miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ayya Khema: Acerca del "Sufrimiento" en la Doctrina Budista




Venerable Ayya Khema
Acerca de Ayya Khema y su Enseñanza:

Nacida en Alemania en 1923, de padres judíos, Ayya Khema fue educada en Escocia y China y posteriormente se convirtió en ciudadana de los Estados Unidos. Se casó y tuvo un hijo y una hija. En 1979 se ordenó como monja en Sri Lanka y le fue dado el nombre de “Khema”, que en pali significa seguridad. Ayya significa Venerable.

En Sri Lanka conoció a su maestro, el Venerable Matara Sri Ñāṇanārāma, de Nissarana Vanaya, quien la inspiró a que enseñara meditación jhana. En 1978 ayudó a establecer el Wat Buddha Dhamma Forest Monastery, de tradición Theravada, cerca de Sidney, Australia, en un terreno comprado y donado por ella. En 1982 ayudó a establecer el Centro Internacional Budista de Mujeres cerca de Colombo. También fue la directora espiritual del Buddha-Haus en Alemania, establecido en 1989 bajo su auspicio. Dedicó la mayor parte de su tiempo enseñando cursos de meditación en distintas partes del mundo.

Ayya Khema escribió veinticinco libros sobre meditación y las enseñanzas del Buddha en inglés y alemán. Entre sus obras publicadas se destacan La Isla Interior (Be an Island unto Yourself) (Parappuduwa Nuns Island, 1986), All of us: Beset by Birth, Decay and Death (Parappuduwa Nuns Island, 1987) - traducción española publicada por el Fondo Dhamma Dana - y Siendo Nadie, Yendo a Ninguna Parte (Being Nobody, Going Nowhere) (Wisdom Publications, 1987). El título de su autobiografía es I Give you my Life (Shambala, Boston & London, 1998).


Ayya Khema murió el 2 de Noviembre de 1997 en Buddha Haus, Uttenbühl en Alemania luego de una breve enfermedad.



Agradecemos el trabajo realizado por Enid Pacheco quien ha traducido esta primera plática y continuará traduciendo algunas más. (Edición por Alina Morales Troncoso).





Surgimiento Dependiente Trascendental



Esta mañana voy a hablarles sobre el discurso del Buddha llamado "Upanisa Sutta" o Surgimiento Dependiente Trascendental. Surgimiento dependiente significa causa y efecto. Todo lo que surge tiene una causa, por lo tanto, obtenemos el efecto. Y existe el surgimiento dependiente mundano que el Buddha enseñó, el cual nos muestra la rueda del samsara, la rueda de nacimiento y muerte. Eso es ignorancia y va a través de nuestro contexto de los sentidos, de nuestras reacciones a las sensaciones, ya que nos desagradan las no placenteras y nos agradan las placenteras, y debido a esto, hay deseo de lo placentero, el apego hacia eso, y viene entonces el nacimiento, el renacimiento, y con ello surge toda la masa de sufrimiento, y lo que ha renacido tiene que morir. Pero en esa secuencia existe una puerta de salida, a saber, la no-reacción a las sensaciones, y es la única puerta de salida. Las sensaciones son sólo sensaciones, no hay necesidad de reaccionar. Es algo muy difícil de hacer, aún cuando suena muy simple, 'no reacciones a tus sensaciones', es decir, ¿que podría sonar más simple? Todo el que tiene hambre, quiere comer; todo el que tiene sed, quiere beber; todo el que tiene un dolor, quiere deshacerse de él, por lo tanto, decir: 'no reacciones a tus sensaciones' no es suficiente, no sólo se requiere de práctica, se requiere más que eso; se requiere que la persona experimente lo fugaz de la transitoriedad de la persona en su totalidad, y sólo entonces existirá una posibilidad de realmente no reaccionar.



