"F44.81 Trastorno de Identidad Disociativo [300.14]" (antes personalidad múltiple) - La característica esencial de este trastorno es la existencia de dos o más identidades o estados de la persnalidad. Puede presentarse, aunque no muy a menudo, de manera repentina. Las características diagnósticas son las siguientes:
- Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad (cada una con un patrón propio y relativamente persistente de percepción, interacción y concepción del entorno y de sí mismo).
- Al menos dos de estas identidades o estados de personalidad controlan de forma recurrente el comportamiento del individuo.
- Incapacidad para recordar información personal importante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario.
- El trastorno no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., comportamiento automático o caótico por intoxicación alcohólica) o a una enfermedad médica (p. ej., crisis parciales complejas).
Nota: En los niños los síntomas no deben confundirse con juego fantasiosos o compañeros de juego imaginarios. El trastorno de identidad disociativo refleja un fracaso en la integración de varios aspectos de la identidad, la memoria y la conciencia. Cada personalidad se vive como una historia personal, una imagen, una identidad e incluso un nombre distintos. Generalmente hay una identidad primaria con el nombre del individuo, que es pasiva, dependiente, culpable y depresiva. Las identidades alternantes poseen habitualmente diferentes nombres y rasgos que contrastan con la identidad primaria (p. ej., son hostiles, dominantes y autodestructivas). En circunstancias muy concretas el individuo puede asumir determinadas identidades, que podrían diferir en edad, sexo, vocabulario, conocimientos generales y estado de ánimo. Las identidades alternantes se presentan como si se controlaran secuencialmente, una a expensas de la otra, pudiendo negar el conocimiento entre ellas, ser críticas unas con otras e incluso entrar en conflicto abierto. Ocasionalmente, una o algunas de las identidades más poderosas pueden planificar el tiempo ocupado por las otras. Algunas veces, las identidades hostiles o agresivas pueden interrumpir las actividades o colocar las otras en situaciones desagradables. Presentan frecuentemente lapsos de memoria que afectan a su historia personal; estos lapsos pueden ser de memoria remota o de memoria reciente. Las identidades más pasivas tienden a mostrar recuerdos más limitados, mientras que las más hostiles controladoras y «protectoras» son capaces de recuerdos más completos. Una identidad que no esté actuando puede llegar a la conciencia (mediante alucinaciones visuales y auditivas; p. ej., una voz que da instrucciones). Familiares y amigos pueden dar fe de la amnesia del individuo por comportamientos observados o la persona misma por sus propios descubrimientos (p. ej., encuentra algo que no recuerda haber comprado). Son las víctimas que generalmente expresan haber padecido abusos físicos y sexuales. Son mayormente personas más vulnerables a ser hipnotizadas y especialmente vulnerables a todo lo que puede provocar sugestión.
Parte de los ejercicios comúnmente practicado en las sectas destructivas llevan al individio a desarrollar el delirio de sobrenaturalidad e insensibilidad hacia el dolor; muestran capacidades poco habituales para soportar el dolor u otros síntomas físicos. Obtienen puntuaciones altas en los tests de hipnotizabilidad y de capacidad disociativa. En los diversos estados de identidad se han descrito alteraciones de las funciones fisiológicas (p. ej., diferencias en la agudeza visual y en la tolerancia al dolor, síntomas propios del asma, sensibilidad a los alergenos y respuesta de la glucosa a la insulina). Se ha sugerido que la alta incidencia de este trastorno en Estados Unidos indica que se trata de una enfermedad ligada a la cultura.
