El mundo ha cambiado. Ya raya el alba del año 2.000. El autóctono del Asia, del Africa y de Indoamérica ya no es el “indígena-natural” del siglo XVI; cuyo ser, como parte de la especie humana, negó primero, puso en duda después el Occidente. Aquel ser negado y dudado se ha hecho hombre. Y reclama no sólo sus DERECHOS HUMANOS, sino —y esto es lo mejor— se ha propuesto cambiar la ruta de la humanidad, para, superando la alienación denunciada por Marx, hacer del ser humano un “hombre nuevo”.
El mundo ha cambiado. Europa está cercada por sus esclavos de ayer. Estados Unidos está en guerra con Vietnam. El odio del Africa, el Asia e Indoamérica hierve contra Norteamérica. Quisieran los negros, los amarillos y los indios tener veneno en los ojos contra el imperialismo yanqui.
El indio de Bolivia no puede dejar pasar, la crisis mortal que padece el Occidente. Tiene que aprovechar. Pero no para salvar a su enemigo. Esta crisis tiene que aprovechar para liberarse. La Revolución india es una lógica irrebatible en el terreno de las ideas y en la fenomenología de los hechos. La Revolución india estallará como una ley natural; ¡fatalmente!
Los indios, sin oponernos a que el hombre pose su planta en la Luna, Marte, Saturno o Venus; declaramos que nuestro deber no está en el espacio sideral; nuestro deber está en la tierra; en el Kollasuyu de los Andes: nuestro deber es liberamos.
El deber nuestro es romper las cadenas de la esclavitud del indio. Rasgar la venda de la sociedad “blanca” y del mismo indio. Ya que el Occidente ha impuesto, como cosa racional justificada por el Estado y la Iglesia, la presencia, permanencia e inalterabilidad de dos sociedades yuxtapuestas: la del blanco y la del indio...
El blanco ha alcanzado un standard de vida jamás soñado. Sus máquinas de traslación vuelan con tal rapidez, que emulan la velocidad del sonido. Los Jets supersónicos, son una fantasía hecha realidad. Virtualmente la distancia y el espacio, han sido dominados. La TV y el Radio-receptor, ponen al alcance de la vista y los oídos, la imagen de los objetos y de los sonidos de cualquier lugar de la tierra y del cosmos.
Mientras que el indio, ve volar a los Jets como a las aves. No viaja en ellos. Ignora las comodidades, la velocidad, el sibaritismo y los placeres que disfrutan los blancos. El conoce el avión de guerra que hace llover bombas mortíferas sobre su choza y sobre sus rebaños. El indio no se aloja en el Hotel; ni entre sueños sabe de la cama muelle de los Hoteles de primera clase ni de tercera clase. En las ciudades, el indio cuando no se aloja en los Tambos, duerme en los extramuros, en los cenizales, a ras de tierra y bajo raso cielo. El indio come su comida: papa, chuño, haba y coca. No alcanza a imaginar ni la exquisitez y delicia sibarítica de la comida del “blanco” ni la belleza y la suavidad del vellón de armiño de su vestuario. Ya que el indio con el indumento europeo, si no es el espantapájaros disfrazado de cuello y corbata, es el embutido en su burda bayeta de la tierra, calzado de su ojota de goma o cuero de llama; el lluchu sobre su testa y sobre su busto el poncho. El vestuario del indio en uno y otro caso es ropa del esclavo. Su comida, la comida del esclavo. Su vida, la vida del esclavo. Su “libertad” tan decantada, es la “libertad” del “pongo-liberto”.
El indio, tiene otra escuela, otro colegio secundario, no tiene Universidad; a la escuela, al colegio, a la Universidad del “blanco-mestizo” el indio no asoma. Y cuando alguna vez intenta, es discriminado y arrojado como un perro a la calle.
El indio, aunque haya alcanzado por casualidad el mismo “doctorado”, carga su “cultura india” de la cuna al sepulcro. El indio aunque se tiña su piel, aunque luzca su título de “doctor”, es “para siempre” Indio. Por tanto, piensa, siente, y hace, como parte natural de su sociedad, la sociedad india.
La “fiera blanca” y su cipayo mestizo disfrutan en familia, en clan de todos los beneficios de la ciencia y la técnica. Para los indios no queda ni la sobra del Banquete. El Occidente se ha hecho egoísta hasta la estupidez.