Por otro lado, el Buddha, el Iluminado, tenía sensaciones, no hay tal cosa como una persona sin sensaciones. Pero las sensaciones no penetran la corriente mental, ellas sólo son sensaciones, no hay elaboración en ellas. La sensación ha surgido, pero la mente no tiene nada que ver con eso, ella nota la sensación, la conoce, hay una sensación, podemos nombrarla, allí debe haber una percepción, 'esta sensación puede ser de hambre', o 'esta sensación puede ser de un dolor en mi rodilla' o lo que sea, puede nombrársele, pero eso es todo. Pero mientras practicamos no podemos perfeccionarla sin penetración, por lo tanto, no podemos realmente llegar a la puerta de salida hasta que obtengamos penetración. Sin embargo, el Buddha nos da una segunda secuencia de eventos, el surgimiento dependiente trascendental, el cual muestra una manera diferente de salir de esa secuencia, de esa rueda de nacimiento y muerte, y ésta no comienza con la ignorancia, que es nuestro derecho de nacimiento, por así decirlo, venimos equipados con ella, sino que empieza con dukkha, con insatisfactoriedad, con sufrimiento, y eso, por supuesto, es también un derecho de nacimiento, sólo que aquí tenemos la posibilidad de reconocerlo, en donde alguien que es ignorante no tiene la oportunidad de reconocer la ignorancia; la ignorancia impide el conocimiento de la ignorancia, pero dukkha, la insatisfactoriedad, no nos impide conocerla, tenemos esa posibilidad, y generalmente, en la mayoría de las personas, conlleva un duro golpe.



Los golpes suaves son generalmente pasados por alto. Los golpes sueves tienen generalmente la reacción de: 'bueno, si él no hubiera hecho eso', o 'si ella no hubiera hecho eso', o 'si ellos no hubieran hecho eso', o algo así, no tienen un resultado real, y aún los golpes duros no siempre tienen un resultado real. Los golpes duros pueden tener dos tipos de reacciones diferentes. Tenemos el tipo de reacción donde hay rebelión; bueno, la rebelión no ayuda, no sirve. La rebelión siempre está buscando la causa fuera de uno. O hay resignación, lo que es un retraimiento; bueno, eso tampoco ayuda porque cuando uno se retrae uno no tiene la oportunidad de hacer algo; y la rebelión no sirve porque generalmente resulta que suceden cosas muy desafortunadas; además, la rebelión es aún más dukkha porque hay una constante sensación de querer luchar. El otro tipo es la sensación de: 'quiero alejarme de', 'me voy a esconder,' 'las cosas no son como yo las quiero de modo que me voy a esconder de ellas'; ninguna de las dos sirve. Luego, por supuesto, tenemos a esas personas que se deprimen totalmente por cualquier tipo de golpe que reciben, o del otro tipo que dicen: 'Oh, voy a lograrlo de todos modos'. Por lo menos estos últimos tienen la oportunidad de vivir una vida mundana, pero no hay la oportunidad de vencer el sufrimiento porque aún cuando se supere ese duro golpe, ¿qué hay para prevenir que sigan otros duros golpes? No tenemos ninguna garantía en absoluto.



Así que la insatisfactoriedad tiene que ser vista de un modo diferente a todas estas posibilidades. No debemos rebelarnos, ni debemos resignarnos, y debemos ir más allá, pensando: 'Ok, yo lo lograré.' ¿Quiénes son los sobrevivientes? Y finalmente hay sobrevivientes, pero ¿sobreviviendo a qué y por cuánto tiempo? Como dije antes, lo más que podemos esperar es que alguien llegue alrededor de los ochenta, ¿no es así? Bueno, la mayoría de las personas no llega tan lejos, pero algunas sí, y ¿a qué sobreviven? Sobreviven a cierta tragedia sólo para estar abiertos a otra; ahora, puede que se ahorren la segunda, quién sabe, a lo mejor no hay una segunda que suceda. La mayoría de las personas que no han podido resolver la primera les sucede una idéntica la segunda vez, y si no aprenden con esa, probablemente les suceda una tercera vez y quizás entonces aprendan, pero aun seguimos estando en el reino mundano en donde todo está propenso a que nos suceda y nos tendrá que suceder para poder ir más allá de esa tonta inseguridad de todo. Un fuego puede destruir todas nuestras pertenencias, un accidente puede destruir nuestro cuerpo, un tipo de rechazo puede destruir nuestra vida agradable, todas estas cosas suceden inevitablemente, están constantemente ahí, y debido a eso tenemos que conocer dentro de nosotros mismos la ansiedad que es. A menos que ya nos hayamos recluido, no queremos saber sobre eso; luego, por supuesto, depende de cuán lejos nos hayamos recluido. Hay personas que se recluyen tanto que a veces tienen que ser llevados a un hospital; algunas veces se recluyen parcialmente, todavía pueden funcionar, pero cortan sus sensaciones, lo que puede ser realizado efectivamente, es una situación fingida. Pero entonces, todos estamos viviendo una situación fingida, algunas personas aparentan esto, otras aparentan aquello, algunas personas aparentan que no tienen sensaciones, todos ellos están aparentando algo, nosotros aparentamos que somos alguien, así que, cualquiera que sea la situación fingida, no importa, ésta es peligrosa, en la que no conocemos sobre el sufrimiento porque nunca saldremos, vamos a estar inmersos en él por siempre. Aquel, mientras cambia en sí mismo, el tipo de dukkha en el que tenemos cambios -no siempre tenemos el mismo dukkha todo el tiempo- siempre es diferente, pero como no podemos ver claramente que no podemos salirnos a menos que vayamos en una dirección diferente, podemos inclusive llamarlo, más o menos, una situación permanente.



