jueves, 11 de julio de 2013

"La Colaboración: El Pacto de Hollywood con Hitler", por Rav Benjamín Blech


Hollywood y el Holocausto

Un nuevo libro controversial revela evidencia sobre la colaboración de magnates del cine judío con los Nazis.

por Rav Benjamín Blech

Si pensabas que después de todos estos años nada sorprendentemente nuevo podría ser descubierto sobre el Holocausto, prepárate.

Historiadores como Deborah Lipstadt de la Universidad de Emory creen que un libro que pronto será publicado sobre la relación secreta de Hollywood con Hitler y la Alemania Nazi no será nada menos que un “súper éxito de ventas”. Al intentar explicar el silencio de la industria del cine en la época de la ascensión al poder de Hitler y el surgimiento de un feroz antisemitismo patrocinado por el gobierno alemán, Ben Urwand, un miembro de la prestigiosa Sociedad de Harvard, cuyos padres eran judíos refugiados de Egipto y Hungría, revela los resultados de sus años de investigación en cartas y documentos recién descubiertos. Sus conclusiones son el poderoso tema de su libro atrevidamente titulado “The Collaboration: Hollywood’s Pact with Hitler” (“La Colaboración: El Pacto de Hollywood con Hitler”).

Con el paso del tiempo hemos aprendido a disipar muchos de los mitos que rodean el Holocausto. En el trabajo seminal de Daniel Jonás Goldhagen,“Hitler’s Willing Executioners: Ordinary Germans And The Holocaust” (“Los Verdugos Voluntarios de Hitler: Alemanes Ordinarios y el Holocausto”), llegamos finalmente a reconocer que los famosos mitos de que los alemanes ignoraban el asesinato en masa de judíos, que los asesinos eran sólo hombres de la SS y que aquellos que asesinaban judíos lo hacían a regañadientes, eran grandes mentiras. Nos proporcionaron pruebas concluyentes de que el exterminio de los judíos europeos incluyó la participación entusiasta de decenas de miles de alemanes comunes. Un antisemitismo muy popular y muy publicitado hizo que la búsqueda de los objetivos genocidas de Hitler fuera posible. La persecución radical de los judíos durante la década de 1930, lejos de ser un secreto bien guardado, era una política bien conocida. Desde unidades móviles de exterminio, a los campos, a las marchas de la muerte, Goldhagen nos enseñó cómo alemanes comunes y corrientes, nutridos en una sociedad donde los judíos eran vistos como un mal inalterable y peligroso, voluntariamente siguieron sus creencias y actuaron acordemente.

La ideología Nazi triunfó durante el tiempo que lo hizo, porque tenía apoyo, incluyendo el apoyo de Hollywood.

Tomó años, pero finalmente nos enteramos de que los alemanes comunes no eran simplemente culpables del pecado del silencio. Eran culpables de los indecibles horrores del genocidio.

Pero, ¿qué hay del resto del mundo?
Ahora también nos vemos obligados a enfrentar la realidad de que el ascenso del fascismo y su guerra en contra de los judíos se fusionó no sólo con la aprobación silenciosa, sino que en muchos casos con la colaboración activa. Cuando la opinión pública podría haber hecho una gran diferencia, cuando una posición firme en contra del mal podría haberlo detenido en sus primeras etapas, aquellos que sabían muy bien lo que estaba pasando eligieron el camino del interés propio por sobre los principios.

La ideología Nazi triunfó durante el tiempo que lo hizo, porque tenía apoyo, incluyendo el apoyo de Hollywood.

Todos sabemos que Hollywood, la capital mundial del cine, fue fundada por judíos. La obra clásica sobre la historia de Hollywood escrita por Neil Gabler se titula acertadamente: “An Empire of Their Own: How the Jews Invented Hollywood” (“Un Imperio Propio: Cómo los Judíos Inventaron Hollywood”). La lista de los primeros magnates del cine pareciera ser una lista de presidentes de una sinagoga: Adolph Zukor, fundador de Paramount, Carl Laemmle, fundador de Universal, Jack y Samuel Warner, fundadores de la Warner Bros., Louis B. Mayer, fundador de MGM, William Fox, jefe de la 20th Century-Fox, y Harry Cohn, que dirigía Columbia Pictures. A partir de 1908, cuando Walter Selig trasladó su compañía a California, con la excepción de la 20th Century-Fox de Darryl Zanuck (el “Estudio Goi”), los creadores y empresarios judíos guiaron el destino de la maquinaria de propaganda más grande de América.