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F44.0 Amnesia disociativa [300.12]" (antes amnesia psicógena)- Se caracteriza por una incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario. La persona no puede recordar acontecimientos completos de su vida. Son experiencias relacionadas a acontecimientos traumáticos o situaciones muy estresantes, tras ocurrir el evento. Algunas personas presentan este tipo de amnesia en episodios de automutilación, de explosión de violencia o de intentos de
suicidio:
- En este trastorno se produce una alteración reversible de la memoria que impide al paciente recordar verbalmente experiencias previas (o que, en el caso de recordarlas temporalmente, no pueden retenerse por completo en la conciencia). La alteración no se presenta exclusivamente en el transcurso de un trastorno de identidad disociativo, de la fuga disociativa, el trastorno por estrés postraumático o el trastorno por estrés agudo, y no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia o a otra enfermedad neurológica o médica
- Los síntomas deben provocar malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otro tipo
- La amnesia disociativa consiste, la mayor parte de las veces, en uno
Trastorno Psicótico Compartido (Folie a deux) (DSM-IV sección 297.3)- Se le conoce también con el nombre de “Trastorno Delirante Inducido”. La característica esencial de este trastorno consiste en una idea delirante que desarrolla una persona o un grupo de personas que se expone y mantiene una relación con una persona que padece un trastorno psicótico con ideas delirantes.
La persona, o grupo que mantiene esta relación, pasa a compartir parcial o totalmente las creencias delirantes del sujeto que inicialmente padece los trastornos.
La idea delirante no debe explicarse mejor por la presencia de otro trastorno psicótico (como por ejemplo, esquizofrenia) ni de un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos y no es debido a los efectos de alguna sustancia o enfermedad médica.
El contenido de las creencias delirantes compartidas dependerá del diagnóstico de los trastornos de la persona primaria con ideas delirantes. Normalmente, ésto sucede cuando el primer caso es el dominante en la relación y cuando gradualmente se va imponiendo el trastorno en la otra persona o en el grupo.
Aunque lo más común es que este trastorno se dé entre dos personas, puede ocurrir que este trastorno se presente en un número mayor de individuos, donde un grupo significativo de personas llegan a compartir el mismo trastorno psicótico. Si la relación de la persona o la relación de cada persona dentro del grupo interrumpe su relación con cualquier persona que padezca el trastorno psicótico, la psicosis compartida disminuirá e incluso podrá llegar a cesar.
Hay poca información acerca de la prevalencia de este trastorno, ya que la mayoría de estos casos pasan desapercibidos; sin embargo, algunos datos sugieren que este trastorno tiene una mayor prevalencia en las mujeres. Es raro que los adeptos que padecen este trastorno busquen ayuda profesional.
Este trastorno sólo se diagnostica cuando dichas ideas delirantes no son el resultado de los efectos de ninguna sustancia o enfermedad médica.
La estrecha relación con la persona que originalmente padece el trastorno psicótico con ideas delirantes y la similitud entre las ideas del grupo o el sujeto secundario con las ideas de la persona que padece el trastorno psicótico inicial, es la característica más determinante del trastorno.
Lo común es que una vez el sujeto o grupo afectado se separa del sujeto con el trastorno psicótico inicial, la psicosis compartida desaparece con el tiempo. En casos muy raros, puede ocurrir que las ideas delirantes no desaparezcan.
Según el DSM-IV, sección 297.3, se diagnostica el trastorno cuando:
Se desarrolla una idea delirante en un sujeto en el contexto de una relación estrecha con otra(s) persona(s) que ya tiene(n) una idea delirante establecida.
La idea delirante es parecida en su contenido a la de la persona que ya tenía la idea delirante.
La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno psicótico (p. ej., esquizofrenia) o de un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos, y no es debido a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o a una enfermedad médica.
Ansiedad inducida por la relajación o de Ansiedad Generalizada (DSM-IV sección 300.02) - Constituye una forma de ansiedad que se produce en algunos adeptos como respuesta a determinados programas de meditación y relajación utilizados en algunos grupos y que puede propiciar incluso la aparición de estados psicóticos. La Ansiedad Inducida por Relajación constituye una forma de ansiedad producida por determinadas prácticas de relajación y meditación, habituales en un sector importante de estos grupos (Martínez, 2004).