De ese real entendimiento de que hay trascendencia, de que hay una manera diferente de manejarla, viene lo que en inglés llamamos fe. La fe, en la terminología del Buddha, es diferente a la que en la sociedad cristiana pensamos que es; no tenemos otra palabra, pero quizás una mejor palabra sería 'confiar', en Pali la palabra es "saddhā", que en realidad significa, traducido literalmente, 'confianza'. El Buddha dijo algo interesante sobre la fe, la comparó con un gigante ciego que se encuentra con un pequeño lisiado de ojo agudo. El gigante ciego se llama fe y el lisiado de ojo agudo se llama sabiduría. El gigante le dice al lisiado de ojo agudo: 'Yo soy muy fuerte y puedo ir lejos, pero no puedo ver hacia dónde voy, y tú eres débil y enclenque y no puedes ir muy lejos pero puedes ver muy bien, así que ven y móntate en mis hombros y juntos llegaremos al final del camino'. La fe tiene esa sabiduría en sus hombros, en otras palabras, la fe ciega puede mover montañas pero no sabe cuál montaña mover, ése siempre ha sido el peligro inherente a la fe. No poder ver se llama 'fe ciega' y si uno no puede ver, ¿cómo sabe cuál montaña necesita ser movida? Por lo tanto, la sabiduría tiene que ser parte de ella, por lo que la llamamos 'confianza'. Esa confianza está esencialmente en algo desconocido para nosotros, pero es una intuición subyacente; una intuición subyacente de que debe haber algo más en la vida, algo que no hemos experimentado hasta ahora. Eso no puede ser todo, y a no ser que tengamos esa intuición estaríamos bastante cerrados en nuestra sensibilidad porque es una cualidad humana conocer eso, y eso es lo que nos hace buscar, buscar en muchas direcciones, no siempre en la dirección correcta; de hecho, la mayoría de las veces es en la dirección equivocada, pero esa búsqueda también nos conduce a la dirección correcta donde nuestra intuición nos ha dicho que debe haber algo más, que no puede ser sólo comer y dormir, trabajar y procrear, enfermarse y sanarse, y luego morir, debe haber un poco más que eso, eso no puede ser todo. Y mientras tenemos algunos destellos de eso, de ese 'poquito más', cuando tenemos un hermoso contacto con nuestros sentidos, como una hermosa vista o un sonido o incluso una hermosa sensación, son muy fugaces para llenarnos, por lo que vamos tras ellos una y otra vez. Algunas personas se vuelven adictas a la música clásica, eso es lo que los hace felices, o a un hermoso ocaso, o a las pinturas de los viejos maestros, y eso es lo que los hace felices; esos son contactos fugaces de los sentidos y hay la sensación de haber trascendido un poco el monótono trajín diario, pero no es satisfactorio, no llena. Si ustedes leen las historias de las vidas de los grandes pintores y músicos, si las han leído, sabrán cómo la mayoría de ellos fueron desesperadamente infelices, ellos pensaron que habían trascendido, pero no lo hicieron, aún aquellos que realizaron las obras maestras -no sólo nosotros, que sólo las vemos o las escuchamos. Sus intuiciones nos dicen y nuestra intuición nos dice que 'trascendencia' significa buscar un sendero diferente, así como también confiar en dicha intuición; luego va a depender del hecho de si escuchamos algo o si leemos algo, o si conocemos algo que nos muestre un sendero diferente, una manera diferente. Nosotros llamamos a eso 'percepción del Dhamma, el verdadero Dhamma, la verdadera enseñanza'.



