, absolutamente diferente del mundo según lo legislado en su versión autorizada con leyes aparentemente inmutables. Ampliemos la metáfora comparando el Big Bang de la creación de este universo nuevo con el primer Big Bang cósmico, el nuevo así nombrado para reflejar la combinación de Bits, Átomos, Neuronas y Genes que juntos, en todo tipo de relaciones, proporcionarán el substrato -moistmedia- en que se basarán nuestro arte y arquitectura, nuestros sistemas y servicios. Esto anuncia también un universo que se amplía, lleno de complejidad y contradicciones, igualmente rico en potencial evolutivo, pero asistido esperanzadamente por la velocidad y sutilidad que la tecnología avanzada puede traer.
Este Big Bang implica una transición a un nivel mucho más complejo de la identidad humana, obligándonos a observar profundamente lo que es vivir al borde de la red, a medias entre el Ciberespacio y un mundo nano-diseñado cada vez más desde abajo hacia arriba. En este universo el viejo concepto clásico de naturaleza se ve como un sistema de metáforas que han sobrevivido a su utilidad; una representación de la realidad, poética o prosaica, que ya no suscita interés a nuestra sensibilidad. Ya sea a través de redes neuronales artificiales, ingeniería genética u otros usos de la biología molecular, los puentes hacia una sociedad post-biológica están siendo abiertos y los artistas están contribuyendo a su definición.
La Nanotecnología tiene un potencial inmenso en la manera en la que nos acercamos a la reconstrucción de nosotros mismos, de nuestros sentidos, de nuestros cerebros y, en última instancia, de nuestra conciencia.
Estamos observando una cultura en la que la inteligencia está volcándose fuera de nuestros cerebros para llenar cada rincón del mundo, cada ambiente, cada herramienta, cada producto. Pero mientras estamos utilizando nuevas tecnologías para investigar la materia y su relación con la mente,sacaremos a colación cada vez más una convergencia de la cibercepción por computadora con los entógenos de las plantas para alterar nuestra conciencia, nuestra comprensión y visión del mundo y a nosotros mismos, alcanzando una perspectiva más espiritual. Ésta es la gran convergencia de las tres RVs: Realidad Virtual, que implica a la tecnología digital interactiva, que es telemática e inmersiva; Realidad Validada, que implica a la tecnología mecánica reactiva, que es prosaica y newtoniana; Realidad Vegetal, implicando la tecnología psicoactiva de las plantas, que es entogénica y espiritual.
A este respecto quisiera investigar la contigüidad metafórica de Silicon Valley y la selva tropical del Amazonas, en el contexto de nuestra cultura post-biológica, para demostrar cómo, por decirlo de alguna manera, el jaguar puede acostarse con el cordero. El Jaguar chamán y la oveja Dolly marcan las fronteras cambiantes que definen nuestra epistemología nueva de mente y materia, donde convergen las partículas, las neuronas, los átomos y los genes como el substrato sobre el que nuestras realidades combinadas pueden construirse. Nuestra experiencia vital en la Red y el Ciberespacio ya nos ha preparado para reconsiderar las convenciones occidentales del tiempo y del espacio, la inmutabilidad aparente de la identidad humana y el aislamiento de la mente independiente, y para sustituir esas ilusiones por una visión más constructiva de un futuro de colaboración y más coherente. El lugar del arte en todo esto, con su capacidad de moverse creativamente a través de las culturas por muy distantes o exóticas que sean, de encontrar nuevos significados y métodos en prácticas antiguas y conocimientos esotéricos, es respetar el progreso de la ciencia y abrazar creativamente las innovaciones de la tecnología.
Para avanzar en este estudio pasé unos días de mayo de1999 con los indios Kuikuru, en la región del río Xingu del Mato Grosso, y con los grupos Uniao do Vegetal y Santa Daime en Brasil. Brasil en mi opinión es exactamente donde la gran convergencia tendrá probablemente su raíz. Igual que los E.E.U.U, modelando sus instituciones según los modelos europeos durante un siglo, despertaron un día para encontrarse fuera de todos sus esfuerzos caóticos y habían creado una nueva civilización que ha terminado dominando el mundo, creo que desde las confusiones actuales, desde la complejidad y el caos de la vida en América del Sur, vendrá una nueva fusión, una nueva forma de organización social, mucho más espiritual en su perspectiva y planetaria en su implicación. Esto se debe al sincretismo de la cultura en la que diversas disciplinas espirituales coexisten, convergen, se enlazan y se rehacen a sí mismas: Umbanda, Macumba, espiritismo de Kardec, Candomlé, Catolicismo, Santo Daime, Uniao do Vegetal. Estos experimentos en una vida esencialmente espiritual se constituyen en grupos pequeños, a veces comunidades rurales (por ejemplo en Acre, en la Amazonia profunda) e incluso una ciudad entera, como en el caso del Valle del Amanecer junto a Brasilia.
