lunes, 29 de julio de 2013

HOMOSEXUALIZACIÓN: Un río de Córdoba lleno de ESTRÓGENOS


Río Suquía, Córdoba, Argentina
Noviembre de 2012

La noticia se publica en La Voz del Interior y da cuenta de un singular evento, que aún no cuenta con explicaciones oficiales, que podría estar relacionado con oscuras maquinaciones constantemente denunciadas por los teóricos de la conspiración: la reducción de la población mediante la esterilización gradual.
Aparentemente el río Suquía (Primero), que atraviesa la capital cordobesa, registra altas concentraciones de estrógenos. Una investigación que lleva ya dos años y medio encontró en las aguas del río Suquía concentración de estrógenos por encima de lo admitido por normativas internacionales. Ahora, los investigadores intentarán encontrar cuál es la causa de la aparición de esas hormonas en el curso de agua.

Lo que resulta cierto es que el inexplicable hallazgo cuenta con una hipótesis sostenida por los conspiracionistas: las elites mundiales buscan mantener su statu quo mediante el control encubierto del crecimiento demográfico. De este modo, la homosexualización de la población es una forma de ralentizar la explosión demográfica. Según los teóricos, otras medidas como el matrimonio gay, la utilización de esterilizantes en los alimentos y los productos descartables o la legalización del aborto son herramientas destinadas a tal fin.


El trabajo sobre el río cordobés lo lleva adelante un equipo liderado por Alberto Ferral, del Centro de Investigación y Desarrollo para el Medio Ambiente (Cidma) de la Universidad Blas Pascal. Los primeros resultados serán presentados mañana en el Cuarto Congreso Internacional sobre Gestión y Tratamiento Integral del Agua.

En los análisis realizados aguas abajo de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) de Bajo Grande, en el extremo este de la ciudad de Córdoba, se encontró una concentración de estrógenos 10 veces mayor al límite establecido por normas internacionales.

“Eso nos estaría indicando la presencia de estrógenos en el Suquía, sin poder ser eliminados en su totalidad por la planta depuradora”, sostiene la investigación, aunque aclara que no existe todavía tecnología de depuración capaz de eliminar esas hormonas en su totalidad cuando están presentes en el agua.

Los estrógenos son hormonas sexuales femeninas. En el trabajo se indica que los efectos fisiológicos de estas hormonas son numerosos: regulan el crecimiento celular y tisular, la reproducción, el metabolismo, la inmunidad, mantienen los ciclos reproductivos y aseguran un equilibrio entre los diversos sistemas y aparatos.

Además, el estudio de Ferral advierte que la presencia en el medio ambiente de estrógenos y de compuestos con posibles efectos estrogénicos puede dar lugar a múltiples efectos.

Entre ellos se destacan niveles anormales de hormonas en sangre, reducción de la fertilidad, alteraciones del sistema inmunológico, feminización de machos y criptorquidia.

También puede producir disminución del conteo de espermatozoides, tumores de los tractos genitales masculino y femenino, malformaciones del aparato reproductor, alteración de la estructura y densidad ósea, y desarrollo de tumores estrógeno-dependientes.

El trabajo también cita una publicación de la Academia de las Ciencias estadounidense que reveló que con sólo cinco nanogramos de estrógenos por litro, aproximadamente lo que se encuentra a la salida de las plantas depuradoras de agua, se podía provocar la desaparición de toda la población de peces foxinos de un lago.

Esto se provoca por la feminización hasta la esterilización de los machos, en un plazo de apenas dos años.
Ferral remarcó que se encontró presencia de estrógenos en otros puntos del Suquía, aunque la concentración más importante fue en Bajo Grande. Y que para hacerlo, se solicitaron reactivos a un laboratorio japonés ya que no existían esos elementos para detectarlos en agua.

“Habíamos estado más de un año sin poder detectarlos, y ahora vamos a estudiar de dónde provienen”,
dijo Ferral.

En ese sentido, las hipótesis del origen están en los anticonceptivos que toman las mujeres y las hormonas que se usarían en la cría de pollos. También, en componentes de otros productos como insecticidas y plásticos que se comportan igual que las hormonas.

“Lo que sí sabemos es que las concentraciones de los anticonceptivos son extremadamente altas para que puedan actuar en el organismo. Entonces no se asimila todo lo que se ingiere, sino que se elimina alrededor del 50 y 60 por ciento. Y son de alta resistencia, justamente para que causen efectos, y por eso las plantas no los depuran”, sostuvo Ferral.

La próxima etapa de la investigación incluye una encuesta a más de 500 mujeres residentes en áreas cercanas al río para intentar conocer sus hábitos de consumo, principalmente al uso de píldoras y parches anticonceptivos. También incluirá la evaluación del uso del suelo en la cuenca del Suquía, inventariar asentamientos y criaderos de animales en la zona de influencia.

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