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Información publicada en la página 8
de la sección de Opinión de la
edición impresa del día 27 de
abril de 2011
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Ciencia y Técnica sin Conciencia
La generación de
electricidad nuclear, tal como se ha desarrollado hasta hoy,
es un ejemplo clásico del mal uso de la ciencia y la tecnología por parte de algunos humanos, y no ha hecho otra cosa que agravar la profunda crisis ecológica en la que el productivismo nos fue metiendo durante el siglo XX.
Si bien los seres humanos hemos tenido que convivir, desde que aparecimos en la Tierra, con determinados niveles de radiactividad ambiental (rayos cósmicos, potasio-40, carbono-14), lo que ha ocasionado y ocasiona bastantes trastornos de la salud, con el advenimiento de la
era nuclear se abrió la puerta al envenenamiento radiactivo de la biosfera y de los ecosistemas y seres vivos que aloja, una práctica muy poco responsable de la ciencia y la técnica.
Por si no hubo bastante con las explosiones nucleares en
Álamo Gordo, Hiroshima y Nagasaki, las potencias nucleares se embarcaron en una carrera por la que han explosionado más de
2.000 bombas atómicas (una cuarta parte en la atmósfera; el resto, subterráneas), iniciando el proceso de envenenamiento radiactivo de la biosfera. Aún hoy se puede medir la radiactividad liberada y las consecuencias de todo ello todavía se constatan. Para camuflar ese despropósito nació el programa
Átomos para la Paz, que no fue otra cosa que un programa de fomento de la tecnología nuclear aplicada a la generación de electricidad.