Sin embargo, a pesar de su origen e identidad personal, las personas que más fácilmente podrían haber alertado al mundo sobre los peligros del régimen Nazi, decidieron que su consideración principal era proteger el mercado alemán para sus películas. La lista de compromisos que hicieron con su conciencia parece casi increíble. Urwand nos ofrece numerosas historias tras bambalinas de la cooperación activa entre Hollywood y Hitler que perturban la mente.

Los jefes de algunos de los principales estudios invitaron a oficiales Nazis a Los Ángeles, para que revisaran las películas escena por escena y las editaran para que se adaptaran a su propaganda. El régimen Nazi dictaminaba políticas con respecto a la idoneidad de los temas. Las películas que criticaban lo que ocurría en Alemania eran dejadas de lado. Una red mundial de monitores que se aseguró de que ediciones controladas por los Nazis se realizaran en todos los países, incluyendo los Estados Unidos, fue sancionada en voz baja. A modo de ejemplo, como un indicativo de los extremos a los que Hollywood llegó permitiendo que los censores alemanes ejercieran su autoridad, Jack Warner acordó eliminar la palabra “judío” de todos los diálogos en la película de 1937 “La vida de Emile Zola”.

En una carta de 1938 de la rama alemana de 20th Century-Fox, recientemente encontrada en archivos estatales alemanes en Berlín, el estudio le pidió humildemente a Hitler que compartira sus opiniones sobre las películas estadounidenses – y para asegurar la buena voluntad del destinatario, firmó la petición “Heil Hitler”. Y, lo más dañino de todo, de acuerdo con otro documento, los principales jefes del estudio ayudaron a financiar la fabricación de armamentos alemanes.

El dinero triunfó por sobre la moralidad. Las riquezas anularon la lógica.
¿Cómo fue esto posible? La respuesta más clara proviene de una cita de Louis B. Mayer, en respuesta a por qué detuvo la producción de una película que mostraba el principio del sometimiento de los judíos en Alemania: “Tenemos excelentes ingresos en Alemania y por lo tanto, en lo que a mí respecta, esta película nunca se realizará”.

Esa es la increíble verdad que yace detrás de la respuesta de Hollywood ante los terribles acontecimientos del siglo 20. El dinero triunfó por sobre la moralidad. Las riquezas anularon la lógica. El deseo de amasar fortunas inagotables selló el pacto con el diablo.

A la luz de esto, tenemos que evaluar si los medios de comunicación hoy en día son diferentes. ¿Cómo podemos explicar la obsesión contemporánea de retratar a Israel como agresor cuando desde su nacimiento ha sido acosado por enemigos que buscan decididamente su destrucción? ¿Cómo podemos entender la distorsión incesante de los medios de comunicación haciendo parecer que las víctimas israelíes son villanos y los terroristas suicidas son simplemente personas con quejas legítimas? ¿Cómo podemos comprender los reportajes que glorifican a los terroristas y que al mismo tiempo condenan a un país que sigue pidiéndole a sus enemigos, derrotados en guerras iniciadas por ellos mismos, que se acerquen para discutir acerca de la paz?

Tal vez los medios de comunicación han renunciado una vez más a la moral en favor del dinero de los enemigos ricos en petróleo de Israel. El juego de los medios de comunicación es la propaganda – y la propaganda invariablemente es comprada por el mejor postor. La lección de los años 30 que ahora ha salido a la luz con respecto a Hollywood y Hitler necesita ser recordada y enfatizada mientras reflexionamos sobre nuestra respuesta contemporánea ante los acontecimientos de hoy.

Nos serviría también reflexionar sobre la advertencia de Elie Wiesel: “La verdadera tragedia es que lo que hemos aprendido de la historia, es que no aprendemos realmente de la historia”.

Sobre el Autor

Rav Benjamín Blech

El Rabino Benjamin Blech es el autor de 12 libros altamente aclamados, incluyendo“Understanding Judaism: The basics of Deed and Creed”. Él es profesor de Talmud en Yeshiva University y es Rabino Honorario de Young Israel de Oceanside, en donde trabajó durante 37 años para luego retirarse persiguiendo sus intereses literarios e impartiendo clases en todo el mundo.

Fuente: aishlatino

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