Ahora, la verdadera enseñanza no tiene que ser necesariamente la enseñanza buddhista; tiene que ser verdadera en el sentido de ser espiritual, en el sentido de no crear fe ciega o de seguir a un guru o estar creyendo en todo aquello que dicen y luego realizar actos mecánicos, sino que tiene que llenar el corazón con la elevada búsqueda del gozo, pero aquí veo algo que puede llevarme más allá de las cosas cotidianas que me hacen infeliz, y que llena la mente con el entendimiento: “Yo sé que puedo entender cómo se hace”. Sólo si estas dos están articuladas puede surgir la adecuada confianza. No importa de dónde venga.



El Buddha nunca dijo que él era el único maestro, lo que dijo fue: 'Investiguen las enseñanzas y pregunten a los discípulos... investiguen las enseñanzas y pregunten a los discípulos, y sólo cuando eso esté hecho y estén totalmente satisfechos, síganlo'. Entonces, cuando llegamos a través de nuestra intuición al entendimiento de que hay algo más en la vida, entonces, lo que hasta ahora se nos ha ofrecido en bandeja, la vida material -la vida material que no tiene salida-, las cosas materiales se caen a pedazos así como nosotros; todo lo que es material se cae en pedazos, nosotros nos caemos a pedazos, todo se cae en pedazos. Entonces hemos visto que hay algo, y luego tenemos la buena fortuna de encontrar el primer paso en el sendero, el entendimiento del sendero, surge la confianza, luego, a medida que oímos un poco más, practicamos un poco más, seguimos adelante. Eso no significa que uno no pueda vivir nunca más una vida cotidiana y ordinaria; uno tiene que vivir una vida cotidiana y ordinaria porque el cuerpo necesita ser alimentado; si el cuerpo no es alimentado, perecerá después de un tiempo, no tan rápido como podríamos pensar, pero después de un tiempo.



Ahora, a esta fe se le llama algunas veces la gema purificadora de agua, es sólo una expresión en Pali que significa que purifica el agua sucia que serpentea alrededor de la mente y que le quita la posibilidad de ver claramente porque la confianza ya no tiene escepticismo ni materialidad en ella. La materialidad y la religiosidad no dan respuesta a esta búsqueda, ninguna de ellas, porque ambas están basadas en premisas que provienen de una percepción errónea. No es la religión la que nos muestra el camino de salida, es un sendero estrecho el que nos muestra la salida, y no es el materialismo, por supuesto, porque no hay salida en él, ese sólo es dar vueltas en círculos. Por esta fe de la joya purificadora de agua, que purifica un poco nuestras impurezas, debido a esa mezcla, surge el gozo, una clase de gozo interior, un gozo interno de saber hacia dónde vamos, y es un seguro contra la depresión y el aburrimiento. Si uno sabe hacia dónde va, si uno sabe que sólo depende de uno y que no tiene nada que ver con ganarle a otros, o siendo correcto o teniendo cierto apego o adhesión, por el contrario, depende enteramente de nuestra propia purificación y práctica, entonces el gozo surge automáticamente en el corazón porque vemos algo que es bastante diferente de lo que todo el mundo está hablando, y eso de lo que todo el mundo está hablando parece hacer a la gente terriblemente feliz. Si piensan un momento en las personas que conocen, aun esas que conocen medianamente, y luego piensen en una persona que esté realmente llena de gozo interno, sólo las personas que están llenas de gozo interno son aquellas que están siguiendo un sendero de salida al materialismo, un sendero que les muestra una visión, desde el principio, de vencer todas esas debilidades, pero no se hace desde el principio, uno no vence dukkha desde el principio, pero la visión está ahí, la visión de ser capaz de vencer porque algo ha sido visto. Ese gozo interno es absolutamente un prerrequisito para la meditación porque ahora este sendero entra en la meditación. Nuestro gozo depende de haber visto que la purificación del corazón y la mente son los primeros pasos necesarios.



