Ese discurso que comenzó como él mismo lo confirmó en vida, por un error ya que en una función, en un momento de pánico escénico, se le olvidó su monólogo original y que además dio pie a su apodo.
Del pueblo y para el pueblo
Para ganarse la vida primero intentó “cruzar” a EEUU sin éxito y luego fue un verdadero mil usos, hasta que dio en el clavo.
En una entrevista en 1967 con el periodista mexicano Jacobo Zabludosky, Moreno comentó sobre los orígenes de su carrera.
“Nunca hubo artistas en mi familia, fue una cosa de impulso personal y un poquito de necesidad. Yo necesitaba ganar dinero, me gustaba mucho (lo de la comedia) y quise ensayar, cuando empecé me gustó. Así fue como empezamos y seguimos en el mismo negocio”.
Su personaje, el típico “pelado”, como se le llamaba en la época de los años 30-50 al hombre de clase humilde, causó impresión por lo disparatado de su atuendo: pantalones a la cadera, de cinto, un lazo, zapatos con las suelas agujeradas y su “gabardina”, como llamaba al retazo de tela que llevaba siempre en su hombro izquierdo.
Su estilo y su facilidad para hacer reír usando un humor blanco, con sátira política fue lo que atrajo a otros empresarios y finalmente a los cineastas. Su personaje lo creó en base a observación y es producto del pueblo mismo.
“Yo, en cualquier situación que esté, soy pueblo, y lo seré toda mi vida, convivo con el pueblo, sé lo que es el pueblo”.
De ‘pelado’ a defensor social
De ser un flojo mantenido en “Ahí está el detalle” (1940), Mario Moreno y su personaje se volvieron uno solo y llegó a ser en la pantalla grande sacerdote, patrullero, ministro, profesor, doctor comprometido con su causa. Pero eso sí, todos retratos de gente humilde y del pueblo que se superó por esfuerzo y audacia.
Cantinflas falleció el 20 de abril de 1993, víctima de cáncer de pulmón.
Más allá de los pleitos que originaron en su familia por la herencia y por los derechos de sus películas, o sus supuestos romances, o que los críticos o estudiosos lo sometan a elaborados y rebuscados estudios y comentarios, que al final no dicen nada –al puro estilo cantinflesco-, su legado sigue intacto.
“De mi trayectoria artística, me siento orgulloso de ella porque he podido brindar al público alegría, felicidad y risa, quisera decirles que nunca se les olvide reír y que sean muy felices (…). Mario Moreno y Cantinflas, que es lo mismo, sueña que haya un mundo más humanizado. Quisiera para todos un mundo menos redondo pero más humano y más justo”, dijo en una de sus últimas entrevistas.
Ahí está el detalle.
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