Se caracteriza por la desconexión como uno de los estados asociados a la relajación. El distanciamiento o desconexión parece ser la estrategia de afrontamiento elegida principalmente entre los sujetos inclinados a padecer de ansiedad inducida por la relajación (Kareaga, 2002). Estos sujetos experimentan principalmente este estado durante la práctica de la relajación, lo cual constituye una estrategia para huir de la ansiedad provocada por ella. Los sujetos con altos niveles de estrés psicológico en forma de somatizaciones, ansiedad interpersonal, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo, hostilidad, fobias, e ideaciones paranoides manifiestan relajarse mejor distanciándose del mundo. Probablemente estos mismos sujetos utilizarán el distanciamiento o la negación como forma de afrontamiento de los problemas fuera de las sesiones de relajación. (Martínez, 2004).
Síntomas o características del cuadro clínico:
Ansiedad y preocupación excesivas (expectación aprensiva) sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), que se prolongan más de 6 meses.
Al individuo le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación.
La ansiedad y preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (algunos de los cuales han persistido más de 6 meses). Nota: En los niños sólo se requiere uno de estos síntomas:
inquietud o impaciencia
fatigabilidad fácil
dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco
irritabilidad
tensión muscular
alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño, o sensación al despertarse de sueño no reparador)
El centro de la ansiedad y de la preocupación no se limita a los síntomas de un trastorno; por ejemplo, la ansiedad o preocupación no hacen referencia a la posibilidad de presentar una crisis de angustia (como en el trastorno de angustia), pasarlo mal en público (como en la fobia social), contraer una enfermedad (como en el trastorno obsesivo-compulsivo), estar lejos de casa o de los seres queridos (como en el trastorno de ansiedad por separación), engordar (como en la anorexia nerviosa), tener quejas de múltiples síntomas físicos (como en el trastorno de somatización) o padecer una enfermedad grave (como en la hipocondría), y la ansiedad y la preocupación no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno por estrés postraumático..
La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Estas alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad médica (p. ej., hipertiroidismo) y no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno del estado de ánimo, un trastorno psicótico o un trastorno generalizado del desarrollo.
Trastornos del Estado de Animo- La Depresión Mayor, es una enfermedad mental grave caracterizada por la alteración del estado de ánimo acompañada de otros síntomas. Esto explica el que el Trastorno Depresivo Mayor Unico y Recidivante estén identificados dentro del DSM-IV bajo la categoría mayor 'Trastornos del Estado de Animo'. La única diferencia entre ambos trastornos es cuestión de incidencia.
- Trastorno Depresivo Mayor Unico (DSM-IV sección 296.2) - Se caracteriza por un episodio único depresivo mayor.
- Trastorno Depresivo Mayor Recidivante (DSM-IV sección 296.3) - Se caracteriza por la presencia de dos o más episodios depresivos mayores. Para ser considerados episodios separados, tiene que haber un intérvalo entre ambos de al menos 2 meses seguidos en los que no se cumplen los criterios para un episodio depresivo mayor.
Según la doctora en psiquiatría Liliana Miranda, cuando existen cinco o más de los síntomas que citamos a continuación durante más de dos semanas, o si cualquiera de estos problemas interfiere con la vida diaria, es necesario plantearle el problema al médico que será quien establezca eldiagnóstico de depresión e iniciará el tratamiento que mejor se adapte a cada caso.
- Estado de ánimo triste, melancólico o llanto frecuente.
- Cambios repentinos en el apetito o en el peso.
- Problemas con el sueño (dormir mucho o poco).
- Irritabilidad, ansiedad, inquietud o mal humor.
- Pérdida de energía.
- Sensación de culpa o baja autoestima.
- Dificultad para concentrase o indecisión.
- Incapacidad para disfrutar de las cosas y rechazo al contacto social.
- Pensamientos repetidos de muerte o suicidio.