Como hemos estado hablando sobre el amor benevolente y la compasión, la generosidad y conducta moral, sin éstas no hay gozo interno, porque sin ellas lo que hay es egoísmo, ganancia material y también falta de contacto. El contacto está estrictamente limitado a nuestros sentidos, pero cualquiera que haya estado en una búsqueda de la verdad sabe que hay algo más, tiene que haber algo más que nuestros sentidos, es muy limitado y limitante, ellos no nos ofrecen lo que estamos realmente buscando. Por lo tanto, este gozo interno que surge de saber hacia dónde va uno, de que hay un sendero y la confianza de que uno ha elegido el correcto -porque la mente entiende y el corazón lo ama- sólo entonces uno sabe que ha elegido el correcto. No hay ninguna duda, si uno entiende, uno no necesita dudar y si uno ama, uno se queda con eso, ambos absolutamente esenciales. Entonces de ese gozo interno, cuando comienza la meditación, viene lo que se llama arrobamiento. Ahora, la gente siempre está confundida con respecto a esta palabra porque siempre suena como si fuera energía que se está apagando; bueno, no tiene por qué estarse apagando. El arrobamiento tiene cinco maneras de aparecer. Primero que nada, es un momento donde el pensamiento cesa en la meditación y uno está atento a las sensaciones, es decir, sensación física y es la más baja de lo que podríamos llamar una absorción meditativa. La cualidad física y la sensación física siempre están en el punto más bajo, en la base de todo. Primero tenemos que pasar por lo físico, eso no significa que sea desagradable o malo, sólo significa que es la vía más baja. Lo que tenemos como manifestación material viene primero; primero todos sabemos que tenemos un cuerpo, por lo tanto, lo primero que sucede es la sensación física, puede ser como una onda, puede ser como pelo surgiendo en el cuerpo, puede ser como destellos o puede ser como una inundación, como si uno se ahogara en ella. Puede ser moderada o fuerte, puede ser momentánea o puede durar un rato, y siempre es extremadamente placentera, pero puede ser medianamente placentera o asombrosamente placentera, cualquiera de las dos.



Ahora, ese arrobamiento tiene que tener como base el gozo del sendero y la confianza, y algunas veces ambas funcionan juntas. Si la confianza ha estado ahí moderadamente y luego surge el arrobamiento, entonces la confianza se consuma porque lo que Buddha dijo obviamente sucede. Este arrobamiento físico resulta en una alegría emocional y esta alegría emocional les recuerda todo esto. Lo que quiero decir es que todo el sendero es mundano, todo esto es mundano; lo trascendental comienza mucho después. Todo esto está en el sendero mundano, pero este sendero mundano es necesario para poder llegar al sendero trascendental. No hay atajos, y una de las cualidades más importantes es la virtud de la paciencia, paciencia y perseverancia. Si uno siembra semillas en el jardín y las cultiva y las riega, uno tiene que tener paciencia hasta que la planta haya crecido, pero si uno actúa como un niño pequeño y comienza a escarbarlas al día siguiente, y luego va corriendo donde su mamá diciendo: ¡mira, sembré las semillas ayer y no ha pasado nada! uno no puede esperar que resulte. Entonces del arrobamiento, que tiene una razón, viene la felicidad. La felicidad es emocional y está un paso más allá de la sensación física agradable. La felicidad inevitablemente surge porque si uno tiene una sensación física agradable, hay felicidad. La felicidad puede ser fuerte o moderada dependiendo de cuán fuerte haya sido el arrobamiento. La palabra arrobamiento puede ser engañosa, pero no puedo pensar en otra palabra, puedo decir sensación física agradable, que generalmente se traduce como arrobamiento, la palabra en Pali es Piti.



Ahora, la felicidad que surge es la primera vez que surge. Si en nuestra vida la felicidad ha surgido independiente de condiciones externas, dependiendo sólo de las condiciones internas, esa clase de felicidad es mucho más valiosa que aquella que surge dependiendo de condiciones externas; aquella que depende de condiciones externas está constantemente cayéndose a pedazos porque las condiciones externas están constantemente cayéndose a pedazos. El clima cambia, el mercado de valores cambia, la gente que vive cerca de uno cambia, la comida cambia, todo funciona un poco todo el tiempo, un día es de noche, al siguiente es de día, constantemente algo sucede. Pero cuando la felicidad surge, la de la primera clase, la felicidad interna, generalmente es una experiencia tan abrumadora que uno comienza a llorar porque esa clase de felicidad nunca antes había sido experimentada, totalmente independiente de lo que sucede en el mundo; si al menos uno puede ser feliz independientemente de lo que pasa en el mundo, uno ha realizado un gran paso aun cuando todavía sea una felicidad dependiente; depende de la concentración porque todo esto depende de la meditación y la concentración, pero bueno, por difícil o exagerado que pueda sonar, todo el mundo puede hacerlo. Si este primer paso ha sido realizado, la confianza en el sendero espiritual, y después sentarse a meditar, cualquiera puede hacerlo sin excepción. Y mucha gente se queda atascada ahí porque es tan placentero, bueno, eso es sólo otro apego, ni siquiera hemos llegado todavía al sendero trascendental, aún seguimos en la vida mundana. Cualquier buen maestro le mostrará esa dificultad a su estudiante y le dirá cómo superarla, es sólo un pequeño asunto.



