jueves, 1 de agosto de 2013

"PLANETA EN VENTA". De Alexis Marant. La élite global corporativa puja (y empuja) para hacerse con las tierras cultivables




Ultimos trozos del pastel planetario a la venta, al mejor postor

Pere Ardevol, Equipo Mizar - Impactante documental, producido por Arte, Francia, donde se muestran los planes de las élites económicas del mundo para comprar tierras, y lograr sus fines de dominación y negocios.
Duración: 54 minutos. Año 2011. Idioma: Castellano.

Sinopsis

Documental sobre la carrera por el control de tierras cultivables en todo el mundo. En los últimos años han cambiado de manos veinte millones de hectáreas y, de seguir la tendencia, decenas de millones seguirán la misma suerte.

La crisis financiera de 2008 ha despertado al mundo de las finanzas, que ha visto en la agricultura un nuevo mercado, mucho más seguro que la especulación bursátil. El repentino interés de los inversores por las tierras cultivables se debe a que se han dado cuenta de que con ese tipo de inversión no corren riesgo de quiebra.


Según las previsiones, la población mundial va a pasar de los 6.500 millones de habitantes actuales a 9.200 millones en el año 2050. “Esto requerirá un aumento en la producción de alimentos y habrá que duplicar la producción agrícola para satisfacer el crecimiento demográfico”, explica el Director General de la FAO.

El documental “Planeta en venta” plantea el debate sobre el beneficio real que obtienen los países propietarios de las tierras con estas inversiones. En la mayoría de los casos, los recién llegados pueden crear una sociedad en horas, importar su propia maquinaria sin pagar aranceles y beneficiarse de exenciones fiscales. Países pobres, como Etiopía, no están en situación de imponer sus condiciones a los arrendadores. Y en el caso de que lo hagan, ¿negocian por el bien de la población o por el de unos pocos? La respuesta está en los contratos que firman, pero ni los estados ni las empresas extranjeras son transparentes.

El gobierno de Madagascar cayó cuando se constató que iba a arrendar un millón trescientas mil hectáreas durante un siglo, con la única promesa de creación de puestos de trabajo e infraestructuras. Sin ningún pago, impuesto o depósito. Para muchos, se trata de una clara apropiación de tierras que sólo beneficia a las élites locales y a las corporaciones multinacionales y reclaman un marco que obligue a hacer públicos los datos de las negociaciones.


Fuente: Equipo Mizar

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