¿Qué tiene el Occidente digno de ser imitado? ¿Qué tienen Europa y Norteamérica para el hombre de la tierra?
Tienen la desintegración: desintegración atómica y desintegración espiritual; a la par que el nihilismo y la desesperanza; fuerzas apocalípticas que azotan a las juventudes de Europa y América.
La píldora anticonceptiva, el psicodélico desenfreno alcohólico y sexual, la furibunda epidemia del hippismo y la insurgencia babélica, sin ningún ideal, de los estudiantes universitarios del mundo, son el fruto amargo de este Occidente tétrico que llega a su ocaso.
El Occidente, Europa y Norteamérica, ¿qué pensamiento ofrecen, cuál el arte que llena el corazón vacío de la humanidad? El Occidente hoy no ofrece ni pensamiento ni arte al hombre; devorado por sus tremendas necesidades insatisfechas.
El Occidente no tiene nada; no ofrece nada para “desarrollar” un pensamiento nuevo, para crear un hombre nuevo sobre la faz de la tierra.
Su industria es puro cambalache fenicio. Sus máquinas, sus, productos químicos y sus técnicos; son nada más que instrumentos de conquista y de robo. Sus modas de vestir y sus modas literarias, han llegado a tal grado de banalidad e insulsez, que ya no mueven ni conmueven a ningún pueblo de la tierra.
En estos achaques, en el caso nuestro por ejemplo, hoy-no digamos nada de ayer-hoy nos roba a la luz pública nuestra historia, nuestro teatro, nuestro baile, nuestra música y hasta nuestras prendas de vestir.
Hablan los blancos-cholos occidentalizados de Tupaj Amaru, de Tupaj Katari, de Bartolina Sísa, como si fueran sus héroes.
Hacen teatro con nuestros fastos y con nuestras lenguas (keswa y aymara). Bailan con trajes autóctonos nuestras danzas indias. Miríadas de “Conjuntos Musicales” de mestizos blancos, explotan, viven y se enriquecen tocando nuestra música. Y al final, con una desvergüenza de reptiles se han calado nuestro lluchu y nuestro poncho. Hay que ver a gringos y gringas, a birlochas y birlochos lucir en sus bustos nuestro poncho como una gran novedad de última moda europea.
El indio del Tawantinsuyu de esta época, nada debe imitar al Occidente racista; porque este Occidente rapaz y asesino nada tiene para el hombre del Tercer Mundo.
El cholaje blanco-mestizo que entre nosotros representa, como cipayo, a la “fiera blanca” de Europa, es una vil alimaña. Que ni siquiera ha podido hacer una Nación, un Estado de ellos y para ellos. Bolivia es una “Nación ficta” y un Estado sin poder, Bolivia es un conglomerado de mendigos y de “estadistas” rateros. Bolivia es una república comarcal gobernada por un subestadito ruin.
¿Qué podemos imitar del Occidente? ¿Qué tiene el cholaje digno de ser imitado? ¿Qué podemos imitar los indios del cholaje blanco-mestizo de Bolivia? ¿La felicitación del Presidente Velasco a Chile por haber derrotado al Mariscal Santa Cruz en Yungay? ¿El incienso y mirra echados con repique de campanas a Melgarejo por la flor y nata de la sociedad? ¿El asesinato del Presidente Daza por el orador Baptista? ¿Imitar a Pando asesinando al caudillo indio Willca, que había vencido a Alonso y entregado el Poder al Partido Liberal? ¿A Montes que vende el Litoral y a mano armada asalta y se apropia de Taraco? ¿A Salamanca, que mata a 50.000 jóvenes en el Chaco, territorio que entrega al Paraguay? ¿A Paz Estenssoro que roba las libras esterlinas del Banco, que mata a su mujer legal por complacer a su concubina, que hace sancionar con el Parlamento una ley para el divorcio de Antenor Patiño?
¿Qué puede el indio imitar del cholaje boliviano, que no tiene ni un pensador; ni un escritor, ni un artista que signifique una mediana mediocridad siquiera? ¿Tamayo? Ese “olimpito payaso” no tiene ningún valor; no queda nada, de él. ¿Arguedas? Ese rústico semialfabeto, que deja un truculento novelón con el nombre de “Historia de Bolivia” y como hombre, una indignidad rastrera?