La felicidad que ha surgido entonces, tiene como resultado serenidad, tranquilidad. Ahora, cuando surge el arrobamiento, algunas veces estas tres son comparadas con haber estado muy sediento y ver agua a la distancia y emocionarse porque muy pronto será capaz de beber. Estar sediento significa, por supuesto, que no estamos satisfechos, algo falta. La felicidad que surge es comparada con beber el agua, él realmente está muy feliz por haberla podido beber finalmente después de haber estado sediento por tanto tiempo; la serenidad y la tranquilidad que surgen son comparadas con estar bajo un árbol y descansar bajo su sombra después de haberse saciado, estar totalmente a gusto; haber conseguido lo que uno quería, ésa es la tranquilidad.



Ahora, en esta particular secuencia de eventos, después de la tranquilidad, sólo surge la verdadera concentración. Eso no significa que estos pasos no necesiten la concentración, sí la necesitan; necesitan el sendero de la concentración para poder llegar a estos tres pasos, pero de estos tres pasos surge un tipo de concentración que luego alcanza penetración. Sin haber preparado la mente a través de estos pasos, una profunda correcta percepción, percepción real, no es posible. Primero, la mente puede que no lo haga, y segundo, si llega ahí, a una vaga noción de ella, no puede manejarla, inmediatamente dice: 'No, quiero regresar a mi viejo, acostumbrado y confortable lugar, donde siempre he estado, donde conozco los alrededores', y eso, por supuesto, le impide a uno seguir adelante.



Por principio la mente tiene que estar preparada a través de estas tres etapas de arrobamiento, felicidad y tranquilidad, y en el momento en que las hay …¿pueden ustedes imaginar a una persona recostada debajo de un árbol sin absolutamente ninguna preocupación en el mundo, totalmente a gusto, teniendo todo lo que quiere, y luego mostrarle algo nuevo? Esa persona puede realmente tomarlo, ella no va a decir: ¿Y qué? no hay nada en la mente, la mente está clara, la mente no está teniendo ninguna ola de agitación. La mente está pura porque en esos tres pasos, los cinco impedimentos han sido suprimidos, más no eliminados; esos cinco impedimentos son como las malas hierbas, deben ser erradicados. Para erradicarlos uno necesita penetración, pero para cortarlos uno necesita calma, tranquilidad, felicidad, entonces en ese momento esos cinco impedimentos fueron totalmente suprimidos, no hay deseo sensual, ni mala voluntad, ni preocupación ni agitación, ni somnolencia, ni duda.