Supongo que nuestra respuesta occidental se halla en el concepto de investigación. Investigación ciertamente muy seria sobre qué es la mente, cómo, dónde puede encontrarse (en el cerebro, en un efecto cuántico, o en contacto con el campo del punto cero) es un punto primordial en la agenda de la ciencia. Mi centro de investigación, The Planetary Collegium, convoca una reunión anual para debatir el nuevo pensamiento y la nueva práctica en este contexto < www.planetary-collegium.net/conferences/> . El centro en sí mismo, si bien no está centrado exclusivamente en la investigación de la conciencia, sin embargo está atado a un trabajo en el que se investigan las cualidades de la mente y las variedades de inteligencia artificial, siguiendo una trayectoria desde la telematica hasta los Moistmedia.
Pero la pregunta se hará: ¿Qué relación significativa puede haber entre las prácticas espirituales de la selva tropical y el materialismo de Silicon Valley? ¿No es la ciencia popular de las plantas bastante más gnómica y oculta que genómica y transparente? ¿No es mejor dejar a los científicos occidentales en sus laboratorios que a los chamanes en sus chozas los asuntos genéticos? En cualquier caso ¿Quién puede dominar las intrincadas formulaciones del lenguaje del genoma? ¿Cómo podría gente tan aislada y arcaica tener conocimientos sobre el ADN? Bien, puede demostrarse que las prácticas chamánicas tienen mucho que ver con estos asuntos - con el ADN, la comunicación genética, y la manipulación molecular. Aunque sabemos poco en el campo de la neurología sobre cómo los entógenos (los ingredientes psicoactivos de las plantas de los chamanes) funcionan en el organismo humano, no hay nada misterioso o mágico en su eficacia.
Pienso que necesitamos acercarnos a ese campo con la misma curiosidad tecnológica que tuvimos en los primeros días de la tecnología digital. Esto quiere decir que necesitamos hacernos con nuevos principios, nuevos términos, un lenguaje enteramente nuevo.
A este respecto quizás sea interesante referirse en este punto a la investigación de Jeremy Narby, recogida en el libro Cosmic Serpent: DNA and the Origins of Knowledge que relaciona conocimiento chamánico con una especie de matriz genética compartida. Narby sugiere que el chamán, en cierta manera, se está comunicando con su propio ADN, y aquí es donde sus visiones informativas se originan. Él sugiere que una vez que el chamán se asoma a su propio ADN, éste se puede comunicar a través de organismos, a través especies - incluso a través de la frontera entre el animal y la planta - y que la totalidad de todo el ADN del mundo forma una especie de matriz. Esta transmisión de señales entre ADNs de células separadas se efectúa por la emisión de bio-fotones, las señales son en forma de luz, y en una longitud de onda visible para los seres humanos.
El término “biofotones” fue utilizado primero por Fritz Albert Popp, en 1974 para describir el fenómeno cuántico de la emisión fotónica de sistemas biológicos. Todos los sistemas vivos emiten biofotones, tanto absorbidos inicialmente del sol, como emitidos espontáneamente por las moléculas. Estructurando las ideas de Alexander Gurwitsch (1874-1954), el biólogo ruso que introdujo los conceptos de campo morfogenético y de radiación mitogenética , Popp argumenta que cada cambio en el estado biológico o fisiológico de un sistema vivo es reflejado por un cambio correspondiente de la emisión biofotónica. Esto puede ser indicativo, argumenta, de la existencia de un canal de información dentro de los sistemas vivos que pueden relacionarse con la reactividad química en las células, la comunicación intercelular y los ritmos biológicos. La biofísica es una ciencia basada en estudios de campo. Recientemente, la teoría del campo ha sido popular pero ha sido revisada provechosamente por Jean McTaggart, en The Field iii solamente hace veinte años, un modelo morfogenético del proceso biológico basado como recogía A New Science of Life, de Richard Sheldrake iv.
