Por Luis Alejandro Díaz
Por estos días se está ventilando el acaparamiento de baldíos por parte de grupos agroindustriales en la altillanura Orinoquia, como Goliat, Italo-española poligrow que compró predios en zonas de desplazamiento forzado, Riopaila y su holding en Luxemburgo que junto a Cargill, fueron asesorados por el grupo de abogados Urrutia para la adquisición de baldíos en la Orinoquia colombiana con el visto bueno del gobierno tanto de Uribe como de Santos, y Mónica Semillas. Luis Carlos Sarmiento, Alejandro Santo Domingo, Familia Eder y la Fanzola entre otros, se apropiaron de baldíos de la altillanura colombiana fraudulentamente, vulnerando así, a miles de desplazados que dejaron sus tierras por causa de la guerra fratricida, que algunos no quieren terminar.
pero de estas miles de hectáreas una tercera parte quedó irregularmente en manos de personas adineradas, empresarios y políticos así como de profesionales. En definitiva, los organismos encargados de investigar los baldíos existentes del país, no tienen claridad de cuanto patrimonio es de la nación, causa principal para que grandes compañías con asocio de abogados corruptos y complicidad de los gobiernos, se apoderen de la tierra que sería de la pobreza a los miles de damnificados por los grupos armados y las fuerzas armadas legales.
TLC Y SEMILLAS
Lo que no sabíamos los colombianos y colombianas y que el gobierno como los medios de comunicación no divulgaron en su momento, fue la clara venta del agro colombiano y vida del campo, por el afán de ingresar al comercio estadounidense.
Uno de los requisitos principales para la firma del tratado Colombia – Estados Unidos, simple y llanamente llamaría una traición a la patria porque las semillas son vida, fue el acabar la producción de granos nativos del país, por semillas transgénicas producidas en grandes multinacionales farmacéuticas como lo establece la ley 1518 del 2012, que respalda el convenio internacional para la protección de obtenciones vegetales (organismos genéticamente modificados o transgénicos) UPOV de 1991. Derecho que da a Bayer, Monsanto, Novartis, Bast, Singenta entre otras, para monopolizar la agricultura colombiana.
Para acabar de desestimular el campo colombino, el ICA aprobó la resolución 970 del 2010 que regula y controla la producción, uso y comercialización de las semillas en el país.
Para asegurar que la producción agrícola no se haga con gérmenes étnicos culturales del país, el gobierno pasó una reforma al código penal modificando el artículo 306, el cual condena con prisión de 3 a 4 años al campesino o empresa que produzca semillas originarias para la venta, solo tiene cabida en el mercado agrícola las semillas transgénicas. Hace pensar al futuro en la desaparición de sectores agrarios y hacia el amanecer dependeremos de productos importados.
Según estudios realizados a esta clase de granos de laboratorio, su consumo produce importantes lesiones al hígado, páncreas a la vez que contaminan miles de especies vegetales nativas, arrasando con las semillas naturales que culturalmente han alimentado a miles de familias y sociedades por décadas, y que han sentado las distintas culturas culinarias de la región.
Este es el cambio agrario que pretende organizar en el país el Dr. Santos, cuando dice que los campesinos tienen que asociarse o compartir con las multinacionales a gran escala, aseverando que todos caben. Sofisma por la cual el gobierno Santos, pretende que el campo se globalice o centralice en grandes multinacionales que producen alimentos transgénicos, terminando así con la independencia cultural del campo, otorgándole a estas trans-agrícolas sustento jurídico para su sostenimiento.
Pero si miramos lo que está sucediendo con los baldíos, las multinacionales le compran al campesino su Unidad Agrícola Familiar UAF (menos de una hectárea) a precios irrisorios, convirtiendo al propietario en empleado, a la vez que forman empresas ficticias para adquirir subsidios y pedir exenciones tributarias.
En conclusión, la Ley 1518 del 2012 protege las semillas transgénicas a la vez que prohíbe la producción de semillas nativas de la región, con la reforma al artículo 306 del código penal con la ley 1032 del 2006. La ley 160 de 1994 que optimiza la tierra en Unidades Agrícolas Familiares para campesinos sin tierra, y de la cual los corruptos se aprovechan para incrementar propiedades fraudulentamente, es reformada con el decreto 1465 del 10 julio de 2013, generándole así seguridad jurídica a estas multinacionales sobre las propiedades de terrenos adquiridos por la inversión legal o fraudulenta, para que no se vean golpeados por los organismos de control. Por otro lado, la resolución del ICA 970 del 2010 regula y controla la producción, comercialización y uso de las semillas nativas.