Cualquiera de nosotros experimenta a lo largo de la vida algunos momentos de tristeza, ansiedad o baja autoestima, problemas que son bien diferentes a una Depresión Mayor porque esta causa serios problemas de pensamiento, comportamineto, estado anímico y actividades en la persona. Más de la mitad de las personas que sufren depresión seguirán teniendo episodios hasta una o dos veces al año, si no reciben tratamiento. Sin tratamiento, una persona con depresión puede llegar al
suicidio.
Se sabe que en los sujetos deprimidos existe una alteración de algunos neurotransmisores cerebrales. Estos son las sustancias químicas que las neuronas utilizan para comunicarse entre sí y son fundamentales para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. A su vez este desbalance químico que lleva a la Depresión Mayor puede ser precipitado por algún estrés severo que este afectando a la persona, como por ejemplo haber sufrido de experiencias maltratantes y traumáticas, dentro y fuera de un grupo sectario, abuso sexual, humillaciones severas y continuas, o un divorcio, como producto de adicción a drogas o alcohol, o debido a la pérdida de algún ser querido.
El peligro al cual se enfrentan las personas que caen presas dentro de una secta incluye también las consecuencias a las que se exponen al dejar la misma. El miembro que logra dejar una secta destructiva, puede experimentar nuevamente cierto grado de depresión, aislamiento, sentimientos de culpa y temor. Estos sentimineto podrían ser algo pasajero, pero en algunos casos se pueden convertir en un Desorden de Depresión Mayor.
Aunque la Depresión Mayor puede ser una enfermedad devastadora, por lo general responde muy bien al tratamiento. Hay muchos tratamientos disponibles, pero el más adecuado depende de cada persona y de la severidad de la enfermedad. La meta al tratar una Depresión Mayor es que la persona pueda reanudar sus actividades diarias normales y sentirse bien nuevamente.
Existen tres tratamientos básicos para la Depresión Mayor:
Medicamentos - Algunos de los medicamentos más utilizados, que tienen como función regenerar las funciones de los neurotransmisores en el cerebro, son: Prozac (fluoxetine), Paxil (paroxetine), Zoloft (sertraline), Lexapro (escitalopram), Celexa (citalopram), Effexor (venlafaxine), Wellbutrin (bupropion), Cymbalta (duloxetine) y Remeron (mirtazapine).
Psicoterapia (individual o de grupo) - Este tipo de tratamiento ayuda a cambiar los pensamientos y comportaminetos negativos que se observan en un estado depresivo, a través de reuniones semanales con un profesional de la salud mental. Se puede utilizar en combinación con medicamentos o sola, para casos de Depresión Mayor más leves o moderados. Sin embargo, en caso de una Depresión Mayor Severa la persona tiende a responder mejor a una combinación de medicamentos y psicoterapia.
Terapia Electro-Convulsiva (ECT) - Este tipo de tratamineto se utiliza para casos más severos donde la persona necesita tratamiento inmediato o no ha respondido a tratamiento con medicamento , psicoterapia o la combinación de ambos.
Si cree que usted o algún familiar pudiera estar pasando por una Depresión Mayor, no deje de visitar a su médico o algún especialista en salud mental lo más pronto posible. La Depresión Mayor tiene cura.
Existe una diferencia entre los trastornos de personalidad generados durante la estancia en un grupo sectario y las alteraciones observadas cuando los adeptos abandonan la secta.
Las repercusiones psicológicas en los ex-adeptos se distinguen según los síntomas observados. Una de las repercusiones es el conflicto que experimenta el ex-adepto cuando deja el grupo y vuelve a la sociedad normal, se da lo que se conoce como 'shock cultural' (la reacción mayoritaria). El ex-adepto experimenta gran ansiedad al tratar de reconciliar las teorías que había aprendido en el grupo con la demanda y los valores de tres períodos: el pasado anterior al grupo, el tiempo transcurrido con el grupo y la situación actual.
