RESUMEN:
El sendero de la Madre Ancestral, nuestra Madre Tierra, es vivido desde la antigüedad por todos los pueblos y las gentes como una virtud con la cual honramos lo más sagrado de nuestra existencia. En esta época de desprestigio del amor a la vida, nos corresponde revitalizar este sendero sagrado, para encontrarnos con la bondad de curación y sanación que nuestra Madre Tierra nos ofrece, como un don de medicina ancestral en los rituales y ceremonias sagradas que han recibido y nos comparten las Abuelas de la Tierra.
Aquí, en tu lugar, en el infinito desde cuando aún no existía el Mundo, desde antes del tiempo y en el tiempo. Allí, donde todo se junta y se diversa, la Abuela Madre aviva el Espíritu de Vida. En este pequeño e infinito lugar de tu morada, que eres tú misma, tu Misterio, que emana de ti misma. Desde el murmullo del silencio... de tus actos la Vida está surgiendo, la Vida estás donando. Espíritu y Materia se conjuntan en tus actos. Desde tu sentir y tu pensar, Aluna, Madre Aluna, todo va naciendo. Desde tu Visión Sagrada de la Vida.
Así naciste tú, tú misma, sin otra Madre que tú misma. Abuela Madre. Y de una emanación de tu Voluntad de Vida emergió de ti el Infinito Cosmos. Esta morada en la que habitas. El Infinito Huevo Cósmico de Cuarzo, la Maloca Ancestral, el Universo múltiple e infinito.
En el Huevo Cósmico fue creando todo lo existente. En el inicio todo estaba oscuro. No había ni Sol, ni Luna, ni Estrellas. Aún no había amanecido. La Madre no era gente, la Madre es puro espíritu y pensamiento, Aluna: puro espíritu de todo lo que ha de existir. Y de ella surgió el Mar. Ella era el Mar y todo lo inundaba, estaba en todas partes. Todo era Agua, así como ahora, en todo está el agua, en todo lo viviente. En el centro del Mar surgió la Madre Tierra: bella virtud femenina de la Vida. Así, creó la Abuela Ancestral a su hija, nuestra Madre Tierra.
Abuela Madre creó la virtud masculina ancestral, al Padre sagrado Ancestro y le encomendó fertilizar a la Madre Tierra. Surgió la Vida, en el Agua y en la Tierra: las Madres y los Padres de todo lo existente, y de ellos, sus hijos: las gentes árboles, las gentes plantas, las gentes peces, las gentes aves, las gentes animales… las gentes humanas, todas las gentes de la Tierra, y todas las gentes compartimos y convivimos desde el origen, el mismo espacio sagrado, el cuerpo de nuestra Madre Tierra.
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Todos somos Hijos de la Tierra. En esta bella época en la que vivimos una crisis generalizada de turbulencias, cambios fuertes y profundos, crisis provocada por nosotros mismos; todos los Hijos de la Tierra necesitamos con urgencia realizar una profunda y decidida transformación en nuestra conciencia y nuestro arte de vivir. En esta bella época, es urgente y necesario, no sólo sentirnos y vivir como verdaderos Hijos de la Tierra, sino también, sentirnos y vivir como parte de este Sagrado Cuerpo de nuestra Madre Tierra. Para sentirnos y vivir de este modo, es necesario recibir en nuestro espíritu, en nuestro corazón y en nuestro vivir, en cada uno de nuestros actos, esta Sagrada Medicina: La Medicina de la Tierra. Retomando de nuevo y definitivamente, el Sendero Sagrado de la Madre Ancestral. Ofrendando así, nuestro vivir en él.
Mama Nabi Kajuyali Tsamani Wichapishinteton Luta Nabi Nunhue.
Texto completo:
Medicina de la tierra: el sendero de la madre ancestral - William Torres
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