Por donde se mire, el gran terremoto que según Santos va a tener el campo colombiano con el nuevo sistema agrario planteado, no va a ser la locomotora de la producción alimentaria, va a ser una catástrofe alimentaria. Por una parte, esta clase de semillas no se reproducen, para que la semilla vuelva a dar frutos se tiene que hacer una reconversión genética con lo cual vuelve costosa la agricultura. Por otro costado; los agricultores obligadamente tienen que comprar las semillas de laboratorio a estos entes multinacionales, y el otro es, que se destruyen las semillas originarias de trascendencia cultural que nos han alimentado por siglos.
Esto a grosso modo, son las ayudas que Santos promueve para los cuarenta y seis millones de indios colombianos. No ha funcionado ninguno de los proyectos, leyes, decretos, objeciones en tres años de mandato santista. ¡Por algo será el descontento del pueblo colombiano!
Referencias:
Polo Democrático, Grupo Semillas mayo 18 de 2012, El Tiempo 11 de julio del 2013, El espectador 8 de julio de 2013, UN periódico universidad nacional noviembre 10 del 2012
Fuente: http://www.soyperiodista.com/noticias/nota-21581-tlc-semillas-y-acaparamiento-de-baldios
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RESULTADOS DESASTROSOS PARA COLOMBIA DURANTE EL PRIMER AÑO DEL TLC CON E.U.
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POR MAURICIO CABRERA GALVIS
Mientras la producción industrial cae un espantoso 10% en el mes de marzo como resultado de las políticas oficiales de apertura hacia adentro y revaluación, el gobierno colombiano se dedica a hacer pirotecnia verbal, como acertadamente la llamó Amylkar Acosta, y hasta publica costosos avisos de prensa para justificar los malos resultados del primer año de vigencia del TLC. Del otro lado, el gobierno norteamericano se regocija con emoción por lo mucho que ha logrado.
Los resultados globales son desastrosos. Según las cifras del Departamento de Comercio de EE.UU., el año pasado las importaciones provenientes de Colombia (es decir nuestras exportaciones a ese país), distintas a combustibles, café y piedras preciosas cayeron (¡sí, cayeron!) 6%. Por su parte el Dane reporta que en el primer trimestre de este año ese grupo de exportaciones (que no necesitan TLC) volvieron a caer 10,8%. Por supuesto hay algunos casos de éxito en medio del desastre generalizado, y las ventas de unos pocos productos han tenido ligeros incrementos.
Desde el punto de vista de EE.UU. hay satisfacción y júbilo: "Al celebrar un año de la ampliación del comercio entre Estados Unidos y Colombia, las empresas, agricultores, ganaderos y trabajadores norteamericanos ya están teniendo tremendos beneficios gracias a la baja de aranceles lograda con el TLC", dice el comunicado oficial del encargado del comercio exterior de ese gobierno (Ustr por sus siglas en inglés).
Estas afirmaciones las respalda el Ustr con cifras contundentes: "Los resultados muestran que la industria de EE.UU. está tomando ventaja del mayor acceso que tiene al mercado colombiano. Entre mayo 2012 y mayo 2013, las exportaciones de bienes norteamericanos a Colombia llegaron a US$15.900 millones, con un crecimiento del 20% respecto del mismo período del año anterior. Las exportaciones de equipo de transporte crecieron un sustancial 61% hasta US$1.400 millones (…) las de comidas procesadas han tendido significativos incrementos, brincando 129% hasta llegar a US$694 millones. Computadores y productos electrónicos también mostraron ganancias, creciendo 17% hasta US$2.300 millones".
En la agricultura también registran ganancias: "Como Colombia es el segundo comprador de productos agrícolas de EE.UU. en Suramérica, no es sorpresa que la baja de aranceles lograda con el TLC haya abierto aún más ese mercado. Las exportaciones de soya brincaron 467% hasta USD 118.6 millones, y productos lácteos crecieron 214% hasta US$24,7 millones. Exportaciones de productos de cerdo crecieron 66% hasta US$45,2 millones, y las de uvas crecieron 36% hasta US$9,3 millones. Las de trigo crecieron 15% en el mismo período hasta US$186,4 millones".
Y la conclusión del Ustr es contundente: "El potencial del comercio entre EE.UU. y Colombia es emocionante. El gobierno colombiano ha seguido políticas para promover la apertura de su mercado y la competitividad, y ha sido recompensado con más comercio. El futuro de nuestra relación económica, construido sobre el TLC, es brillante".
¿Para quién es brillante ese futuro? Estos resultados deficitarios de la balanza comercial se van a agudizar. Hay que recordar que el mismo Banco de la República en un estudio realizado en el 2006 pronosticaba que con el TLC el déficit comercial con EE.UU se incrementaría en US$600 millones de dólares, pero en un período de 4 años.
El deterioro fue mucho más rápido de lo esperado, porque cuando se hizo ese estudio el dólar estaba a $2.400, y no se esperaba la recesión producida por la crisis financiera del 2008. Con esos factores el futuro si es brillante para las ventas de EE.UU. pero oscuro para nuestras exportaciones.
20 de mayo de 2013.
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