En cuanto a los
trastornos “post-grupo” - Se incluye lo que denominan 'reacción mayoritaria', que viene determinada por el estado anímico y mental en el que se encuentran habitualmente los ex-adeptos cuando dejan los grupos. El ex-adepto experimenta diversos estados emocionales debido a que se siente desidentificado y extraño con el mundo externo a la secta, como si fuese un inmigrante que acaba de llegar a otro país. Es un proceso de adaptación a una vida autónoma e independiente, sin el grupo, le resulta especialmente dolorosa.
Algunas personas logran abandonar un grupo sectario después de un período de pertenencia, que puede variar de meses a muchos años, bien sea por la aparición de dudas, cansancio o contradicciones, bien mediante un soporte terapéutico externo o bien porque se dé la expulsión por parte del mismo grupo. En este período el adepto puede experimentar sentimientos de insatisfacción, engaño, frustración y vacío debido a que ha descubierto que era falso el grupo que anteriormente le había planteado una visión diferente de la verdad o realidad, y aunque se siente engañado, se halla carente de valores y de referentes.
En algunos casos, algunas personas podrían experimentar un cambio de intereses sin mayores consecuencias y sin que el abandono suponga un proceso traumático. Igualmente, este período puede tener duraciones muy variables que vayan de días a semanas e incluso meses. Todo dependerá del modo en que se produzca el abandono y especialmente del soporte externo, a parte de la propia personalidad del individuo. El soporte externo y de los familiares es sumamente importante, ya que forman un amplio abanico de perfiles socio-económicos y culturales. El proceso de desprendimiento del grupo es conflictivo, doloroso, angustioso y frustrante, especialmente por los cambios que van apreciando en el ex-adepto y la percepción, recepción y comprensión de los familiares. El ex-adepto se ve en la necesidad de tratar de resolver todos sus problemas en la forma en que lo había podido hacer en otras circunstancias.
Trastorno por estrés postraumático (DSM-IV sección 309.81)- Trastorno que surge como respuesta tardía o diferida a un acontecimiento estresante o a una situación (breve o duradera) de naturaleza excepcionalmente amenazante o catastrófica, que causarían por sí mismos malestar generalizado en casi todo el mundo (por ejemplo, catástrofes naturales o producidas por el hombre, combates, accidentes graves, el ser testigo de la muerte violenta de alguien, el ser víctima de tortura, terrorismo, de una violación o de otro crimen).
Las características típicas del trastorno de estrés post-traumático son: episodios reiterados de volver a vivenciar el trauma en forma de reviviscencias o sueños que tienen lugar sobre un fondo persistente de una sensación de "entumecimiento" y embotamiento emocional, de despego de los demás, de falta de capacidad de respuesta al medio, de anhedonia y de evitación de actividades y situaciones evocadoras del trauma. Suelen temerse, e incluso evitarse, las situaciones que recuerdan o sugieren el trauma. En raras ocasiones pueden presentarse estallidos dramáticos y agudos de miedo, pánico o agresividad, desencadenados por estímulos que evocan un repentino recuerdo, una actualización del trauma o de la reacción original frente a él o ambos a la vez.
Según el DSM-IV, sección 309.81, se diagnostica el trastorno cuando:
La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático donde:
La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás
La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensos. Nota: En los niños estas respuestas pueden expresarse en comportamientos desestructurados o agitados.
El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de una (o más) de las siguientes formas:
Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones. Nota: En los niños pequeños esto puede expresarse en juegos repetitivos donde aparecen temas o aspectos característicos del trauma
Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen malestar. Nota: En los niños puede haber sueños terroríficos de contenido irreconocible.
El individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo (se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos de flashback, incluso los que aparecen al despertarse o al intoxicarse). Nota: Los niños pequeños pueden reescenificar el acontecimiento traumático específico.
Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como indican tres (o más) de los siguientes síntomas:
Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático
Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma.
Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma
Reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas
Sensación de desapego o enajenación frente a los demás
Restricción de la vida afectiva (p. ej., incapacidad para tener sentimientos de amor)
Sensación de un futuro desolador (p. ej., no espera obtener un empleo, casarse, formar una familia o, en definitiva, llevar una vida normal).