¿Qué puede el indio imitar del cholaje? Su nacionalismo, sin nación? ¿Su lucha de clases, sin clases? ¿Su fariseo antimperialismo, sostenido por el dólar yanqui? ¿Su utópica revolución comunista? O bien ¿sus aprestos infantiles de hacer con la “Guerrilla: el partido y la Revolución”? ¿Cómo el indio va a seguir o imitar a unos “guerrilleros” blancos con largas barbas que no hablan su lengua ni adoran al Dios Inti, “guerrilleros” que son la imagen exacta de Francisco Pizarro, el asesino del Inca Atawallpa? ¿Qué puede el indio tomar para sí, del blanco-mestizo putrefacto del cholaje boliviano? ¿Sus revoluciones?
Las “revoluciones” del cholaje republicano no son otra cosa que grotescos Golpes de Estado. Descargas de la felonía más ruin, del hijo contra el padre y del hermano contra el hermano. Las “revoluciones” del cholaje no han sido otra cosa que una sucesión de parricidios y fratricidios impunes.
Cuando el pueblo participa en estos Golpes de Estado, no lo hace por ideales, sino por una intoxicación de odio personal al ocupante de turno del Palacio “quemado”, y por la alucinación del botín; el que fue producto, a su vez, del asalto y saqueo de los bienes del penúltimo vencido...
Las “revoluciones” en Bolivia, no cambian nada; no modifican nada. Como idea y como acto son puro cainismo. La “revolución” triunfante no tiene otro programa que: oprimir, perseguir, robar y matar... Y a los vencidos, privados de aire y agua, mientras les queda aliento en el pecho, no les mueve otra cosa que la obsesión de la revancha...
La Historia de Bolivia es eso: un subeybaja eterno de opresión y oposición, de oposición y opresión.
Después de la fundación de la República, tanto la democracia del liberalismo positivista del siglo XIX, como el “marx-leninismo” boliviano de nuestro tiempo, no pararon mientes ni quisieron ver la entraña real del indio. Fanon ha denunciado que Marx no hizo ningún estudio serio del mundo colonial, ni supo que en el siervo había una “naturaleza” y en el amo otra. El liberalismo como el comunismo no rasgan el velo que cubre la realidad india. La frondosa verborrea del siglo XIX, como la exabrupta literatura política en clisés, importada por el “comunismo boliviano” de nuestro tiempo, que va desde la “convivencia pacífica”, el “marxismo sin revolución” hasta el “foquismo” de “la guerrilla es el partido”, soslayan, ignoran y pasan por encima de la realidad india.
Sólo el indio conoce, sólo el indio siente, sólo el indio vive su realidad, y por esto es que el indio jamás hará una “revolución” a la boliviana, jamás hará una “revolución” al estilo del cholaje nacional.
La Revolución India no será un Golpe de Estado. Los gobiernos del cholaje blanco-mestizo que habitan el Palacio “quemado” de La Paz, pueden dormir tranquilos. La Revolución India será una Revolución de otro género, de otra estirpe. La Revolución India será la resurrección de la conciencia, del sentimiento y de la voluntad del hombre nativo autóctono.
La Revolución India será la sustitución de la “naturaleza humana” del Occidente por la “naturaleza humana” del inkanato.
La Revolución India será roja llamarada a lo largo del lomo de los Andes. Millones de corazones vomitarán como un volcán su odio. Millones de puños cerrados y millones de bocas esclavas gritarán: L I B E R T A D!!! .
Una sola conciencia iluminará los espíritus. Una sola idea golpeará los cerebros. Un solo querer ígneo impulsará los corazones. Y una sola voluntad crispará los puños.
La Revolución India antes que nada será una Revolución de conciencias. Arderá en el cerebro antes de descender a las manos. Primero será idea antes de ser colmillo y garra. Idea fija y obsesiva, antes de ser acto. Primero será convicción antes de ser golpe.
Por eso la tarea previa de nuestra Revolución es la promoción de un movimiento Ideológico. Un intenso movimiento ideológico; un enfrentamiento impetuoso de la ideología india con la cultura occidental. Opondremos a la hispanidad nuestra indianidad. La indianidad es más que la “diáspora” africana, más que la negritud, “que abarca el acontecer histórico, social y cultural del mundo negro.
La indianidad no es una nebulosa ideología metafísica como la hispanidad. No es una ideología osificada en las “Reales Academias de la Lengua y de la Historia”, que despiden olores nauseabundos de tumba. No es eso. La indianidad a más de ser una ideología viva, es un ideal. El IDEAL de un pueblo, de un Continente en marcha hacia la conquista de su LIBERACION!