Sólo cuando estos impedimentos son suprimidos la mente está clara y con esto puede alcanzar arrobamiento, felicidad y tranquilidad. Por lo tanto, debido a que la mente en ese momento no tiene ninguno de esos enemigos, la concentración puede ser total, y eso se llama ver las cosas o tener el conocimiento y la visión de ver las cosas como realmente son, esto en Pali se llama "yathābhūtañāṇadassana", tener el conocimiento y la visión de ver las cosas como realmente son. Ahora, no es poco común que las personas que han tenido arrobamiento, felicidad y tranquilidad, no hagan nada, sólo recostarse bajo la sombra de un árbol y disfrutarlo, eso significa que ellas permanecen en el sendero mundano, no están saliendo; para ello, debe haber una orientación deliberada de la mente hacia la penetración. La penetración es, en primera instancia, penetración en la impermanencia, que no sólo es una de las más fáciles de ver sino que está tan constantemente accesible que uno ni siquiera tiene que intentar. Y la mente que no está siendo molestada ni afectada por sus enemigos, clarificada a través de la gema purificadora de agua de la fe y de la confianza, esa mente puede ver, puede ver la impermanencia, no sólo de las pertenencias de uno, no sólo de lo que uno sabe porque uno continúa olvidándolo, no sólo de las pertenencias de uno porque uno sigue perdiéndolas, no sólo de esas cosas mundanas, materiales, sino que puede ver su propia impermanencia, y que esa paz, tranquilidad y felicidad son totalmente impermanentes porque en el momento que uno sale de la meditación todo vuelve a ser como antes. Eso es exactamente lo que el Buddha experimentó cuando estaba con esos maestros del que les hablé. El aprendió la absorción meditativa y el maestro le dijo: Eso es todo lo que podemos enseñarte, ahora tú puedes ser un maestro y quedarte aquí también, y él dijo: 'No, gracias, yo no vine a eso', porque en el momento que salió de la absorción meditativa él sabía que el sufrimiento era el mismo que antes, aún había nacimiento, enfermedad, decadencia y muerte, todavía estaban las cosas que no podíamos tener, y las cosas que uno tenía y no quería tener; nada había cambiado en absoluto, uno aun seguía en la rueda mundana del bien y del mal, del querer y no querer. Entonces, si uno sólo se recuesta a disfrutar bajo la sombra de un árbol uno está en ese mismo punto.



Por lo que aquí uno tiene que usar la claridad, la luz de la mente para poder ver la impermanencia; la impermanencia de la mente, la impermanencia del cuerpo, y a medida que uno lo ve cada vez más y más claro llega un momento en que uno realmente tiene la sensación de ser nada, excepto sólo una brizna de viento y todo lo demás, lo mismo. Ahora, sólo esta mente totalmente tranquila, feliz, puede aceptar eso, de lo contrario, no aceptamos que no hay nadie, no sólo da miedo sino que el ego no lo permite: 'Yo, que he luchado tanto todos estos años, ¿no estoy realmente aquí?' Nadie quiere eso. Pero cuando la mente está totalmente feliz, totalmente a gusto, nada le preocupa, nada la perturba, ha visto esa claridad, la felicidad interna y el gozo, y luego saber que en realidad sólo hay una percepción errónea, es el más grande alivio que puede haber. Saber, el conocimiento y la visión de que las cosas son como son, significa que uno ve la impermanencia, la cual no sólo significa que las cosas cambian, no sólo significa que las personas mueren, que nuestras pertenencias se desgastan, que nuestro dinero no valdrá nada por la inflación, no sólo significa eso; la impermanencia tiene entonces ese aspecto de haber experimentado que la solidez que pensamos que existe es un producto de la imaginación, no hay solidez en ninguna parte y eso puede ser experimentado; y cuando es experimentado, el mundo obviamente cambia, y nosotros cambiamos con él.



Entonces, ese conocimiento y visión están todavía en el sendero mundano porque ahora ha de venir el siguiente paso, y el siguiente paso es llamado desilusión. La desilusión de todas las cosas, de todo lo que siempre hemos tenido como muy querido; eso no significa que dejamos de amar, al contrario, ése es el día en que empezamos a amar realmente porque ya no deseamos nada, hemos visto con claridad, no sólo la impermanencia, sino también hemos visto con claridad que el querer genera sólo sufrimiento. La primera y segunda Nobles Verdades. La primera Noble Verdad es dukkha, y la segunda Noble Verdad, que la única razón de dukkha, es querer. 'Yo quiero', y la mayoría de las veces 'no puedo tenerlo', o 'si lo puede tener, quiero otra cosa más porque lo que ya tengo, bueno, no lo quiero más', entonces, necesito querer otra cosa más ¿verdad? Luego llega el momento de la desilusión de ver que no hay nada que valga la pena querer o tener, nada de nada; no sólo no hay solidez ni substancia en ello, sino que el quererlo en sí mismo hace que parezca como si tuviera substancia porque el querer crea otra vez la solidez, y esa desilusión significa que nada vale la pena de tener nunca más. Ahora, la razón por la que podemos empezar a amar, amar verdaderamente, es porque nosotros podemos realmente dar porque no queremos tener, entonces podemos dar de verdad; sólo entonces se hace puro, y de ahí surge el total desapasionamiento.