Síntomas persistentes de aumento de la activación (arousal) (ausente antes del trauma), tal y como indican dos (o más) de los siguientes síntomas:
Dificultades para conciliar o mantener el sueño
Irritabilidad o ataques de ira
Dificultades para concentrarse
Hipervigilancia
Respuestas exageradas de sobresalto.
Estas alteraciones (síntomas de los Criterios B, C y D) se prolongan más de 1 mes.
Estas alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. Especificar si: Agudo: si los síntomas duran menos de 3 meses, o Crónico: si los síntomas duran 3 meses o más. Especificar si: De inicio demorado: entre el acontecimiento traumático y el inicio de los síntomas han pasado como mínimo 6 meses.
Según Jansa, el trastorno está determinado por cinco características (Jansa, 1993):
- La persona ha vivido una experiencia que supera los límites de las experiencias humanas habituales y que sería marcadamente distresante para todo el mundo.
- El evento traumático es experimentado persistentemente de varias formas como sueños, "flashbacks"...
- Evitación persistente de los estímulos asociados al trauma o a un enturbiamiento general de la consciencia.
- Síntomas persistentes de incremento de excitación incluyendo al menos dos de los siguientes; dificultades en el sueño, irritabilidad, dificultad de concentración, hipervigilancia, exageradas respuestas de alarma, reactividad fisiológica hacia los eventos que se parecen o simbolizan el trauma
- Duración de al menos un mes
Psicosis reactiva esquizoafectiva- El término esquizoafectivo fue utilizado por primera vez en el 1933, por Jacob Kasanin, para referirse a un grupo de 9 pacientes jóvenes con síntomas afectivos y esquizofrénicos que no cumplían con los criterios enunciados por Kraepelin para "
Dementia Praecox" o con los criterios de enfermedad maníaco-depresiva. El concepto de psicosisesquizoafectiva combina características esquizofrénicas y maníaco-depresivas. Es una alteración psicopatológica que viene determinada por la aparición de episodios psicóticos, de rápido inicio y duración variable, de pocas semanas a meses de duración, pudiendo llegar a un año o más. Aparece en personas sin una historia previa personal ni familiar de transtornos mentales o en personas que tienen familiares que han presentado alteraciones previas. La persona mezcla síntomas esquizofrénicos y afectivos, y desarrolla una grave distorsión de la percepción del mundo exterior, y comienza a experimentar la presencia de “impresiones sensoriales falsas”. El trastorno recuerda los cuadros clínicos maníacos o depresivos con delirios o estados mixtos. Por ejemplo, en el área afectiva con
Psicosis de angustia-felicidad, en el pensamiento con
Psicosis confusional excitada-inhibida. Son trastornos psicóticos agudos y transitorios. Las características maníacas o depresivas del trastorno están entremezcladas con características esquizofrénicas.
Existen diferentes tipos de trastornos esquizoafectivos:
- Trastorno esquizoafectivo de tipo maníaco
- Trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo
- Trastorno esquizoafectivo de tipo mixto
- Otros trastorno esquizoafectivos
- Trastorno esquizoafectivo sin especificación
Estos pacientes se recuperan por completo del cuadro psicótico en pocas semanas, tendiendo a desaparecer, con una buena recuperación, ajuste social y sin defecto permanente; sin embargo, con posibilidades de recaída.
Reacciones Varias o Misceláneas (Jansa, 1993) - Incluyen déficits cognoscitivos como dificultades de concentración, incapacidad para mantener la atención, déficits de memoria (sobre todo la memoria a corto plazo), automutilaciones, fobias, suicidio y homicidio; y factores psicológicos con consecuencias orgánicas, como infartos de miocardio, angor, muertes subitas, úlceras pépticas recurrentes, asma etc.
© Red de Apoyo, 2007
Referencias:
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