* Fausto Reinaga: La Revolución India, pgs. 71 a 77. Ed. PIB, La Paz, 1970.
Fuente: Fausto Reinaga
Acerca del Autor:
Fausto Reinaga (Colquechaca, 27 de marzo de 1906 − 19 de agosto de 1994) fue un escritor indígena boliviano.
Fausto Reinaga ―que fue bautizado con el nombre de José Félix Reinaga― nació en la aldea Macha, en el distrito Colquechaca (Bolivia), hijo de Jenaro Reinaga y de Alejandra Chavarría (tataranieta del líder indígena Tomás Katari). Ambos padres habían participado en el levantamiento en Zárate Willka (de 1898). Parte de su familia trabajaba en labores domésticas de los gerentes de la empresa minera estadounidense Patiño Mines. Reinaga aprendió a leer a los 16 años.1
De cuatro hermanos fue el único hijo sobreviviente, ya que sus dos hermanas mayores, siendo niñas, fueron violadas y asesinadas por terratenientes bolivianos blancos y su hermano menor Alberto murió en el servicio militar. El consejo de ancianos lo envió a estudiar a la ciudad de Oruro para prepararse a liderar su pueblo. De acuerdo con su ascendencia noble, Le dieron el nombre indio de Ruphaj Katari. Como escritor, Reinaga escogió el seudónimo de Fausto Reinaga para expresar su admiración por el Fausto del escritor alemán Goethe.
En 1957, el Partido Comunista de Bolivia lo envió a Leipzig (en la Alemania del Este) a un Congreso de Sindicatos comunistas, y de allí visitió la Unión Soviética. Después de su regreso, estuvo en un congreso comunista celebrado en Montevideo (Uruguay), donde fue detenido. Su libro El sentimiento mesiánico del pueblo ruso fue confiscado. Los comunistas no le ayudaron, por lo que tuvo que ser repatriado por la embajada de Bolivia en Montevideo. Luego entró en una crisis de conciencia, se alejó del Partido Comunista de Bolivia (que nueve años después traicionaría también al guerrillero argentino cubano Che Guevara). Viajó a Machu Picchu (sur del Perú), que había sido capital del Imperio inca, donde se dio cuenta del poder de sus antepasados.
Aproximadamente hasta 1960, Fausto fue un ardiente partidario del marxismo.
A mi regreso de Europa rompí con toda mi tradición intelectual y con toda mi producción cholista. Hubiese querido que no existiese… Es otra etapa, otro camino que he encontrado; y tengo otra meta en el horizonte. En mis obras de 1940 a 1960 yo buscaba la asimilación del indio por el cholaje blanco-mestizo. Y en las que publiqué de 1964 a 1970 buscaba la liberación del indio, previa destrucción del cholaje blanco-mestizo… y planteo la revolución india.
Fausto Reinaga, La revolución india, 1969 (pág. 463).
Reinaga se convirtió en el pionero del indianismo boliviano. El 15 de noviembre de 1962 fundó el partido PIAK (Partido de Indios Aymaras y Keswas), que más tarde se llamó PIB (Partido Indio de Bolivia).
En sus últimas obras, "La revolución india" (1970), "Tesis india" (1971), "El pensamiento amáutico" (1978), El hombre (1981), y en su última obra, "El pensamiento indio" (1991), establece la superioridad de la ideología y la filosofía de los indígenas con respecto al pensamiento occidental.
Hay que sacar a Cristo y a Marx de la cabeza del indio.
Fausto Reinaga
El Inti y la PachaMama ―a diferencia del terrorífico Jehová, respiran y rezuman amor, y hacen del hombre un ser alegre, amante del bien y la paz. La filosofía inka tiene la misión de ennoblecer la vida. La dicha, el amor y la paz son un goce social.
Fausto Reinaga, La revolución india (pág. 397), 19692
Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Fausto_Reinaga
una grande fausto reinaga fue en su epoca junto al mallku felipe quispe que se enfrento cara a cara con las elites blanco- mestizas de bolivia y su asqueroso pensamiento occidental y a esa asquerosa religion cristiana edomita ( sea catolica, protestante, evangelica etc etc ), aunque el amauta reinaga ya no este su pensamiento e ideales han calado en todos los cobrizos tahuantinsuyanos
ResponderEliminarEstan locos loquitos!
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