La desilusión es el primer paso, y el desapasionamiento es el siguiente, y ése es el comienzo del sendero ultra-mundano. Así que todo el camino hacia la desilusión está aun en el sendero mundano, pero al menos estamos en el sendero correcto. Pero cuando llegamos al desapasionamiento, cuando volvemos otra vez a ese lugar de estar bajo la sombra del árbol, y habiendo realizado que nada vale la pena tener, o querer ser, o llegar a ser, o poseer, no porque no se merezca, sino porque es producto de nuestra imaginación, no hay solidez en ello, no hay nada que nos satisfaga, entonces, cuando llegamos a ese punto de desapasionamiento nos sentamos a la sombra del árbol totalmente a gusto, no hay nada que ganar ni nada que perder, todo está sucediendo de todos modos. Ese desapasionamiento es entonces el sendero ultra-mundano, el cual nos conduce a la liberación.



La liberación, vimutti, es la liberación del yo, y cuando es la liberación del yo, es la liberación de todos los problemas porque sólo el 'yo' puede tener problemas, sólo el yo puede renacer, sólo el yo puede tener alguna clase de conexión, apego o deseo.



El desapasionamiento tiene que extenderse hacia lo que yo llamo las cinco khandhas, que ya les había mencionado antes. Los cinco atributos del apego son: cuerpo, sensación, percepción, formaciones mentales y conciencia. Cuando vemos nuestro apego a ellos -porque nos hemos desilusionado de todo lo que existe- podemos ver entonces que nuestro pensamiento, nuestro apego de que éste es mi cuerpo, mi sensación, mi pensamiento, mi percepción, mi conciencia, podemos ver claramente que eso también es un producto de nuestra imaginación, que los pensamientos son pensamientos como burbujas de aire, que los sentimientos son sentimientos, y el cuerpo, bueno, ¿qué es el cuerpo? de polvo a polvo, entonces, ¿qué es lo que hay ahí? ¿Qué hay ahí de mí? De esta manera, este desapasionamiento hacia las sensaciones, el pensamiento y el cuerpo surge de la desilusión de todo aquello que puede ser tenido a través de esas cosas, a través de las sensaciones del cuerpo y los pensamientos. Todo esto está a nuestro alcance a través de nuestro cuerpo que es cómodo, a través de nuestras sensaciones que pueden ser placenteras o desagradables, a través de nuestro pensamiento que algunas veces es sano y otras veces insano. Debido a que estamos desilusionados con los resultados de eso, podemos ver claramente que nos volveremos desapasionados hacia ellos, podemos ver claramente que ellos realmente no tienen substancia, ninguna persona, sólo están sucediendo; el aire sucede, el agua sucede, el sol está ahí, las estrellas están ahí, las nubes están ahí, las sensaciones están ahí, los pensamientos están ahí, los cuerpos están ahí, los árboles están ahí, todo está ahí, pero ¿y qué? ¿Qué hay en eso?



Después ese desapasionamiento lo incluye a uno totalmente y de ahí viene la liberación. La liberación llamada Vimutti, Nibbana, Cesación, es un momento del sendero. Este momento del sendero surge dentro o fuera de la meditación, es un momento donde las sensaciones no están operando, pero la conciencia sí, la conciencia está consiente sólo de sí misma, y en ese momento no hay ninguna explicación, no hay entendimiento, sólo hay conciencia. Cuando el momento ha terminado, se llama momento base, y ese momento base es un momento donde uno sabe sin la menor sombra de duda cuántas corrupciones, impurezas, uno ha destruido. Es fácil, el momento del sendero es un momento de experiencia; no es otra cosa que la experiencia de algo que uno normalmente no experimenta; es la experiencia de no-yo, pero uno no dice: 'yo no estoy aquí,' es sólo una experiencia de eso; una experiencia que está totalmente conciente de algo diferente en uno mismo, algo que no tiene contacto sensual ni solidez.



Luego viene el momento después, que es un momento base, donde uno sabe: nunca más seré capaz de desear o nunca seré capaz de enojarme de nuevo, cualquiera que sea el nivel en el que esté; es el conocimiento de haber destruido las corrupciones; haberlas destruido todas significa el estado de Arahant, la Iluminación; haber destruido algunas de ellas significa que aún quedan algunas etapas en el camino. Las mismas personas saben lo que ha sucedido. Todo comienza con el conocimiento de dukkha.


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