Finalmente, queda la cuestión de cómo esta gran convergencia podría ser facilitada, cómo podría investigarse y apoyarse su aparición. A este nivel pienso que se convierte en una cuestión de arquitectura y del planeamiento. La Arquitectura Tecnoética se encuentra de alguna manera en el futuro. La he definido como “una arquitectura con vida propia, que piensa por sí misma, se alimenta y cuida a sí misma, se repara, planea su futuro, hace frente a adversidad y anticipa nuestras necesidades cambiantes. Una arquitectura que devuelve nuestra mirada. En este sentido no es una cuestión de qué edificios se parecen a nosotros sino de quiénes nos parecemos a ellos, ni de qué sentimos por los lugares sino de cómo esos lugares se sienten por nosotros”. Pero los nuevos sistemas de información y estructuras arquitectónicas, y los espacios dinámicos de la interacción no local, piden más que meramente optimismo y esperan que emerja un arte planetario.
Por esta razón hay mucha actividad para desarrollar el Planetary Collegium con base en la Universidad de Plymouth, con su primer nodo en el Hochschule fuer Gestaltung und Kunst de Zurich, y para negociar nodos en la Nuova Accademia di Belle Arte de Milán y el Savannah College of Art and Design, Georgia.
Nunca ha estado el futuro más abierto, nunca ha sido la cultura más híbrida e inesperada, parece, que ahora. Éste es el mejor momento para la síntesis de las tecnologías espirituales y materiales y los artistas tienen un papel en su realización. La gran convergencia que he perfilado, con sus tres RVs y los Moistmedia, puede, por supuesto, demostrar ser poco más que un sueño, aunque tengo confianza en que veremos la evidencia de su realidad -pero como Montaigne señaló, es tasar la vida exactamente por lo que vale para venderla por sueño.
Fundador y Director del Planetary Collegium (CAiiA-STAR), es Profesor de Tecnoética en la Universidad de Plymouth, Inglaterra y Profesor Adjunto de Diseño|Artes Mediáticas en la Universidad de California, Los Ángeles. Entre otros altos cargos académicos y consultivos, ha sido director fundador de CAiiA-STAR (College Newport, Universidad del País de Gales y Universidad de Plymouth) base sobre la cual se ha desarrollado el Collegium; Vicepresidente y decano del Instituto de Arte de San Francisco; Profesor de Teoría de las Comunicaciones, Universidad de Artes Aplicadas, Viena; Profesor y Catedrático de Bellas Artes, de la universidad de Minneapolis de Arte y Diseño; y Presidente de la Universidad de Arte de Ontario. Está en el Tribunal de Arte y Medios del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades en el Reino Unido, y es miembro de la de la Royal Society of Arts, en Londres. Roy Ascott es un artista y teórico que ha expuesto, entre otros eventos, en la Bienal de Venecia, Electra París, Ars Electronica Linz, V2 Holanda, Trienal de Milan, Bienal de Mercosul en Brasil, Festival Europeo de Medios y gr2000az en Graz, Austria. Su investigación se centra en el arte y la tecnología de la conciencia. Es el fundador de Technoetic Arts: un periódico de investigación especulativa, y trabaja en los comités de redacción de Leonardo. LEA, Convergence, Digital Creativity y la publicación china Tom.Com. Ha supervisado centros y festivales de nuevos medios en el Reino Unido, América del Norte y del Sur, Europa y el Lejano Oriente, así como para la CCE y la UNESCO, y convoca las conferencias internacionales anuales Consciuousness Reframed.
Sus publicaciones se traducen a muchos idiomas e incluyen los libros: Telematic Embrace: Visionary Theories of Art Technology and Consciousness.2003 http://www.ucpress.edu/books/pages/8867.html. Technoetic Arts ( traducción al coreano y edición Won-Kon Yi). Yonsei: Yonsei University Press, 2002 Art Technology Consciousness. Bristol: Intellect Books, 2000. Reframing Consciousness. Exeter: Intellect Books.1999. Art & Telematics: toward the Construction of New Aesthetics (traducción al japonés y edición E. Fujihara) Tokyo: NTT Publishing.1998
www.aminima.net/wp/?language=es&p=447 

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